Modelo de atención integral del adulto

MODELO DE ATENCIÓN INTEGRAL DEL ADULTO MAYOR

La geriatría se dedicada a los problemas sanitarios del adulto mayor, tanto en la salud como en la enfermedad, desde la promoción, prevención y rehabilitación de las enfermedades, utilizando la “Valoración Geriátrica Integral” que asume un abordaje integral de la salud, a través de una “valoración cuádruple” (dimensión biomédica, mental, social y funcional), la que se complementa con la evaluación de la funcionalidad, y que tienen como fin último la mantención de la autonomía y la autovalencia, para llegar en las mejores condiciones de salud al “Envejecimiento Activo”.

Esta Valoración Geriátrica Integral se aplica en todos los niveles asistenciales a los cuales concurre la persona mayor, desde el nivel primario hasta las salas de agudos.

Esto será efectivamente integral cuando se ofrezca al paciente un plan real de intervención biopsicosocial, espiritual, cultural y emocional.  La valoración geriátrica integral permite la “elección” del paciente geriátrico, es decir, permite definir al “paciente correcto en el lugar y tiempo correcto”.

Para lograr esta valoración y su plan de intervención, aseguraremos dos elementos consustanciales:

1. Interdisciplinaridad: Debemos disponer de equipos de salud especializados o capacitados, conformados por los distintos profesionales de la salud, y de otras áreas cuando corresponda, cada uno ira dando cuenta de los problemas detectados y de sus intervenciones para la resolución de estos. Al tratarse de distintos profesionales, debe haber “un lenguaje común” entre todos ellos, el que es aportado por la Valoración geriátrica integral a través de “escalas geriátricas” (instrumentos de medición). Estas son definidas por el equipo y serán distintas en cada nivel de la Atención.
2. Niveles asistenciales en Red: Otro paradigma es el “cuidado continuo”, que se refiere a que la atención de salud para las personas mayores debe estar asegurada e integrada de manera coordinada dentro de la red asistencial (salud integrada), lo que implica el adecuado desarrollo de atención a la persona mayor, por funcionarios capacitados desde el nivel primario al terciario.

Sólo con esta disposición se puede ofrecer un cuidado integral, integrado y continuo.

MODELO DE LA LONGEVIDAD

Plantea intervenciones dirigidas al individuo para fomentar los tres niveles de prevención en la segunda mitad de la vida, mantener un estado vital óptimo el mayor tiempo posible, retrasar el envejecimiento y reparar estructuras dañadas. Se centra en tres paradigmas básicos los cuales son:

Morbilidad comprimida: Su objetivo es detener los padecimientos crónicos de la vejez, mediante la intervención sobre los procesos subyacentes más que sobre las enfermedades en sí mismas. Así, la morbilidad comprimida pretende extender la esperanza de vida promedio pero no aumentar la frontera vital. En este modelo, una mayor proporción de la población alcanzará edades avanzadas con un buen funcionamiento, presentando después un rápido final.

Envejecimiento retardado: Su objetivo es enlentecer los procesos fundamentales del envejecimiento con el propósito de conseguir una esperanza de vida y una frontera vital por encima del rango conocido.

Envejecimiento detenido o reversible: Su objetivo es la restauración continua de la vitalidad, revirtiendo los procesos de envejecimiento desde la edad adulta, mediante la eliminación del daño causado por los procesos metabólicos básicos (ej. estrés oxidativo). Este paradigma aboga por el desarrollo de nuevas tecnologías sanitarias para descartar la senescencia a través de la bioingeniería.

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