Leche Materna

La leche materna es muy variable en su composición porque es un tejido vivo, esto significa que es un fluido lleno de células cuya concentración varía en el tiempo y no sólo a largo plazo, sino también en espacios cortos de tiempo.

La leche que un niño mama al empezar una toma es, por ejemplo, diferente a la que toma cuando se está acabando de igual modo el calostro es muy diferente a la leche transicional y ésta lo es con respecto a la leche madura. Está compuesta por un conjunto de partículas y macromoléculas disueltas.

Además, el alimento llega a la temperatura adecuada, libre de gérmenes, cruda sin pasteurizar, y con todos los fermentos, vitaminas, minerales y sustancia que el niño necesita para nutrirse y que le defienden contra enfermedades. Estudios recientes han comprobado que los niños lactantes se enferman menos que los no lactados, y si se enferman no presentan mayor gravedad. Eso explica la menor mortalidad de niños alimentados con el pecho.

Composición:

1 a 2 % de proteína, 3 a 5% de grasa, 6.5 a 10 % de hidratos de carbono, 0.2 % de sales, 82.8 % a 89.7 es agua. Esta es la composición ideal para los requerimientos del niño en la edad de la lactancia, y es producida y calculada por su propio laboratorio humano: su madre.

Estás leches de fórmulas tienen un alto contenido de aluminio que pueden causar: Descalcificación de los huesos por hiperactividad de las paratiroides; indigestión, esclerosis, pérdida de la memoria, resequedad de la membrana mucosa de la piel, debilidad, pesadez, disposición a catarros, sensación de ardor en la cabeza y estreñimiento.

Los estudios reportan casos de niños con problema de encefalopatía congénita y problemas renales. Todos estos problemas aumentaron con fórmulas infantiles. En casos de muerte por uremia, la autopsia reveló altas concentraciones de aluminio en el cerebro en los niños lactados con la leche de fórmula.

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