Las Campanas Llaman a Muertos

en los últimos capítulos del libro, el protagonista, el Señor Valentín termina de contarle a aquel muchacho su vida, la cual mostraba como era que funcionaba la iglesia católica en aquellos tiempos y como se relacionaba con el gobierno, relata de una forma cruda y sin censura lo que hacían los curas por placer, muchos de ellos llegaban a cometer pecados; cosa que era inaceptable ya que ellos eran los encargados de predicar la palabra de Dios y poner en ejemplo lo que no debíamos hacer. Pero como su deseo de poder era tan grande no les importaba romper algunas reglas.

Don Valentín había entrado a un convento a estudiar, por órdenes de sus religiosos padres, y estaba ahora convertida en Sor Lu que era una mujer renovada en ideas, fuerzas, convicciones, y que deseaba más que otra cosa salir y dedicarse a ser actriz algo que no ve tan lejano, sin embargo tiene algo que la truncará en alcanzar sus sueños, el pervertido y licencioso padre que siempre tuvo como intención abusar de ella, y así lo logró un día, la atacó, la dejó inconsciente, la violó, y la dejó desangrándose a su suerte, simplemente para obtener placer, algo que siempre se ha condenado en los seres humanos, y que la iglesia siempre trata de evitar, pero que sin embargo nunca logra, ya que siempre por tratar de evitarlo lo único que logran es que los sacerdotes se vuelvan más pervertidos, y violen a las

Sor Lu está renovada en ideas, fuerzas, convicciones, quiere salir y dedicarse al teatro un sueño que ve al alcance de sus posibilidades; sólo que el padre Villanueva no descansará hasta lograr lo que se trae entre manos y sí, desgraciadamente consigue engañar a Sor Lu, a solas en su oficina golpea su cabeza contra la pared y al quedar inconsciente la viola, satisfechos sus bajos instintos la viste y la deja sangrando al final de las escalera.

Días después del ataque Sor Lu se recupera, estando convaleciente se le acerca Sor Cecilia y para hacerle notar que sabe lo que le ha sucedido, que ella misma ha caído en manos del padre Villanueva; por lo que sabiendo que peligran sus vidas, planean la manera de matar al violador y escapar del convento; el padre piensa deshacerse de ellas, una por una, para lo que cita a Sor Cecilia en una especie de sótano, que es donde castigan y entierran vivas a las almas que no tienen remedio; ellas tienen un plan y sólo falta materializarlo el día de la cita de Sor Cecilia logran darle su merecido a aquel farsante del evangelio, todo ha salido como lo habían planeado, eran libres.

De nuevo a la historia donde comienzan a aparecer hombres ilustres, lo mejor que ha dado México como Benito Juárez, Melchor Ocampo, santos Degollado, González Ortega, Miguel Lerdo de Tejada, entre otros que serán los encargados de protagonizar de la Guerra de Reforma.

Los inicios del pensamiento liberal de Benito Juárez se dieron cuando como abogado de uno grupo de indígenas igual que él lo contrataron para que los defendiera de los excesos del cura del pueblo, quien cobraba los cargos por servicios eclesiásticos como casar a una pareja o conceder la extremaunción, mucho más allá de las tarifas autorizadas. Como este gozaba de fuero y su coraje era muy grande mandó a encarcelar a los indígenas con todo y abogado, constatando con esto el arreglo maligno existente entre el clero y la autoridad civil; la humillación y la impotencia a las que fue expuesto fueron motivos suficientes para luchar en contra de dichos privilegios y llegar a la separación entre la iglesia y el estado.

Con Melchor Ocampo pasó algo similar, ya como gobernador le informaron que una mujer, muy humilde, solicitaba que enterraran gratuitamente a su marido, ya que no contaba con los recursos, dada su miseria, para pagar los gastos del entierro; así pasó rogándole hasta que lo hartó y el sacerdote le gritó en la cara “pues, si no tienes con qué enterrarlo, sálalo y cómetelo, porque yo no le he de dar de comer caridades a los vicarios, al sacristán y al campamento” (es necesario señalar que en aquel entonces no había panteones civiles, se pagaba al clero por enterrar, por bautizar, por casar); Ocampo, indignado encaró al sacerdote lo amenazó “O le concede usted todas las bendiciones del caso y entierra este humilde difunto o yo los entierro a los dos juntos…de modo que escoja”

Esta anécdota fue lo que lo catapultó a llevarla a la mesa de los debates de las ideas que conformarían la Constitución del 57 y de la Reforma del 59; ya que no era posible la proliferación de hijos ilegítimos, de mujeres prostituidas y adulterios ante la dificultad de contraer nupcias de acuerdo a la ley de Dios, simplemente porque las parejas carecen de dinero para pagar los honorarios impuestos arbitrariamente por los sacerdotes. Todo esto se tenía que acabar con la Reforma.

Posición que incomodó al clero y comenzaría una guerra entre conservadores y liberales, entre la cual surgiría la tan anhelada Reforma, pero a un costo muy alto de vidas, ya que dicha guerra era finalmente entre mexicanos, donde el clero jugaba un papel dominante, pues contaba con los recursos económicos para financiarla y sostenerla; donde los padres Labastida y Miranda movían los hilos de l clero, de la política, del pueblo, del país entero; subiendo infinidad de veces a Santa Anna al poder porque era el personaje que tenía precio y cumplía con lo establecido, beneficiándolos siempre, al desconocer la constitución, los decretos y tenía amplia experiencia en venta de terrenos.

Llevaron acabo planes con infinidad de nombres donde se tramaron conspiraciones, traiciones, derrocamientos, asesinatos para acabar con los liberales. Sin importarles la guerra contra EUA, lo único que deseaban era preservar sus privilegios e intereses a cualquier costo, inclusive no les afectaba si nos invadía Francia, España o Inglaterra; siempre y cuando respetaran lo que ha sido de ellos desde hace más detrescientos años.

Por lo que Ocampo, Juárez, Ponciano Arriaga, José María Mata y Juan Bautista Ceballos fueron expulsados del país, una acción que tenía como trasfondo la inspiración del clero.

Tiempo después, tras pasar un tiempo en la cárcel de San Juan de Ulúa, Juárez se reúne con Ocampo en Nueva Orleáns donde se llevarían infinidad de encuentros con los demás liberales y en especial, platicas de Ocampo y Juárez en las cuales reconstruían al país con un sin numero de ideologías, las cuales concordaban y sólo esperarían el momento indicado para regresar a su patria querida.

Ignacio Comonfort esta ahora al mando del país, Puebla se levanta en armas al mando de Miranda, Orihuela y Miramón, brigada del prelado Zuloaga, proclamando el imperio de Santa Anna, la anulación de le Ley Juárez, de la ley Lerdo y la cancelación de la intervención

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