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PRINCIPIOS GENERALES SOBRE MANEJO DE ECOSISTEMAS


Enviado por   •  5 de Marzo de 2015  •  2.036 Palabras (9 Páginas)  •  473 Visitas

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PRINCIPIOS GENERALES SOBRE MANEJO DE ECOSISTEMAS

La incorporación del enfoque sistémico en la ecología, ha dado nuevas herramientas conceptuales y metodológicas al problema de entender, estudiar, conservar, utilizar y restaurar a la naturaleza. Un ejemplo claro es el concepto de ecosistemas, que fue tomando forma en el transcurso de la última mitad del siglo XX, hasta convertirse, hoy en día, en un concepto clave en la teoría ecológica (Cherrett 1989). Importantes programas de investigación de corte internacional llevan implícito el concepto de ecosistemas, tales como el Long Term Ecological Research Program (Gosz 1996), el Geosphere and Biosphere Program (Walker and Steffen 1996) y más recientemente, el Millenium Ecosystem Assesment (Reid 2000). El propósito de este apartado es describir, de manera general, los principios del manejo de ecosistemas como una herramienta de uso y conservación de los recursos forestales. Se iniciará haciendo una breve reflexión sobre el predicamento ambiental en el que se encuentra la humanidad, para establecer el contexto general en el que se da la necesidad de conservar a los ecosistemas naturales. Posteriormente se mencionará el concepto de ecosistema, describiendo sus componentes y propiedades. Se hará una pequeña discusión sobre la naturaleza no teleológica de los ecosistemas. Le seguirán tres secciones en las que se abordarán los aspectos funcionales del ecosistema, comenzando por los procesos hidrológicos, siguiendo con los aspectos energéticos y concluyendo con la dinámica biogeoquímica de los mismos. Una breve mención sobre el concepto de servicios ambientales ayudará a redondear el concepto sistémico de la naturaleza y de sus recursos. Finalmente, en las últimas tres secciones se abordaran los aspectos de manejo, discutiendo la necesidad de buscar sistemas de producción sustentables, describiendo los elementos del protocolo de manejo de ecosistemas y mencionando las bondades de utilizar las cuencas hidrográficas como unidades de manejo.

El dilema ambiental

Por el simple hecho de estar vivos, todos los organismos que habitan este planeta tienen la capacidad de transformar su ambiente. Esta capacidad varía enormemente entre las diferentes especies, dependiendo de múltiples factores tales como su tamaño, distribución, abundancia, tasa de reproducción y metabolismo, entre otros. En la mayoría, el impacto de su desarrollo se restringe a escalas espaciales y temporales relativamente pequeñas. Sin embargo hay especies ampliamente distribuidas y capaces de transformar grandes extensiones de terreno.

El hombre, desde sus orígenes hace más de tres millones de años, ha tenido la capacidad de transformar su ambiente a escala muy por encima de cualquier otro organismo del planeta. Inicialmente, con herramientas como el fuego, fue capaz de modificar más allá de su entorno inmediato. Conforme fue desarrollándose cultural y etnológicamente, su impacto en el medio aumentó considerablemente. El desarrollo de la agricultura, hace más de diez mil años, le permitió expandir sus actividades, transformando regiones completas. Con la revolución industrial, hace 200 años, el hombre logró un desarrollo tecnológico tal que el impacto de sus actividades ha alcanzado escalas globales.

No fue sino hasta muy recientemente que el hombre comenzó a preocuparse sobre el impacto de sus transformaciones en el ambiente. Desde muy temprano en la historia, existía la percepción de que la naturaleza no sólo era capaz de absorber cualquier tipo de perturbación, sino que además se constituía en un enemigo a vencer. Transformar a la naturaleza y doblegarla a los caprichos del hombre se consideraba un signo de desarrollo económico y social (Jordan 1998). Sin embargo, poco a poco nos hemos dado cuenta que hay un límite en la capacidad que tiene la naturaleza para absorber dichos cambios. La desaparición de especies ha sido una de las primeras evidencias a este respecto. El deterioro ambiental a escala global, documentado recientemente, es una evidencia más del problema.

Se reconocen como cambios globales aquellas transformaciones que alteran las capas de fluidos de la tierra (océanos y/o atmósfera) y que, por lo tanto, se experimentan a escala planetaria (Vitousek 1992). Tal es el caso de los cambios en la composición de la atmósfera y el cambio climático. Así también se consideran las transformaciones del ambiente que ocurren en sitios muy localizados, pero tan ampliamente distribuidos que constituyen un cambio a nivel global. Los cambios en el uso del suelo, la pérdida de la biodiversidad, la erosión de los suelos y la introducción de especies exóticas son ejemplos de lo último.

Otra evidencia clara que nos permite apreciar el impacto de nuestras actividades sobre la naturaleza, es nuestra inquietante incapacidad para resolver lo que se denomina genéricamente como problemas ambientales. Al parecer estos, más que resolverse, se agravan día con día. Y lo que sucede es que al atacar asuntos como la contaminación atmosférica, la pérdida de fertilidad de los suelos, la extinción de especies o el cambio climático, en realidad estamos atacando los síntomas (Ehrlich y Ehrlich 1991). La raíz del problema radica en que estamos alterando los procesos que mantienen el sistema de soporte de la vida del planeta y con ello estamos reduciendo su capacidad para mantener a los seres humanos. En otras palabras, la economía de la humanidad descansa en diversos servicios que otorgan gratuitamente los ecosistemas naturales, los cuales estamos desmantelando sin ninguna consideración (Ehrlich y Ehrlich 1991).

El concepto sistema de soporte de vida viene de la industria espacial y se define como todos aquellos equipos, rutinas, mecanismos y procesos, que mantienen el medio ambiente de una nave en condiciones que permitan conservar la vida de sus tripulantes. Utilizando la analogía del planeta Tierra como una nave espacial, el sistema de soporte de vida de la Tierra está armado precisamente por todos aquellos procesos que se dan en los ecosistemas naturales y que conocemos como servicios ambientales (Odum 1983). Estos servicios que da el ecosistema son muy variados e incluyen procesos como el mantenimiento de una mezcla benigna de gases en la atmósfera, la moderación del clima, la regulación del ciclo hidrológico, la generación y preservación de suelo fértil, el reciclaje de materiales, el control de plagas y enfermedades, la polinización de cultivos, el suministro de recursos naturales y el mantenimiento de la biodiversidad (Daily et al. 1997).

Es importante recalcar que los servicios ecosistémicos son importantes,

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