Olor Humano y Su Detección
Enviado por Carmen Viña • 19 de Febrero de 2022 • Documentos de Investigación • 4.637 Palabras (19 Páginas) • 107 Visitas
Olor Humano y Su Detección
PROGRAMA DE REVISIÓN HISTÓRICA DE LA CIA
PUBLICADO INTEGRO
22 SEPT 93
SÓLO USO OFICIAL
Naturaleza, fuente y comportamiento de una característica humana vulnerable a la explotación de la inteligencia.
OLOR HUMANO Y SU DETECCIÓN
Spencer Trebrich
La familiaridad misma del hecho de que el perro puede captar el olor de un hombre a una distancia considerable y el hecho de que también distinga una persona de la otra por el olor, solo puede explicar por qué ha habido poca consideración seria de los parámetros de la capacidad del perro o sobre lo que el perro huele del ser humano.
¿Qué es lo que el perro huele cuando identifica a un humano mediante el olor? Esta debe ser la primera cuestión que debe ser contestada dentro de una serie de preguntas acerca del fenómeno. El conocimiento de la naturaleza de ese olor abriría el camino a la definición de las habilidades del perro. Lo que haría posible estudios experimentales para determinar los efectos de las condiciones meteorológicas, el terreno y otros factores sobre la persistencia o extensión del olor. Ello proveería un punto de partida en la búsqueda de tecnologías dirigidas hacia la neutralización del olor humano o de otra manera neutralizar la efectividad de los perros. Puesto que cada persona parece tener un olor diferente, podría también conducir a una técnica de identificación individual. Una visión más de futuro que el resultado potencial de el estudio del olor humano podría ser el desarrollo de una “mecánica canina”, un dispositivo que detectara automáticamente la presencia de un individuo por su olor.
El fin de esas aplicaciones valiosas para inteligencia no pueden ser explotadas, sin embargo, hasta que hayan respuestas a preguntas básicas. Este informe resume los resultados de la investigación reciente en este campo.
Características del olor.
En 1924, L. Löhner, de el Instituto de Psicología de la Universidad de Graz, publicó un documento comparando la percepción humana y canina del olor. En un experimento destinado a determinar si las personas serían capaces de diferenciar individuos por el olor, él trabajó con un grupo de varones entre 20 y 40 años de edad, procedentes todos de una zona de los Alpes y con características raciales similares. A todos se les administró la misma dieta durante el periodo que duró la prueba y se bañaban antes de cada test. Entonces ellos tomaban baños de sol con varios paños destinados a testear en varios partes de su cuerpo (axilas, región púbica, pelo de la cabeza y de regiones sin pelo, como las palmas de las manos o la parte alta de la espalda). Con práctica los hombres podrían distinguir entre los paños que habían estado sobre las diferentes partes del cuerpo, pero ellos no podían distinguir el paño perteneciente a un individuo de otro. Lohner, al parecer no utilizó perros para oler esas prendas, pero señaló que los perros de rastro pueden tomar un olor desde una prenda usada de cualquier parte del cuerpo, y concluyó que mientras las personas distinguen entre olores de diferentes regiones del cuerpo, los perros reconocen algún componente común que identifica el individúo.
En otro informe, publicado en 1926, Löner registró algún experimento con hembras de Doberman pinscher y bloques de madera que fueron tocados por varios individuos. El dijo que el perro pudo identificar un bloque que había sido tocado por sólo un dedo durante un periodo de uno o dos segundos. Además, el olor humano no fue enmascarado cuando las sustancias olorosas tales como naranja amarga, aceite de clavo o aceite de mejorana que fueron aplicados a los bloques de pruebas. Determinando cuanto tiempo retiene un bloque el olor de la mano, el probó que se desvanecía más rápido con el calor que con el frío, y más lentamente si el bloque se mantenía en un recipiente cerrado. No fue eliminado por la inmersión durante dos minutos en agua caliente, pero fue erradicado mediante la exposición del bloque a aire seco a 150º C durante cinco o diez minutos o mediante la inmersión en agua hirviendo durante diez minutos.
Es posible perfilar varias conclusiones acerca de la naturaleza del olor humano a partir de los comentados experimentos y otras evidencias.
Primero, la sustancia olorosa debe ser algo volátil, desde la base que puede ser erradicada mediante aire caliente. Hay otras consideraciones que apoyan dicha conclusión. Por ejemplo, es difícil imaginar cómo un perro puede detectar una persona desde la distancia si la materia olorosa no es volátil. En una serie de experimentos realizados por nosotros, porciones de rastro fueron posicionadas a lo largo de la orilla de un lago desde una pequeña embarcación, con ello se descubrió que un perro, rastreando sobre la costa, podía determinar qué camino había tomado la persona a perseguir sin depositar comida en el suelo. La línea de la costa debe haber sido por tanto marcada para él por una sustancia olorosa evaporada.
Segundo, su volatilidad puede sin embargo no ser muy alta bajo condiciones normales. Ya que permanece sobre madera y ropa durante un tiempo considerable, debe tener una presión de vapor bastante baja.
Tercero, debe ser más bien persistente (en el sentido químico), de ahí químicamente estable y relativamente densa con respecto al aire. Los perro pueden seguir un rastro horas después de haber sido realizado, y sus acciones indican que porciones de olor se acumulan y persisten en lugares determinados bajo condiciones propicias.
Cuarto, a partir de que el agua caliente no elimina la sustancia de olor de los bloques de pruebas de Löhner, deducimos de que no es soluble en agua. Hay una evidencia de que el perro puede identificar un individúo mediante el olor, aunque aparentemente con más dificultad de la habitual después de un número de baños sucesivos. De cualquier forma es muy difícil limpiar por completo el olor con jabón, o bien se produce rápidamente después del baño.
Algunos de nuestros propios experimentos conducen a otras conclusiones. Un Labrador macho llamado Skimmer, después de oler la mano de un individuo, seleccionaría una vara tocada por la misma mano, aún después de haberla tocado tres o cuatro manos de otras personas. Se procedió a realizar variaciones experimentales de esta prueba básica repitiéndola al menos tres veces, con diferentes grupos de varas siendo colocadas en distinto orden y en diferentes lugares de una tarima en cada repetición. La práctica de las pruebas no fueron consecutivas necesariamente: el perro perdía interés después de pocas horas de trabajo en un mismo día.
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