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Naturaleza


Enviado por   •  15 de Mayo de 2014  •  2.383 Palabras (10 Páginas)  •  186 Visitas

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Índice

Contenido

Introducción 3

Sócrates, Aristóteles y Platón 4

Los Primeros Filósofos 7

Conclusión 10

Bibliografía 11

Anexos 12

Introducción

La educación ha tenido siempre gran importancia y ha interesado a las inteligencias más selectas de todas las épocas.

Hubo un gran periodo de tiempo donde la religión se hizo de la educación y a partir del momento en que el Estado empieza a intervenir en la educación, se incrementan de modo considerable las controversias y los conflictos en torno a la naturaleza, la finalidad y las prácticas de la misma.

La única generación verdaderamente aceptable es la época contemporánea, según la cual existe una creencia muy común- implícita y explícita- en el sentido de la educación, que puede y debe extenderse en toda medida de lo posible, aún cuando no esté comúnmente del todo claro por qué ni cómo puede y debe efectuarse esta extensión.

Destacamos tres características importantes: La búsqueda de una racionalidad ideológica adecuada; La búsqueda de un sistema adecuado de instituciones y procesos; y La búsqueda de una pedagogía adecuada, es decir, de un método viable de enseñanza y aprendizaje.

También debemos nombrar como ciudad importante en la educación a Atenas, donde su expansión ávica y las instituciones democráticas ejercieron su atracción sobre estudiosos e intelectuales. La nueva estructura socio-política de carácter democrático, así como la pujante economía marítimo-comercial, hicieron posible un aumento de tiempo libre de los ciudadanos. Ello provocó a su vez la expansión de nuevos estudiosos, y el desarrollo de nuevos tipos de saber.

En Atenas los grandes discursos se pronunciaban en el seno de las asambleas, donde se hacía la política y se tomaban las decisiones. Se comenzó a crear un sistema que educará a los jóvenes, y que proporcionará al mismo tiempo estudios superiores, fue entonces cuando apareció una nueva ocupación o profesión: la del " profesor" de enseñanza superior. Estos nuevos maestros eran los sofistas, que no constituían un grupo único; partían unas perspectivas educativas muy distintas, y enseñaban disciplinas muy diversas.

Todo esto fueron antecedentes para nuestros autores a desarrollar en este trabajo; Sócrates, Platón y Aristóteles.

Sócrates, Aristóteles y Platón

Desde la época de Sócrates han vivido muchos hombres empeñados en discutir las creencias aceptadas y presentarnos las cosas conocidas bajo una óptica distinta. A Sócrates se le acusó de exagerar el poder de la razón y de utilizarla sólo negativamente, pero desenmascarar errores y desembarazarse de la broza intelectual es un paso necesario para descubrir la verdad. Al cuestionar temas aceptados por todos, Sócrates no contribuyó a mantener la estructura tradicional, mientras la polis se cimentaba en unas ideas de las que nadie dudaba, como ocurre con toda institución humana.

Platón, discípulo de Sócrates, se inspiró en él y trató de llegar aún más lejos. Pensaba que la razón nos proporciona la certeza de la existencia de conceptos tales como la justicia, la belleza y la bondad en un mundo compuesto de ideas. No quería decir con esto que existieran en la mente de una persona (como cuando decimos «Tengo una idea»), sino que en alguna parte hay un mundo de realidad inmutable más allá del mundo material mudable.

Esta realidad, a la que puede acceder el alma humana (que Platón, al igual que Sócrates, distinguía del cuerpo) mediante el uso de la razón, está formada por tales ideas. Platón no tenía en muy alta estima la conducta humana (sobre todo la de los demócratas que habían condenado a muerte a Sócrates). Pensaba que la mayoría de las personas jamás sería capaz de llevar la vida de bien que revela el mundo real de «formas» ideales. Sin embargo, sus enseñanzas tuvieron importantes repercusiones, pues gracias a ellas la humanidad ha seguido reflexionando sobre diversos temas y especialmente porque en ellas se basa una tradición de pensamiento llamado idealismo: la creencia en la existencia de un mundo más real que el de la experiencia material es perfectamente asequible para la razón y no una simple cuestión de magia incomprensible.

Platón también tuvo un discípulo, Aristóteles, nacido en Tracia. Escribió sobre tantos temas —biología, física, matemáticas, lógica, literatura, psicología, ética, política— que dejó suficiente material como para que las personas cultas reflexionaran sobre él durante dos milenios. Aristóteles marcó las directrices fundamentales que ha seguido la filosofía casi hasta la actualidad. Era un pensador menos abstracto que Platón; le gustaba recoger y clasificar hechos e ideas con el fin de formular las leyes generales que los regían. En conjunto, y aunque resulta casi imposible juzgarlo, seguramente ejerció más influencia que Platón, pero no cabe duda de que estos dos filósofos dominaron durante mucho tiempo la historia del pensamiento.

SÓCRATES (-470 a -409): Sócrates, por su prédica constante, vivía rodeado de machos enemigos. Además algunos de sus discípulos, después de los desastres de la guerra del Peloponeso, habían participado en las tentativas para restablecer un régimen oligárquico. En -399 poco después de la restauración de la constitución democrática, el ciudadano Anitos hizo acusar a Sócrates de pervertir a la juventud. El tribunal popular de los Heliastas lo condenó a beber la cicuta. Su fidelidad inquebrantable a los principios que habían guiado toda su vida su sumisión a las leyes de la ciudad llevada hasta el extremo de no querer huir para evitar una sentencia injusta, su digna muerte, de una serenidad admirable, todo en esta actitud final contribuyó a dar a las enseñanzas ejemplares de Sócrates una resonancia que no se ha extinguido todavía.

Procedamos como si se tratase de una acusación en regla de la cual no fue preciso leer el propio texto: Sócrates es culpable por averiguar indiscretamente lo que acontece en la tierra y en los cielos; por hacer triunfar la mala causa; por enseñar a otros a hacer lo que él hace. . .

. . .Admitamos que vosotros me hablaseis del siguiente modo: "Sócrates, no queremos dar crédito a Anitos; te vamos a declarar inculpable, pero con una condición: que no volverás a emplear tu tiempo en examinar, cual has hecho hasta ahora, a las ¿entes, ni en filosofar. De otro modo morirás".

Pues bien, jueces, si trataseis de imponerme esa condición yo os replicaría: Atenienses, muy reconocido os estoy y mucho os estimo, pero antes obedeceré al dios que a vosotros. Mientras me quede, pues, un soplo de vida,

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