Recursos hídricos sostenibles

El agua es el centro del desarrollo sostenible y contribuye al desarrollo socioeconómico, ecosistemas saludables e indispensables para la vida humana. Asimismo, el agua garantiza una higiene básica, lo que reduce las enfermedades mejorando la salud de las personas, la producción de alimentos y el consumo humano directo. El agua también está relacionado al sistema climático, la sociedad humana y el medio ambiente. Es un recurso limitado e insustituible clave para el bienestar humano y una eficiente gestión de la misma puede fortalecer la sostenibilidad de los sistemas sociales, económicos y ambientales de unos cambios rápidos e imprevisibles.

AGRICULTURA SOSTENIBLE:

La agricultura es el mayor consumidor de agua a nivel mundial, representando el 70% de las extracciones de agua en todo el mundo. Por lo tanto, se debe buscar nuevas tecnologías para hacer el proceso de cultivo más eficiente y así ahorrar más agua.

Esto se puede lograr haciendo uso de la “Tecnología 3.0”, la cual propone planes de cultivos para los agricultores y la utilización de sensores para medir la humedad del suelo, las variables climáticas, entre otros. Todo ello para manejar de manera eficiente el agua que se distribuye para cada cultivo, enviando información al agricultor con las mejores recomendaciones de riego.

Por otro lado, también se debe sensibilizar a los agricultores sobre el valor del agua y exponer los marcos normativos para su uso.

HUELLA HÍDRICA

Es necesario disponer de indicadores que permitan conocer la situación actual respecto a los recursos hídricos y así plantear propuestas de mejora, por tanto, calcular la huella hídrica permite evaluar el nivel de uso de agua de entidades, procesos y productos, tanto de forma cuantitativa como cualitativa, con el fin, de lograr una gestión más sostenible del agua dulce.

La huella hídrica de un producto se determina en base al volumen de agua que se haya utilizado en su producción, ya sea directamente, referido a la cantidad de agua consumida o contaminada en el periodo de fabricación y lo incorporado en el producto mismo; o indirectamente, que incluye el grado de agua que se ha empleado en los diversos elementos de la cadena de suministro.

Asimismo, la huella hídrica se considera como una herramienta que contribuye a analizar el funcionamiento de diferentes actividades y productos en relación a la escasez del agua, su calidad y los impactos involucrados. Por ello, varias industrias han empezado a adoptar esta medida, dado que incluso, puede ayudar a que anticipen distintos riesgos referentes a los recursos hídricos, influyendo también, en un mejor manejo de los aspectos financieros.

CALIDAD DEL AGUA

La calidad del agua, así como la salud y el crecimiento económico van de la mano y son imprescindibles cuando del bienestar de las personas y de un desarrollo sostenible se trata. Pues la calidad del agua se encuentra en el principal nivel de intervención en la salud ambiental. Por lo tanto, brindar acceso a recursos hídricos adecuados y de alta calidad es una forma eficaz de cómo promover la salud y disminuir la pobreza (OMS, 2017).

Para poder lograr una gestión más adecuada y sostenible de los recursos hídricos, tener en cuenta el aspecto de la calidad del agua es imprescindible. A través del Plan nacional de Calidad del agua es que se puede establecer aquellos límites de emisión y los respectivos estándares de calidad del agua que se deben cumplir. Asimismo, se debe tener en cuenta la fecha límite de los anteriores puntos, ya que de esta manera se podrá lograr un buen estado ecológico del agua. A su vez, para disminuir la contaminación por parte de la agricultura y alcanzar los objetivos establecidos para una mejora de la calidad del agua, un plan de regadíos es vital. Mientras que con el Plan Nacional de Calidad del agua se puede contribuir a la protección de zonas aledañas a las fuentes de abastecimiento, reducir la cantidad de emisiones de nitrógeno y fósforo que se encuentran en las aguas residuales a través de plantas de tratamiento y la renovación de las plantas de depuración. Es decir, este último plan ofrece la aseguración de que las aguas residuales urbanas tengan el debido tratamiento de manera adecuada y correcta que cumplan con aquellos objetivos ambientales establecidos.

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