Otras Tonterias
Enviado por dianigris • 21 de Febrero de 2014 • 1.373 Palabras (6 Páginas) • 342 Visitas
El amor, la felicidad, el sentido de la vida y otras tonterías prefabricadas.
El amor
Me preocupa la gente que dice que anda buscando el amor, como si el amor ya estuviera por ahí listo y terminado. Como si existiera un amor enlatado, un producto diseñado que eliges en algún escaparate. Se han creído el cuento del amor prefabricado que nos venden en las películas de domingo en la noche o que nos cantan en la radio. Uno no busca el amor, uno lo construye.
Es curioso notar que la mayoría de las historias románticas omiten el amor. Siempre cuentan la historia de cómo se conocen los amantes, de cómo se atraen, de cómo se enamoran. Cuando por fin logran estar juntos nos cortan la historia, y es justo en ese momento cuando apenas va a comenzar el amor. Este se construye cada día, en cada minuto, con cada gesto dulce, con cada problema compartido, con cada sueño construido. Dicen que el amor todo lo vence y la gente está dispuesta a luchar contra todo por el amor, pero normalmente olvidan cuál es el mayor desafío de todos.
Nos venden las historias contra los enemigos, las familias, la distancia, la guerra o cualquier crisis. Pero cualquier capricho puede llegar tan lejos sólo por ser un capricho, basta ver los amores contrariados de los adolescentes que vencen toda prohibición pero se esfuman después de vencerlas. El mayor desafío, el único que puede vencer el amor, es el de la sucesión de los días, el de la acumulación de las pequeñas desdichas, el del hastío cotidiano.
Nos venden el placebo de la pasión, de la seducción, de la aventura para que nos conformemos con ello. El amor no se hace de grandes gestos épicos, cualquier capricho es capaz de ellos, pero sólo el amor puede construirse con la pequeña ternura cotidiana, con la amabilidad incansable de cada día. Quiero regresar a esa palabra: amabilidad. Hemos olvidado el verdadero significado de muchas palabras pero ellas siempre regresan. Decimos que una persona es amable cuando su trato es dulce, es cierto, pero hemos olvidado que amable significa precisamente “digno de ser amado”. La amabilidad entonces es la construcción contante del amor.
La felicidad
Me preocupa la gente que dice que anda buscando la felicidad. Como si la felicidad ya estuviera por allí lista para ser bebida, como una poción mágica que nos cambiará el alma. Como si la felicidad fuera algo definitivo que aguarda al final de toda historia. Las historias que triunfan son las que tienen final feliz, claro, en gran medida porque alimentan nuestra esperanza y necesitamos esperanza para vivir; pero también porque nos reconforta pensar que alcanzaremos esa felicidad prefabricada como una meta, que tendremos nuestro “vivieron felices para siempre” al final de tanto esfuerzo y podremos descansar. La felicidad, como el amor, es una construcción cotidiana. Nadie vive feliz para siempre, nadie que esté vivo puede hacerlo. Nos han vendido la nostalgia del paraíso. La merecida retribución por nuestros esfuerzos, la receta definitiva que nos cerrará los ojos ante el dolor de la vida. Así se hacen las religiones, los libros de auto superación y las películas de Hollywood.
Nunca seremos felices.
Todo cansa, incluso la alegría, todo siempre está incompleto, roto, sucio, deforme; pero eso nos mueve a seguir caminando, a seguir buscando. Estamos condenados a construir cada día la felicidad y a fallar siempre para que al día siguiente sigamos construyendo, pero de ese inútil esfuerzo es que surge la belleza. Creemos que un mundo bello es un mundo en donde no existe la mierda, pero la mierda siempre existirá. La belleza (creo yo) no consiste en escapar de la mierda del mundo sino en aprender a verla. Pero no nos interesa la belleza, nos interesa lo bonito. Buscamos comprar la felicidad en forma prefabricada y aséptica. Tenemos una felicidad postiza y certificada. Nuestras diversiones están específicamente diseñadas para distraernos. Caemos en la perfecta trampa de confundir la felicidad con la distracción. Leemos libros “bonitos” que no nos dicen nada pero que nos distraen
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