Taxonomía Gondii

Taxonomía.

Para la reproducción del parásito se necesita dos intermediarios, uno de forma asexual que es el hospedero definitivo de esta enfermedad, un ejemplo de ellos son las aves y cierto tipo de mamíferos, otro intermediario se da de manera asexual y solo son hospederos intermediarios (felinos) pues estos pueden contagiarse por medio del consumo o contacto de aquellos que tengan el parasito. El toxoplasma gondii pertenece al orden de los hymenostomatida por ser protistas que habitan en agua dulce y se encuentra en mamíferos acuáticos, su familia es ichthyophthiriidae y su género es el toxoplasma. En los felinos el parasito habita en el estómago e intestinos y son seres microscópicos conformados por una sola célula eucariota y heterótrofos, esto quiere decir que obtiene su alimento del exterior y su hábitat son lugares en agua o húmedos [6]. Perteneciente al reino protozoa y a la clase sporozoa, suborden eimeriorina por su presencia en aves y mamíferos [13].

Epidemiología.

La incidencia de infección por toxoplasma gondii puede variar según el país en donde te encuentres, medio millón de humanos produce anticuerpos contra este parásito, sin embargo, un 60% de la población mundial se ha contagiado y en estados unidos un 11% de los contagios han sido en niños no mayores a 6 años. Un 50 a 80% de adultos en Europa y Latinoamérica [7]. Es normal que los casos aumentan en zonas cálidas y húmedas pues es el hábitat natural del parásito [3].  En zonas frías o desérticas la cantidad de contagios o infecciones es mucho menor, mientras que personas que padecen de SIDA se estima que un 50% de ellos han sido afectados. Por el momento se desconoce la tasa de infección por año, pero el periodo de incubación dependerá de cómo se contrajo dicho parásito, por consumo del alimento contaminado es de 10 a 23 días, mientras que por medio de felinos y ocurra una inhalación o ingestión de ooquistes es de 5 a 20 días. El toxoplasma gondii no puede ser contagiado de humano a humano, a no ser que se presente un embarazo, por lo que este parásito provoca coriorretinitis a un 35% de los nacidos contagiados [9]. El contagio por medio de gatos se da en proporciones mínimas y aunque los felinos son los hospederos definitivos del parásito se dice que el 1% de ellos dependen ooquistes en la naturaleza en proporciones desconocidas, pero estos ooquistes logan sobrevivir durante meses o incluso años, siempre y cuando se encuentren en condiciones favorables [4]. Existen tres factores principales de contagio, la transmisión por alimentos, del animal al humano o de la madre al hijo. El contagio por los alimentos se da por el consumo de una proteína contaminada (pescado, ostiones, etc.) o por carne con falta de cocción (cordero, cerdo, etc.), también por la manipulación incorrecta de alimentos contaminados y poca higiene en utensilios de trabajo. Los factores de riesgo del animal al humano se presentan cuando se entra en contacto con heces de gatos domésticos o con elementos que contienen ooquistes, como lo son plantas, agua o incluso alimentos y por último el contagio de madre a hijo, la infección cognitiva es posible si la madre se contagió durante el periodo de embarazo y de esta manera él bebe al nacer contraiga el parasito [2].

Diagnóstico.

Es común que las personas contagiadas presentan síntomas leves, similares a los de una gripe, así como fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular y dolor de garganta, esto hablando de personas consideradas sanas, mientras que las personas vulnerables, ya sean que padecen de SIDA o estén bajo un tratamiento fuerte (quimioterapias) pueden presentar mala coordinación, confusión, inflamación de la retina e incluso provocar problemas pulmonares. En el caso de los bebés puede ser mucho más difícil, pueden nacer con discapacidad mental, pérdida de audición, presentar convulsiones, cambios en la coloración de la piel y ojos, daños en el hígado, extremidades, etc.  Es recomendable acudir inmediatamente al médico si hay sospechas de llevar el parásito si la persona está embarazada o es vulnerable, mientras que en otros casos se deberán de presentar síntomas para que pueda ser examinado y se reciba una atención médica inmediata [14]. El diagnóstico puede ser verificado por diversas pruebas, la serología son técnicas de hemaglutinación para la detección de IgM que consiste en la prueba rápida de anticuerpos contra toxoplasma gondii en la sangre o en el  líquido linfático, IgA encuentra anticuerpos en las vías respiratorias y digestivas , IgE e IgG se buscan anticuerpos en la sangre y otros fluidos, es el más común y tarda tiempo en formarse el anticuerpo después de la infección,  la OMS también realiza una prueba basada en la IgG, sin embargo, implica la manipulación de parásitos vivos y por ellos se realiza en pocos laboratorios, de igual manera se pueden emplear baterías serológicas, imagenológicas, histopatológicas o pruebas de PCR [5]. Una prueba que es realizada con menor frecuencia es la LCR, consiste en la observación del parásito en tejidos teñidos, pero es difícil llevarse a cabo por la dificultad de obtener aquellos especímenes.

Enfermedad en el animal y en el hombre.

El parásito toxoplasma gondii puede ser transmitido de un animal a un humano, por lo que los animales de granja pueden ser una fuente de riesgo directa para que el humano lo contraiga. Como los gatos, aves y roedores son los portadores definitivos del parásito por lo que al generar los ooquistes y permanezcan durante cierto tiempo a la naturaleza es posible su maduración en el ambiente y de esta manera contagiar a los animales de sangre caliente (ganado) afectando el tejido cerebral, el músculo esquelético y cardíaco en los portadores intermediarios.  Los humanos son intermediarios, sin embargo, no son la mayor fuente de riesgo y contagio para otros seres [10]. El ciclo biológico del parásito toxoplasma gondii empieza por los hospederos definitivos, continua con el contagio de ganado, frutas, verduras, agua, ambiente que pueda entrar en contacto con otros seres y de esta manera los seres humanos contraen el parásito. Un 9.2% del ganado bovino es afectado, mientras que los humanos corren el riesgo de contraerlo un 70% mediante productos derivados del pescado listos para el consumo y productos cárnicos derivados del cerdo [11]. La vía de acceso del toxoplasma en el humano es nasal u oral, se localiza en el cerebro, pulmones o cualquier otro tejido u órgano [12].

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Resultados.

Clasificación taxonómica.

Originalmente la enfermedad se clasificaba en nueve especies, las cuales son: Toxoplasma alencari, toxoplasma bahiensis, toxoplasma brumpti, toxoplasma colubri, toxoplasma gondii, toxoplasma hammondi, toxoplasma pardalis, toxoplasma ranae y toxoplasma serpai, sin embrago, investigaciones más profundas determinaron que todas las características que presentaban estas especies de enfermedades eran idénticas, por lo que finalmente se quedó una especie única de la enfermedad y es la que actualmente conocemos como toxoplasma gondii [7].

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