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Huesos nasales


Enviado por   •  14 de Agosto de 2016  •  Informe  •  1.909 Palabras (8 Páginas)  •  200 Visitas

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Huesos nasales

Se sitúan a ambos lados de la línea media, entre las apófisis frontales del maxilar e Inmediatamente inferiores al borde nasal del hueso frontal. Cada hueso nasal es una lámina ósea cuadrilátera, aplanada de anterior a posterior, más ancha y menos gruesa inferior que superiormente. La cara anterior es convexa en sentido transversal. En sentido vertical es cóncava superiormente y convexa inferiormente. Esta cara presenta, en su parte media, el orificio de un conducto que se abre en la cara posterior.

La cara posterior está recubierta superiormente de asperezas por medio de las cuales el hueso nasal se une a la espina nasal del hueso frontal. En el resto de su extensión esta cara es cóncava y lisa, y está cruzada en toda su longitud por un estrecho surco, denominado surco etmoidal, por el cual pasa el ramo nasal externo del nervio etmoidal anterior.

El borde superior es dentado y se articula con el borde nasal del hueso frontal, medialmente a la apófisis frontal del maxilar.

El borde inferior tiene continuidad con el cartílago lateral de la nariz. Presenta, frente al extremo inferior del surco etmoidal, una escotadura por la que pasan los ramos nasales laterales del nervio etmoidal anterior.

El borde lateral se articula con la apófisis frontal del maxilar.

El borde medial, grueso y rugoso, se articula con el hueso nasal del lado opuesto.

Este hueso está casi enteramente formado por tejido óseo compacto. Sólo en su extremo superior se encuentra un poco de tejido óseo esponjoso.

El hueso nasal se desarrolla en el tejido conjuntivo que rodea la cápsula nasal a partir de un único centro de osificación que aparece en el tercer mes de vida intrauterina.

Vómer

Es una lámina vertical, media, delgada y aplanada transversalmente, que se halla situada en la parte posterior e inferior del tabique nasal.

Es cuadrilátero y en él se distinguen dos caras y cuatro bordes

Caras. Las caras son generalmente planas. A pesar de ello, con frecuencia presentan tales desviaciones de forma que una de las caras es convexa en mayor o menor parte de su extensión, mientras que la otra es cóncava. Ambas están cruzadas por estrechos surcos vasculares y nerviosos. Uno de ellos, más marcado que los otros, sigue el borde anterior del hueso y corresponde al nervio nasopalatino.

Bordes. El borde superior está dividido en dos láminas, las alas del vómer, proyectadas lateralmente y separadas por un canal. Este canal se engarza en la cresta media que presenta la cara inferior del cuerpo del hueso esfenoides. El vértice de la cresta esfenoidal no desciende hasta el fondo del canal comprendido entre las alas del vómer, y limita con éste el conducto vomerorrostral. El borde de las alas del vómer se extiende a ambos lados hasta la entrada de la fisura comprendida entre la apófisis vaginal de la lámina medial de la apófisis pterigoides y la cara inferior del hueso esfenoides. Esta fisura queda así cerrada, transformándose en un conducto denominado conducto vomerovaginal. El borde anterior es marcadamente oblicuo inferior y anteriormente.

Está también dividido en dos láminas. En la ranura delimitada por éstas, penetran: superiormente, el borde posterior de la lámina perpendicular del hueso etmoides; inferiormente, el cartílago del tabique nasal.

El borde posterior es delgado, libre y oblicuo inferior y anteriormente. Separa los orificios posteriores de las cavidades nasales o coanas.

El borde inferior se articula en toda su longitud con la cresta nasal y presenta, en su parte anterior, una escotadura muy marcada.

El vómer está únicamente integrado por tejido óseo compacto.

El vómer se desarrolla por medio de dos centros de osificación, que aparecen al final del segundo mes de vida intrauterina, en el tejido conjuntivo que reviste por ambos lados el cartílago que forma el tabique nasal primitivo. Se forman así dos láminas óseas, separadas por el cartílago vomeriano, que se unen a lo largo de su borde inferior. En el curso del desarrollo, el cartílago vomeriano se reabsorbe y las dos láminas óseas se unen. No obstante, el desdoblamiento del vómer en dos láminas distintas persiste en el adulto a lo largo de los bordes superior y anterior.

2. Cavidades nasales. Se trata de dos cavidades anfractuosas situadas a ambos lados de la línea media; superiores a la cavidad bucal ósea, inferiores a la base del cráneo y mediales a las cavidades orbitarias. Para examinar cómo están formadas las cavidades nasales, consideraremos cuatro paredes: lateral, medial, superior e inferior.

a) PARED LATERAL. Seis huesos intervienen en la constitución de esta pared: el maxilar, el hueso esfenoides, el hueso palatino, el hueso lagrimal, el cornete nasal inferior y el hueso etmoides.

El maxilar pertenece a la pared lateral de las cavidades nasales en virtud del segmento de su cara medial situado superiormente a la apófisis palatina.

El hueso esfenoides sólo interviene en la constitución de esta pared mediante la apófisis pterigoides. Ésta es posterior al maxilar y está separada de éste por un espacio que se ensancha de inferior a superior. La cara medial de la lámina medial de la apófisis pterigoides, situada en el mismo plano vertical que la cara medial del maxilar, forma la parte más posterior de la pared lateral de las cavidades nasales.

El hueso lagrimal es posterior a la apófisis frontal del maxilar y anterior al correspondiente laberinto etmoidal. La parte inferior de este hueso desciende sobre la cara medial del maxilar y recubre los dos tercios superiores del surco lagrimal del maxilar, que transforma en conducto nasolagrimal.

La lámina perpendicular del hueso palatino se articula a la vez con la parte posterior del maxilar y con la parte anterior de la apófisis pterigoides. Inferiormente, ocupa con su apófisis piramidal el espacio comprendido entre el borde posterior del maxilar y el borde anterior de las láminas pterigoideas, en la región en que ambas láminas se separan una de otra, limitando la escotadura pterigoidea. De este modo, dicha escotadura se encuentra cerrada por la apófisis piramidal, que contribuye en esta región a formar la fosa pterigoidea.

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