Organismos Genéticamente Modificados

Actualmente, el desarrollo tecnológico en el campo de la genética ha permitido la transferencia y manipulación del material genético de algunas especies, dando la posibilidad de una amplia gama de aplicaciones. Por lo que se han venido promoviendo las ventajas que propician estas actividades a nivel socioeconómico, sin embargo, la manipulación genética cuestiona muchas implicaciones éticas, culturales y económicas, en cuanto a los riesgos que pueden infligir sobre la sociedad y el ambiente en general. Por esto mismo y como bien apuntan Séralini y compañía, ninguna de las autoridades que se encargan de regular solicitan que se realicen estudios obligatorios de alimentación animal crónica para los OMG (organismo modificado genéticamente) comestibles y los plaguicidas formulados.

Sabedores de los riesgos que pueden traer consigo el desarrollo de organismos modificados genéticamente en el contexto nacional e internacional, pese a que no exista una regulación estricta, surge la Convención de Diversidad Biológica y con ella el Protocolo de Cartagena Sobre Seguridad de la Biotecnología ambos instrumentos internacionales, siendo el Protocolo el que está orientado a garantizar un nivel adecuado de protección en la esfera de la transferencia, manipulación y utilización seguras de los organismos vivos modificados resultantes de la biotecnología moderna que puedan tener efectos adversos para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica, teniendo también en cuenta los riesgos para la salud humana, y centrándose concretamente en los movimientos transfronterizos.

Por otro lado, los intereses económicos que tienen las empresas detrás de la aplicación de los avances de las tecnologías transgénicas, refugiadas bajo la bandera de la lucha contra el hambre, ayudará a vislumbrar los riesgos que implica poner la ciencia al servicio de los intereses particulares.

Como resultado de las modificaciones genéticas, tenemos cultivos que contienen nuevos residuos de plaguicidas para los cuales se han establecido nuevos niveles residuales máximos (LMR) en algunos países. Por lo que se han encontrado perturbaciones significativas y estas pueden ser interpretadas de manera diferente y arbitraria.

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