Más Allá De La Historia De Las Ciencias Y Su método
Enviado por bouturini • 27 de Julio de 2014 • 1.918 Palabras (8 Páginas) • 204 Visitas
Más allá de la historia de las ciencias y su método; Por qué el enseñar a pensar es un desafío para todo docente.
Por Gerardo Camarillo Marín
“El esfuerzo sistemático por develar el eterno enigma que hostiga sin cesar la insaciable curiosidad del hombre, constituye la filosofía. Ella no se refiere a cuestiones ajenas a la vida y ante cuya solución, en uno o en otro sentido, el hombre puede permanecer indiferente. Es la vida misma, con sus angustias y sus esperanzas, que aparece comprometida en la pregunta y arriesgada en la respuesta. Porque los problemas últimos y totales no se limitan a arañar la epidermis; arrastran a nuestro ser y lo penetran íntimamente. De su solución, claramente determinada o apenas entrevista, depende el curso ulterior de nuestra existencia, su felicidad o su desdicha”
Eugenio Puciarelli
Risieri Frondizi
Repasar la evolución del método científico significa revisar la manera en que la humanidad ha progresado en su forma de pensar, de tal forma que ha logrado los avances en sus distintas disciplinas y en sus tecnologías correspondientes, de ahí que es pertinente, quizá antes de estudiar el cambio en el método científico, comentar el cambio en las formas de pensar y en su génesis en el ámbito educativo que han permitido tales logros.
Para que la ciencia pudiera avanzar en cualquier especialidad y con cualquier aportación que resultase un golpe de timón importante en el área y aún en el pensamiento cotidiano, fue necesario que, primero, esos pensadores hayan roto, ya fuera por descubrimiento fortuito, serendipia le llaman algunos, ya fuera por una propuesta novedosa contrapuesta a paradigmas científicos, con teorías aceptadas ampliamente en el ámbito científico e incluso social.
La propuesta de Copérnico contrapuesta a la del emblemático Aristóteles, la de Newton que significó la culminación de la Revolución Científica, la de Darwin que rompió contra la teoría creacionista arraigada por siglos, solo por citar algunas de ellas, son producto de mentes educadas que tuvieron la capacidad de ver más allá de lo convencional. Haciendo una inflexión, aquí es donde surge una pregunta importante y que va más allá del dato histórico y acentúa el interés en las formas de pensar que hicieron posible tales aportaciones; ¿cómo aprendieron a pensar dichos personajes para, desde una mirada distinta, ver lo que los demás no veían? ¿quién les ayudó a dar ese salto cualitativo?
Aprender a pensar, la clave del cambio
La respuesta a este cuestionamiento proviene de una anécdota de Ernest Rutherford, Premio Nobel en Química en 1908, quien refería en sus fichas autobiográficas que un colega suyo le pidió ayuda para evaluar a un joven estudiante que, por sus respuestas, aunque correctas, por inusitadas parecían de lo más absurdo por lo que estaba tentado a reprobarlo, idea que no le agradaba mucho. Rutherford aceptó ayudar y se entrevistó con el joven quien sustentó cada una de sus respuestas a lo que se le preguntaba. Cuando finalmente Rutherford le preguntó al estudiante si conocía la manera convencional a lo que se le preguntaba, éste le contestó que si, pero que durante sus estudios sus profesores habían intentado enseñarle a pensar. Dicho estudiante era Niels Bohr, quien se hizo un físico y posteriormente fue reconocido en 1922 con el Premio Nobel de Física.
Pensar la ciencia y pensar la historia de la ciencia significa remontarnos, en primer lugar al humus, al estrato de cualquier ciencia; al pensamiento humano que aprehende en aquel ejercicio epistemológico en el cual nuestra inteligencia capta la esencia de su objeto de estudio, en una dinámica ambivalente de relaciones sujeto-objeto-sujeto. Y si hablamos de epistemología necesariamente tenemos que hablar de filosofía, la madre de todas las ciencias.
Enseñar a pensar
Pensar es un acto individualista. Yo pienso, tú piensas. Un acontecimiento dentro de tu persona. Como sentir, como percibir. Solo, pero no a solas. Si bien es cierto que es un asunto directo de nuestra competencia como profesores en formación, es un asunto de antigua reflexión. Sócrates no concibe el pensar encerrado en su casa, en su gabinete. Se crió en la calle, en la plaza pública, y allí vuelve a encontrarse con la gente, a pensar con ellos, es decir, en discusión, en confrontación de ideas, en diálogo. Él decía que de su madre, que era partera, había aprendido el oficio del pensamiento: como la partera, cada uno puede ayudar al otro, en este diálogo, a extraer la verdad que el otro contiene dentro de sí. Sí, en efecto: el hombre más ignorante e inculto tiene dentro de sí la fuente, la posibilidad de la verdad, sólo que hay que ayudarlo a darla a luz. ¿Cómo? Dialogando con él, conduciéndolo con preguntas a la movilización de su mente hasta que, finalmente, saque afuera la verdad, esa que tenía adormilada adentro. Pensar es dar a luz. Implica esfuerzo, siembra lágrimas, pero cosecha alegrías.
Ésta es la idea básica de la educación: es función del maestro ayudar al alumno a gestar la verdad y producirla. El de afuera es el partero de la verdad del otro. Y Sócrates, en efecto, demostró cómo ello podría realizarse. Un día se encontró con el esclavo Menón, que era un total ignorante. Y dialogando con él, Sócrates le "extrajo" las verdades que corresponden a los principios de la geometría de Euclides. Así se demostraba, con este caso extremo, cómo el pensamiento no es la adopción de ideas ajenas, sino apoyarse en el exterior, en el otro, para emerger desde el interior.
Sócrates confiaba en este método, llamado mayéutica, confiaba en el hombre y en su poder de pensar y alcanzar ideas correctas siempre y cuando discurriera por el camino adecuado. Méthodos, en griego, significa "camino". (1)
Acumulación y repetición
La enseñanza, en general y en una óptica tradicionalista, se dedica a transmitir información. De la más variada: oraciones subordinadas, la gesta de Hidalgo, la fórmula química del agua, qué representa el personaje de Hamlet,
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