Origen y evolución histórica de la familia

Origen y evolución histórica de la familia

Los cambios en la familia durante los últimos años han sido los más profundos, apareciendo hoy un gran número de modelos que alteran de forma directa los parámetros con los que se entendía la vida familiar, estos cambios afectan a toda su estructura, para poder entender estos cambios nos basamos en el conocimiento y perspectiva histórica conocida. En cada etapa de nuestro desarrollo hemos vivido en distintas estructuras familiares (la familia de origen, por ejemplo, con nuestros padres, la de procreación, con nuestros esposos/as; la de la espada expansiva del ciclo familiar, cuando tenemos hijos y la del “nido vacío” cuando nuestro hijos forman su propia familia). Con mirar alrededor y observar la variabilidad de composición de formas del grupo familiar, se ve la distancia que existe entre la realidad y los modelos, su buen funcionamiento depende de otras características que tienen que ver con los valores del grupo, la consideración y respeto entre sus miembros y los aspectos externos a la misma que condicionan su funcionamiento.

La institución “familia”, a diferencia de otras, está rodeada de valoraciones morales y sociales ideológicas, ya que desde perspectivas religiosas y políticas ha sido cargada de valores que tienen como objetivo “naturalizarla”. Así forman una institución inmutable y trascendente.

La familia debe estudiarse en tres aspectos:

 Con las relaciones de parentesco que se relacionan con la filiación y la identidad.

 En relación con los procesos materiales en los procesos de generación de las condiciones de vida necesarias (alimentación, cuidado físico, protección y abrigo).

 Relacionado con los procesos simbólicos que incluyen: la socialización, el aprendizaje del lenguaje y el soporte afectivo de sus miembros.

Estos procesos se denominan de reproducción cotidiana y generacional.

Hablar de familia y hogar no es lo mismo. Una familia es aquella que se extiende mas allá de los miembros que comparten un hogar (por ejemplo, tíos o abuelos, que son parientes pero no conviven), mientras que el hogar puede incluir miembros que no son familiares (allegados, o vecinos migrantes de un mismo pueblo).

Cuando nos referimos a la vivienda, no necesariamente implica la correlación con un mismo hogar sino que en ella misma pueden coexistir varios hogares (por ejemplo, un hogar formado por los padres de una pareja joven que conviven con sus propios hijos).

Aunque la mayoría de los hogares se constituyen alrededor de las relaciones de parentesco y hay un hogar por vivienda, solo con estas restricciones puede tomarse hogar como sinónimo de familia, y el termino familia, puede ser un equivalente de la familia nuclear típica (integrada por madre, padre e hijos), las que muestran los medios de comunicación como el modelo deseable de aceptación e ideal de la vida cotidiana.

El autor Germani, termina de formalizar cómo el modelo de pasaje de la sociedad tradicional a la sociedad moderna. Abarca desde la denominada fase I que es la “familia tradicional” a la fase III que es la “familia urbana moderna”.

Durante la década del ’60, el período en el que el pensamiento sociológico y la divulgación de la producción sociológica, junto con los medios de comunicación de masas y el mismo sistema educativo, contribuyeron a crear un ideal de familia moderna, de carácter nuclear y de tamaño reducido, con un modelo implícito de división del trabajo entre sus miembros, que convertía a la mujer en ama de casa y asignaba al marido el rol de proveedor de ingresos obtenidos mediante su participación en el mercado de trabajo (no había lugar en este modelo para la familia extensa); la familia se convertía en un ámbito especializado en el desempeño de funciones afectivas, centradas generalmente en la figura femenina y en el cumplimiento de la función materna.

En cambio, en la década del ’70 aparecieron las actividades que se realizaban dia a dia para la satisfacción de las necesidades básicas de sus integrantes (alimentación, higiene, afecto,etc.), proceso al que se denominó de “reproducción” . La figura del “ama de casa”, pasaba a convertirse en la protagonista principal de un tipo de trabajo específico (trabajo doméstico), que garantizaba la reproducción cotidiana y generacional de la población.

Según el censo de 1991, el hogar es el “grupo de personas, parientes o no, que viven bajo un mismo techo de acuerdo con un régimen familiar, y comparten sus gastos de alimentación”, podemos ver un cambio en el concepto, ya que no necesariamente necesitan tener un parentesco para conformar un hogar.

Durante la década de los ’80, denominada por organismos internacionales como la CEPAL la “década perdida”, hubo transformaciones económicos-sociales, otro en la dinámica interna de la vida familiar, en cuanto a la asignación de roles a los diferentes miembros de la familia. Los cambios ponían en cuestión lo construido como “natural”, revelando su carácter “cultural” que, en última instancia, estaba determinado por un sistema de afectos y de atención de las necesidades básicas, pero también por relaciones de índole económico-social

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