LA EUTANASIA: ¿DERECHO A MORIR O DEBER DE VIVIR?

LA EUTANASIA: ¿DERECHO A MORIR O DEBER DE VIVIR?

La Eutanasia es un tema muy complejo, básicamente, por la aceptación y rechazo que existe hacia este acto; en este ensayo se abordará, cada una de las críticas a favor y en contra por parte de los grupos sociales, de manera que reflexionemos acerca del tema: si aceptamos que debemos respetar el derecho a la vida ¿por qué no puede suceder lo mismo con la muerte para aquellos desahuciados que sufren dolor?

Desde hace mucho tiempo, la eutanasia es un tema que ha merecido la atención de muchos estudiosos, por la complejidad de su problemática, desde sociólogos, filósofos hasta religiosos (teólogos). Como se ha dicho, no es un tema nuevo, pero la polémica se ha seguido manteniendo con sus pros y sus contras. En la actualidad, constituye un reto para la sociedad decidirse en algún sentido: si aceptada o rechazada.

De manera muy general se concibe la eutanasia como la muerte dulce y tranquila que merece un enfermo en fase terminal.  Esta se clasifica en eutanasia pasiva, es el fallecimiento de un enfermo terminal tras omisión de tratamientos, que aun suponiendo le puedan prolongar su vida, se consideran inapropiados al no mejorar su calidad de vida o incluso poder deteriorarla aún más. También puede ser una eutanasia indirecta, la cual es la anticipación de la muerte con el doble objetivo de tratar sus síntomas al enfermo se le administran medicamentos contra el dolor y tranquilizantes que precipitan la muerte como efecto secundario. Finalmente está la eutanasia activa voluntaria, la que se define como la acción destinada a provocar la muerte de una persona que padece una enfermedad terminal o irreversible que le causa sufrimientos, considerados importantes, y sentidos subjetivamente como insoportables, atendiendo a su petición libre, voluntaria y reiterada, con el único fin de evitarle estos sufrimientos.

Como hemos dicho en el inicio del texto, existen dos puntos de vista respecto a la legalización de la Eutanasia, en este debate encontramos a aquellos que aceptan y otros que lo rechazan de forma drástica, pero cada uno de ellos defienden su posición con argumentos.

En primer lugar, la posición de las personas respecto a la eutanasia está muy marcada por las tradiciones morales. Para la tradición moral judeo-cristiana, la proposición fundamental con respecto a la eutanasia es que toda vida humana es sagrada, es algo dado por Dios, por lo que no podemos disponer de ella; de allí la consecuencia normativa de no matar puesta en los diez mandamientos.

Los principales pensamientos religiosos en contra de la eutanasia son: La vida es un regalo de Dios y sólo puede ser tomada por Dios, los seres humanos son valiosos porque son hechos a imagen de Dios, todas las vidas humanas son igualmente valiosas, el proceso de morir es espiritualmente importante y no debe ser perturbado.

Es del todo evidente que para las personas que adhieren a las religiones cristiana o judía, el rechazo a la eutanasia es absoluto (así como lo es el suicidio). Esta posición es coherente con la creencia en que la vida es dada por Dios y de ello deriva su santidad, lo que para los creyentes constituye un argumento decisivo para oponerse categóricamente a la eutanasia. La iglesia reposa su argumento en lo que la Biblia marca como pecado grave, el sexto mandamiento “no matarás” (Éxodo 20:13).

También se anexan argumentos en contra de la eutanasia que no son de carácter religioso. Una de las razones primordiales por las que no se acepta la eutanasia es porque se considera que la eutanasia legal favorecería una "pendiente peligrosa" en contra del derecho a la vida en otros campos por ejemplo en Holanda la eutanasia se aplica no sólo a enfermos, sino simplemente a gente que no quiere vivir. Además, se calcula que en Holanda se dejan morir a unos 300 bebés al año por nacer con minusvalías y hay casos (en este país rico) en que se niega sistemáticamente la implantación de marcapasos a personas mayores de 75 años; la eutanasia favorece y justifica otras actuaciones de "eliminación de los inútiles". Otra de las razones es que la eutanasia pervierte la ética médica que desde Hipócrates se ha centrado en eliminar el dolor, no en eliminar el enfermo. El fin de la medicina ha sido siempre el curar, y si no se puede curar al menos, mitigar el dolor; y en todo caso atender y acompañar al enfermo y a su familia.

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