Tres modelos normativos de democracia

La inclusión del yo fue publicado en 1992 en su versión en alemán. En el capítulo “Tres modelos normativos de democracia describe primero a las compresiones liberal y republicana de la política; luego los conceptos en cada una de ciudadano, de derecho y de la naturaleza del proceso de formación de la voluntad política; finalmente hace una concepción de lo que llama “política deliberativa”.

        Para  los liberales el Estado es un sistema de interrelación en términos de mercado, es decir, la relación de las personas privadas, y así se le programa en interés de la sociedad. La política tiene entonces el papel de afianzar y promover los intereses sociales privados, en donde el aparato estatal que posee el poder político tiene como propósito alcanzar fines colectivos.

        Para los republicanos, la política constituye el proceso de socialización en su conjunto. Para esto el mercado no es la regulación esencial, en cambio, “surge la solidaridad  como una tercera fuente de integración social”^[1], además del Estado y la política. En esta concepción la autodeterminación ciudadana tiene una base social autónoma, o sea, que no depende tanto de la administración pública y del tráfico económico privado.

        Entre estas dos percepciones de la política, se desprenden algunas diferencias en conceptos como el del ciudadano:

-Concepción liberal: “el status de los ciudadanos está determinado por la medida de los derechos subjetivos que tienen frente al Estado y frente a los demás ciudadanos”^[2], en tanto que los derechos subjetivos son derechos negativos, en donde las personas jurídicas no estás subordinadas a coacciones externas. Asimismo, el status se determina por los intereses privados.

-Concepción republicana: el status no se determina por las personas privadas ni por las libertades negativas, sino por los derechos cívicos como los de comunicación y participación, que son libertades positivas. Considera más importante el proceso comunicativo y de la autodeterminación: “Ese poder (el poder democrático del Estado) procede más bien del poder producido comunicativamente en el ejercicio de la autodeterminación de los ciudadanos y se legitima en la medida en que mediante la institucionalización de la libertad pública proteja ese ejercicio”^[3].

        El segundo concepto del que se ocupa el autor es el concepto de derecho:

-Concepción liberal: es un ordenamiento jurídico que delimita en cada caso qué derechos le corresponden a quién. En ésta, el derecho superior proporciona las condiciones en las que se frena el poder para que la búsqueda de intereses diversos y en conflicto pueda llevarse de la mejor manera posible.

-Concepción republicana: es un ordenamiento jurídico que busca que haya una vida en común autónoma, en donde todos tengan los mismos derechos y existe el respeto recíproco. Aquí se pretende que cada persona tenga el mismo peso de integridad, para que se reconozcan como personas pero al mismo tiempo como miembro de su comunidad, cuyo objetivo, para los republicanos es el bien común, que “consiste sustancialmente en el éxito de su intento político para definir, establecer, realizar y sostener el conjunto de derechos que mejor se adecúe a las condiciones y costumbres de esa comunidad”.^[4]

        El sufragio considerado como una libertad positiva es el paradigma de los derechos en general, puesto que es una parte de la constitución de la autodeterminación política y expone cómo se incluye en una comunidad a los individuos iguales para que lleven a cabo su participación autónoma y para que tomen posiciones propias.

        Sobre las diferencias en el concepto de la naturaleza del proceso político:

-Concepción liberal: va ligada a su concepción de ciudadano, en donde su status depende de sus intereses privados. Sobre el concepto de la naturaleza del proceso político en particular dice que “es esencialmente una lucha de posiciones que conceden la capacidad de disponer de poder administrativo”. Siguiendo la búsqueda de intereses diversos, el éxito del poder se mide por la aprobación, es decir, a través de los votos que les merecen las personas y los programas.

-Concepción republicana: la formación de la voluntad política, tanto en el espacio público como en el parlamento se basa en las estructuras de comunicación pública que buscan el entendimiento. En contraposición de la visión de los liberales, “el paradigma de la política, concebida en el sentido de una práctica de autodeterminación ciudadana, no es el mercado, sino el diálogo”^[5]. La opinión pública tiene fuerza legitimadora no sólo por las posiciones de poder, sino también por su fuerza vinculante en el modo de practicar el dominio público, que tiene que ver con la continuación en la que se mantiene un discurso político.

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