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La importancia de las cosas pequeñas


Enviado por   •  1 de Febrero de 2019  •  Resumen  •  1.253 Palabras (6 Páginas)  •  92 Visitas

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LA IMPORTANCIA DE LAS COSAS PEQUEÑAS

Múltiples ramas de la medicina se enfocan en estudiar y analizar a todo aquello que puede alterar el estado de salud de las personas y el impacto que tiene en la población, y la ecología humana no es la excepción. El cuerpo está compuesto de millones de células y cumple con un estado de equilibrio al que llamamos homeostasis, sin embargo, hay ciertos microorganismos que pretenden llegar a alterar este balance que nuestro sistema se esfuerza tanto en mantener. Que las cosas sean pequeñas no significa que carezcan de importancia, es indispensable conocer, identificar y clasificar a los organismos microscópicos como bacterias, virus, hongos, parásitos, su morfología, la estructura celular de sus paredes, las condiciones favorables para su desarrollo, determinar su patogenicidad y los mecanismos que utilizan para abrirse paso y causar una alteración del cuerpo humano provocando el daño de la función vital de algún órgano o causar la muerte.

Por lo tanto, como médicos es nuestra responsabilidad conocer a cada uno de estos intrusos que pueden llegar a poner en peligro la vida de las personas así como los mecanismos con los que invaden nuestro cuerpo y de qué forma algunos quisquillosos logran burlar nuestro sistema inmunitario poniéndolo en nuestra contra. No obstante, no todo en esta historia es malo, ya que existen algunos microorganismos que no ocasionan daño alguno; incluso nuestro cuerpo necesita de ellos, a esto lo conocemos como microbiota, un grupo de poblaciones que habitan en distintas partes de nuestro cuerpo y a través de una interacción simbiótica, nos protegen de microorganismos patógenos. Uno de los ejemplos más comunes de esta “guardia real” son los bacilos de Döderlein o lactobacilos que se encuentran en la vagina y  ayudan a impedir la proliferación de las poblaciones de la levadura Cándida albicans. También está la flora intestinal, que nos ayuda al metabolismo y absorción de los alimentos y a fortalecer nuestro sistema inmune. De acuerdo a la guía de práctica clínica de Prevención, Diagnóstico y Tratamiento de la diarrea aguda en niños de dos meses a cinco años, es muy importante que los bebés reciban leche materna durante los primeros seis meses vida, ya que los ayuda a adquirir microbiota intestinal que los protege de parásitos que, ante la pérdida intensa de líquidos, pueden llegar a causar un shock hipovolémico y la muerte del niño.

Un simple microorganismo, ya sea bacteria, virus, parásito, etc., es capaz de provocar el daño irreversible de diferentes sistemas de del cuerpo humano. En este breve resumen me enfoco en el adenocarcinoma gástrico, un tumor maligno asociado a los bacilos espirilados de Helicobacter Pylori que representa más del 90% de todos los cánceres gástricos. Los cánceres gástricos son heterogéneos genéticamente, pero comparten algunas alteraciones moleculares asociados a factores externos como la infección por Helicobacter Pylori y el virus de Epstein-Barr. Los síntomas precoces recuerdan a la gastritis crónica y entre ellos están dispepsia (trastorno de la digestión), disfagia (dificultad para deglutir) y náuseas. Estos bacilos curvos o en espiral se encuentran en las muestras de biopsia gástrica de casi todos los pacientes con úlceras duodenales y la mayor parte de los que tienen úlceras gástricas o gastritis crónica. Esta condición inducida por H. pylori se asocia a un aumento de la producción de proteínas proinflamatorias, como interleucina ip (IL-ip) y factor de necrosis tumoral (TNF). Estos polimorfismos asociados a un aumento de la producción de estas citocinas incrementan el riesgo de presentar cáncer gástrico de tipo intestinal asociado a gastritis crónica en pacientes con una infección por H. pylori simultánea.

Los adenocarcinomas gástricos se clasifican en función de su localización dentro del estómago, además de por sus características macroscópicas e histológicas. La clasificación de Lauren, que divide a los cánceres gástricos en tipo intestinal y difuso, se correlaciona con distintos patrones de alteraciones moleculares, como se ha comentado antes. Los cánceres de tipo intestinal suelen ser voluminosos y están constituidos por estructuras glandulares similares a los adenocarcinomas esofágicos o del colon. El adenocarcinoma de tipo intestinal suele formar un frente de crecimiento amplio expansivo y da lugar a una masa ulcerada o exofítica. Las células neoplásicas contienen, en general, mucina en vacuolas apicales y puede encontrarse abundante mucina en las luces glandulares. Los cánceres gástricos de tipo difuso crecen de forma infiltrante y están constituidos por células poco cohesivas, con grandes vacuolas de mucina que expanden el citoplasma y desplazan el núcleo hacia la periferia, dando lugar así a una morfología en anillo de sello. Estas células mantienen permeable la mucosa y la pared gástrica de forma individual o en cúmulos pequeños. En el cáncer gástrico difuso puede ser difícil identificar una masa, pero estos tumores infiltrantes suelen provocar una reacción desmoplásica, que determina que la pared gástrica se endurezca y puede inducir un aplanamiento difuso de los pliegues gástricos con un aspecto parietal engrosado y rígido, que explica el aspecto en «bota de cuero» denominado linitis plástica. El cáncer gástrico de tipo intestinal predomina en las regiones con condiciones económicas bajas y aparece a partir de unas lesiones precursoras, incluidos la displasia plana y los adenomas. La edad media en el momento de presentación son 55 años y la relación hombre:mujer es de 2:1. Por el contrario, la incidencia de cáncer gástrico de tipo difuso es relativamente uniforme en los distintos países, no se han identificado lesiones precursoras y la enfermedad muestra una incidencia similar en ambos sexos. La profundidad de la infiltración y el grado de afectación ganglionar y las metástasis a distancia en el momento del diagnóstico siguen siendo los indicadores pronósticos más importantes en el cáncer gástrico. La invasión local del duodeno, del páncreas y del retroperitoneo también es característica. Cuando resulta posible, la resección quirúrgica sigue siendo el tratamiento de elección del adenocarcinoma gástrico. La supervivencia a los 5 años tras la extirpación quirúrgica puede superar el 90% en el carcinoma gástrico precoz, incluso en presencia de metástasis ganglionares. Por el contrario, la supervivencia a los 5 años del cáncer gástrico avanzado sigue siendo inferior al 20%, en gran parte porque los regímenes de quimioterapia actuales tienen una eficacia mínima. Dado el avanzado estadio en el que se suelen descubrir la mayor parte de estos cánceres gástricos en México, la supervivencia global a los 5 años es inferior al 30%.

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