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Lavado De Manos


Enviado por   •  17 de Mayo de 2015  •  10.087 Palabras (41 Páginas)  •  253 Visitas

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Lic. Elena Andión

Introducción

El concepto de lavado de manos con un agente antiséptico probablemente haya surgido a principios del siglo XIX. En 1846, el Dr. Ignacio Felipe Semmelweis observó que las mujeres parturientas atendidas por estudiantes y médicos pertenecientes a la Primera Clínica del Hospital General de Viena, presentaban porcentajes de mortalidad más elevados que las puérperas y parturientas que eran atendidas por parteras en la Segunda Clínica del mismo hospital. Semmelweis notó que los médicos y estudiantes que venían de la Sala de Autopsias tenían un olor desagradable en las manos, a pesar de haberlas lavado con agua y jabón. Postuló que la fiebre puerperal que afectaba a muchas parturientas era causada por “partículas cadavéricas” transmitidas desde la Sala de Autopsias a la Sala de Obstetricia a través de las manos de estudiantes y médicos. En mayo de 1847 solicita que médicos y estudiantes limpien sus manos con una solución clorinada entre paciente y paciente. El porcentaje de mortalidad materna de la Primera Clínica desciende dramáticamente y permanece bajo durante muchos años. Esta intervención de Semmelweis representa la primera evidencia que indica que cuando las manos están fuertemente contaminadas y se lavan con un agente antiséptico entre contactos con diferentes pacientes, se puede reducir la transmisión de enfermedades contagiosas asociadas al cuidado de los pacientes de manera más efectiva que el simple lavado con agua y jabón.

En 1843, Oliver Wendell Holmes postuló también que la fiebre puerperal era transmitida a través de las manos del personal de salud y describió medidas destinadas a limitar la transmisión de infecciones que tuvieron un impacto muy pobre en las prácticas de obstetricia de esa época. Sin embargo, como resultado de los hallazgos de Semmelweis y Holmes, el lavado de manos fue aceptado gradualmente como una de las más importantes medidas para prevenir la transmisión de patógenos en áreas de atención de pacientes.

En 1961 se recomendaba al personal de salud que lavara sus manos con agua y jabón durante 1 o 2 minutos antes y después de tener contacto con un paciente. El enjuague de las manos con un agente antiséptico, por ejemplo alcohol 70 %, se creía que era menos efectivo y sólo se lo recomendaba para las áreas de emergencia o lugares donde no hubiera piletas. Entre 1975 y 1985 se escribieron las primeras recomendaciones acerca de la práctica del lavado de manos en hospitales y los agentes adecuados para ello. El lavado de manos con jabón común era recomendado para ser usado antes y después de la atención de la mayoría de los pacientes, mientras que el uso de jabones antimicrobianos se recomendaba para usar antes y después de realizar procedimientos invasivos o cuidado de pacientes de alto riesgo.

El uso de agentes antisépticos que no requieren el uso de agua (por ej. soluciones de base alcohólica) fue recomendado solamente en situaciones donde no hubiera piletas disponibles.

Entre 1988 y 1995, la APIC (Asociación de practicantes en control de infecciones) publica recomendaciones y guías para el lavado y antisepsia de las manos. Entre 1995 y 1996, la HICPAC (Comité consultor de prácticas de control de infecciones en el cuidado de la salud) recomendó el uso de jabón antimicrobiano y agentes antisépticos que no requieren del uso de agua, después de salir de las habitaciones de pacientes afectados con gérmenes multirresistentes como Enterococo resistente a vancomicina (ERV) o Staphylococcus resistente a la meticilina (SAMR).

Actualmente el lavado de manos, cualquiera sea su tipo, es considerado como la principal medida para reducir la morbimortalidad por infecciones asociadas al cuidado de la salud.

Flora bacteriana normal

La piel humana es normalmente colonizada con bacterias. El conteo total de bacterias aeróbicas varía según el área corporal (Ej. 1 x 106 unidades formadoras de colonias (ufc) / cm2 en el cuero cabelludo, 5 x 105 ufc/cm2 en la axila, 4 x 104 ufc/cm2 en el abdomen y 1 x 104 ufc/cm2 en el antebrazo). El conteo total de bacterias en las manos del personal de salud se encuentra en un rango de 3.9 x 104 a 4.6 x 106 ufc/cm2). En 1938, Price dividió a las bacterias presentes en las manos en dos categorías: transitorias y residentes.

Flora transitoria: coloniza el estrato superficial de la piel. Los microorganismos que la integran no suelen multiplicarse sobre la piel aunque algunas veces puedan sobrevivir y replicarse en ella. Esta flora es adquirida por los trabajadores de la salud a través del contacto de sus manos con los pacientes que atiende o bien con superficies y/ o elementos contaminados que integran el medioambiente que rodea al paciente. Algunos tipos de contactos están más frecuentemente asociados con altos niveles de contaminación bacteriana de las manos de los trabajadores de la salud. Por ejemplo, en los cuidados de rutina que se brindan en las unidades de cuidados intensivos neonatales: manejo de las secreciones respiratorias, cambio de pañales, contacto directo con la piel de un paciente, etc. La flora transitoria es más o menos transmisible en dependencia del tipo de microorganismo, cantidad que se encuentre presente en la superficie y humedad de la piel. Los microorganismos que integran la flora transitoria son los que frecuentemente están relacionados con las infecciones asociadas al cuidado de la salud (IACS). Escherichia coli, Pseudomonas, Serratia, Staphylococcus aureus y enterococos se encuentran frecuentemente en las manos del personal de salud. Estos microorganismos pueden sobrevivir en la piel por horas o días, pero en ausencia de condiciones que faciliten su desarrollo, o que se trate de cepas resistentes a los antibióticos comunes, normalmente son removidos mediante el lavado de las manos.

Flora residente: se encuentra adherida a los estratos profundos de la piel, glándulas sudoríparas y debajo de las uñas. Algunas veces también puede ser encontrada en la superficie de la piel. Su remoción es más dificultosa que la transitoria. Sin embargo, la flora residente ha sido menos asociada con IACS que la flora transitoria. La especie dominante es Staphylococcus epidermidis con resistencia extraordinariamente alta a la oxacilina. Otras bacterias integrantes de la flora residente son Staphylococcus hominis y otros Staphylococcus coagulasa negativo, seguidos por bacterias corineiformes (propionibacteria, corynebacteria, dermobacteria y micrococcus). Dentro de los hongos, el más común de la flora residente, aunque no siempre presente, es Pityrosporum (Malassezia) spp. Generalmente no son patógenos, pero pueden ocasionar infecciones graves cuando los procedimientos invasivos facilitan su entrada a tejidos o

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