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PSIQUIATRÍA E INSUFICIENCIA RENAL


Enviado por   •  12 de Enero de 2015  •  3.002 Palabras (13 Páginas)  •  269 Visitas

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PSIQUIATRÍA DE ENLACE

PSIQUIATRÍA E INSUFICIENCIA RENAL

OBJETIVO DEL PROTOCOLO

Uno de los objetivos de la psiquiatría de enlace es el estudio y el tratamiento de las enfermedades médicas que padecen los pacientes con trastornos psiquiátricos crónicos, y las manifestaciones psiquiátricas de las enfermedades médicas, en todos los niveles de atención, aunque con mayor énfasis en el contexto del hospital general. En este caso abordaremos la insuficiencia renal y su síntoma psiquiátrico más común como la depresión. Asimismo se preocupa especialmente del estudio y tratamiento de la conducta suicida, y el manejo de problemas conductuales en el contexto del hospital general. Evaluar temores, preocupaciones y creencias socioculturales de las personas que padecen esta enfermedad.

DEFINICIÓN

La depresión es la alteración psiquiátrica más común en pacientes con Insuficiencia renal crónica tratados con Hemodiálisis, puede tener efectos adversos sobre los resultados y eleva las tasas de morbimortalidad, dado que influye negativamente sobre diversos factores somáticos y emocionales del paciente, definitivos para su recuperación. El esquema presupone el funcionamiento de un equipo terapéutico integrado por diversos profesionales de la salud entrenados en el manejo de la salud mental de los pacientes renales. Se propone que todos los pacientes con IRCT tengan no sólo una valoración psicológica diagnóstica, sino un proceso psicoterapéutico formal, lo cual facilitaría el trabajo psicológico posterior y proporcionaría indicadores de los niveles iniciales de depresión y salud mental, que serán comparados con los niveles subsiguientes, medidos secuencialmente. Es fundamental la psicoeducación a los pacientes y sus familiares sobre la depresión y la importancia de la consulta temprana. Existen diversas posibilidades de intervención para manejar la depresión, según su intensidad. La psicoterapia es una buena alternativa de tratamiento que, en los casos más graves, debe combinarse con el uso de psicofármacos, aunque antes es necesario analizar cuidadosamente los potenciales efectos secundarios y las interacciones con otras drogas que usualmente toman estos pacientes.

DIAGNÓSTICOS RELACIONADOS EN CIE-10

Puede existir un trastorno por ansiedad ‘puro’, que no haga parte de un cuadro depresivo. La gran prevalencia de ansiedad, que se puede dar en todos los pacientes renales, pero es mayor en aquellos que esperan recibir un trasplante, se ha atribuido a diferentes factores físicos y psicosociales comunes en este período. Estos factores incluyen hallazgos como angina, arritmias, efectos de los medicamentos, alteraciones metabólicas y pobre ventilación. Los factores psicosociales relevantes incluyen el ambiente hospitalario, el aislamiento de la familia, la pérdida de control, las amenazas a la integridad corporal, la agonía y la muerte. Los pacientes que pueden beneficiarse de recibir tratamiento son los que admiten sentirse muy angustiados y en quienes la ansiedad parece interferir con su habilidad de permanecer hospitalizados y de cooperar en sus cuidados médicos.

En pacientes deprimidos o ansiosos debe evaluarse también la presencia de delírium. Este último y la encefalopatía se refieren a las perturbaciones en la conciencia, en la orientación, en el sueño, en la memoria y en la concentración, típicamente observadas en pacientes con enfermedades terminales de órganos. El delírium puede causar perturbaciones en el ánimo y en la conducta, que imitan a aquellas asociadas con la depresión y la ansiedad. Su diagnóstico correcto es importante, ya que puede indicar la presencia de una infección, hipoxia, perturbaciones metabólicas o cualquier otro cambio fisiológico subyacente que requiere intervenciones específicas. Además, el tratamiento con medicamentos antidepresivos o ansiolíticos, en casos en los que erróneamente no se diagnostica el delírium, puede empeorar la condición del paciente y causar agitación y confusión.

El delírium también puede ser detectado si las enfermeras se toman un tiempo para registrar de manera consistente los resultados de las valoraciones del estado mental realizadas en cada turno. En los registros de los pacientes pueden revisarse indicios de fluctuaciones en la orientación, conciencia, conducta, estado emocional y cantidad de actividad. Los pacientes con delírium tienden a presentar fluctuaciones en su estado mental, mientras que los deprimidos o ansiosos son más consistentes en su apariencia, conducta y estado de alerta.

DIAGNÓSTICO

El diagnóstico diferencial de esta enfermedad en nuestros pacientes es muy complicado y se requiere un sustentado juicio clínico y suficiente experiencia y pericia diagnóstica para poder decantar los aspectos propios del deterioro físico y cognitivo producido por la uremia, así como las reacciones normales o patológicas de los sucesivos duelos de nuestros pacientes, para poder quedarse con el diagnóstico definitivo de Depresión Mayor en un paciente renal. En principio, con las observaciones que enumeramos adelante, se deben tener en cuenta los criterios diagnósticos del DSM-IV para la depresión mayor que están enunciados al principio del artículo y resumidos en el Cuadro 1.

Con respecto a lo anterior, es criterio de diagnóstico:

• Cinco o más de los anteriores.

• Uno o dos imprescindibles para el diagnóstico.

• Dura más de dos semanas.

• No es un duelo.

• No es una enfermedad médica.

ALGORITMO DIAGNÓSTICO

La superposición entre signos y síntomas de depresión y aquéllos causados por una enfermedad terminal complica la tarea de diagnosticar la depresión de manera adecuada. Como consecuencia de este dilema, se han desarrollado guías que ayudan a detectar la depresión en el enfermo físico. En primer lugar, los pacientes deben experimentar más que tristeza persistente. Además, deben estar presentes otras señales, como llanto fácil, anhedonia, desesperanza, sensación de valer poco, culpa inapropiada o excesiva e ideación suicida. La anhedonia, es decir, la falta de placer, puede ser difícil de discernir en pacientes cuyas actividades se encuentran limitadas por el deterioro de su salud o por su estancia en el hospital. De cualquier manera, este indicativo puede estar presente en pacientes que no sienten interés o placer en los momentos que comparten con sus familiares y amigos. La culpa excesiva o inapropiada con frecuencia se manifiesta en forma de comentarios negativos sobre sí mismo, como “Yo no soy bueno, porque soy una carga”, o “Mi enfermedad es un castigo”.

Aunque los signos y síntomas vegetativos de depresión (fatiga, insomnio, anorexia)

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