Un nuevo ensayo sobre EDUARDO Y JOANNA.

EDUARDO Y JOANNA.

Esto es digno de plasmar en una hoja de papel, tal vez se acerca a la realidad de muchos ya que el destino puede estar escrito, dos almas que vivían con la espera de conocerse, si no es en esta vida quizás en la otra, pero el hilo rojo se acorto lo suficiente para sentir que estarían juntas por la eternidad.

Eduardo es el segundo hijo de nueve hermanos, vivía en una reducida casa de madera con goteras y el piso de tierra roja, en el verano su casa era realmente calorosa, pero el pequeño ojo de agua cerca de su pueblito Poana se llenaba de visitas, para llegar a él tenían que pasar por un arco de arboles de un kilometro de recorrido, quizás las superstición de los niños provocaba las leyendas, ya que los antiguos ancianos contaban que pequeños duendes perdían a los niños que se portaban mal. En el  invierno él y sus hermanos ayudaban a su mamá María con la leña, y ahí en la pequeña casa al caer la noche el cerro rugía con intensidad, su abuelo solía contarle extrañas leyendas, nada era tan placentero para Eduardo y sus hermanos que escuchar a su abuelo contar una y otra vez la misma historia con un toque extra de dramatismo.

Todo cambio muy trágicamente, su padre Ramón no podía mantener una familia tan numerosa con un salario de 200 pesos a la semana, así que con 50 pesos en el bolsillo se mudaron a la ciudad, antes el dinero valía más de lo que vale en esta época. María arrastró a sus animales y en una caja de cartón coloco sus mejores prendas, los niños hicieron lo mismo, guardaron sus carritos hechos de latas de atún, y se despidieron de sus abuelos. No conocían más allá que las tierras que los vieron nacer, no sé si han escuchado ese dicho; “una vez que tocas nuevas tierras te sientes como Cristóbal Colón capaz de descubrir más sitios sin explorar”.

Eduardo se quedo paralizado al ver las casas de cemento con vibrantes colores, veía pasar a los niños de la ciudad con sus mochilas grises al hombro dirigiéndose a la escuela, Teapa era un lugar muy grande para él, no se daba cuenta aún que esto no era ni la mínima parte del mundo. Su padre Ramón era bueno con las manos y fue contratado de inmediato como ayudante de albañil, María era buena con la cocina, preparaba ricas comidas, las cuales vendía a un buen precio en el mercado, Eduardo salía por las mañanas con una enorme palangana repleta de empanadas, con sus pies descalzos recorría el centro de la ciudad y lograba vender todo en una sola tarde. Pero él a la edad de 9 años deseaba una sola cosa, le pidió a su madre que lo ayudara, quería estudiar, aprendió a leer y escribir aunque no llevaba una mochila gris, zapatos de charol ni uniforme, no le importo llevar un morral, su camisa y pantalón de manta, con sus mejores huaraches, él termino su primaria, también la secundaria, lamentosamente no pudo llegar a la preparatoria ya que prefirió trabajar para ayudar a sus padres, sus hermanos encontraron un camino parecido que no incluía la misma mentalidad que Eduardo,  a la edad de 23 años el ya tenía una casa y un trabajo estable como camionero, recorrió parte del mundo como lo había soñado, vio la hermosa ciudad de México, Guanajuato, Veracruz, puebla, etc. y era el momento indicado para ser realmente feliz, su visión del mundo era tan diferente a los demás, creía fielmente que la felicidad es una elección, si crees en ti mismo nadie podrá detenerte, y el ya había logrado lo que prometió. Y sucedería lo razonable.

“Creo que es algo místico, solo pocos son dignos de ese honor tan semejante, muchos lucharan por encontrarlo, si el mundo supiera de ese poder las guerras terminarían, ¿Sabes de lo que estoy hablando?”.

Joanna  era la hija mayor de un amorío momentáneo, su madre tenía 15 años cuando dio a luz, desde ese momento Andrea su madre no la podía mantener, dejo a Joanna en manos de su abuela, una mujer cruel que solo pensaba en el dinero, maltrataba a todos los niños que tenía a su cargo, a los 6 años Joanna  sufría de acoso escolar, por llevar las peores prendas, oler mal, y tener un cabello descuidado ya que era un lujo según su abuela utilizar jabón. Su infancia fue marcada por una serie de maltratos psicológicos y físicos. Dejo la escuela a los 13 años, aun era una niña cuando comenzó a trabajar, no era buena en los  estudios o eso es lo que le hacían creer, un día su abuela necesitaba dinero y pensó en una manera fácil  de obtenerlo utilizando el pequeño  cuerpo de Joanna, sus miedos aumentaron al saber que sería utilizada sexualmente por un pervertido que había pagado 100 pesos por su virtud, en ese cuarto oscuro con el fuerte olor del alcohol pedía auxilio, su vista se hizo borrosa al ver a su madre Andrea  sosteniendo un cuchillo en mano amenazando de muerte al pervertido posado enfrente de ella. Quizá  Andrea reflejo la miseria que había en ella  y la escena era parecida a los recuerdos de su pasado, arrepentida Andrea por tomar malas decisiones tomo a su hija en brazos y la llevo a un lugar donde estaría mejor, lejos del infierno donde la había abandonado.

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