Una mano de caracoles
Enviado por julioelegua • 31 de Julio de 2013 • Informe • 2.739 Palabras (11 Páginas) • 393 Visitas
Una mano de caracoles está constituida por 18; aunque en el caso de Elegguá, la componen 21, de los que se sacan cinco para tirar con ellos. A éstos 16 caracoles restantes son lo que se le llama diloggún, y los que se retiran de cada mano reciben el nombre de adelé.
A la mano de caracoles se le unen varios enseres que reciben el nombre de Iboqué, lo que quiere decir aguante o sujete. El Iboqué está compuesto por una piedra pequeña oscura nombrada otá, un caracol blanco, largo y pequeño que se nombra allé, una semilla que recibe el nombre de egüé-alló, una cabecita de muñequita a la que se le da el nombre de Erí-agüona, y una pelotita de cascarilla o Efún. Los caracoles, según la cantidad que van cayendo boca arriba, es la que define la letra u oddu a conocer.
Cuando se comienza a tirar el diloggún, primero se echa agua y se moyugba; o sea, se pide permiso a Dios, los egguns y a los orishas, igual como cuando se utiliza el obbi. Las letras son las que dicen lo que pasó, lo que está pasando, y lo que va a suceder.
El diloggún al leerlo, lo primero que se necesita es conocer los refranes que se derivan de cada letra, que son los puntos básicos de este oráculo; ya que por lo regular la encabezan un refrán o un patakí. Luego, se extrae el punto básico de la letra, lo esencial de cada oddu. Poniendo parte de cada refrán por letra que sale, más la historia de los personajes, se acierta en lo que hay que decirle al que se está registrando.
Los Oddun
1 .- OCANASORDE
Refrán: por uno empezó el mundo, si no hay bueno no hay malo.
Patakí: había una vez una persona que era amiga de las discusiones, y se buscaba la enemistad y la antipatía de todos los que lo trataban, pero no era de malos sentimientos. Esta situación llego a tal extremo que se vio solo y hubo de abandonar el pueblo en el cual vivía. A la salida del pueblo se tropezó con un comerciante que venía con un perro tirando de su mano.
Al verlo se le acercó y le pregunto cómo andaban las cosas, para lo cual este le respondió –como siempre – para unos bien y para otros mal. El comerciante al ver que este iba a abandonar el pueblo le aconsejó que se rogara la cabeza, pues era una orden del Rey de ese condado, la cual quien no la cumpliera debería morir.
El hombre, porfiado de hecho, le respondió que el no obedecía ordenes de ese Rey, pues iba a abandonar ese pueblo. Siguiendo su camino, y a lo largo de unas leguas, los soldados del Rey al verlo y notar que no había cumplido las ordenes del soberano, lo tomaron preso y lo encerraron con los tigres pensando que era un cabecilla del ejercito contrario, donde fue devorado por los mismos.
2 .- EYIOCO
Refrán: flechas entre hermanos
Patakí: Odé era un cazador que vivía con su mujer, y todo lo que cazaba lo ponía al pie de un árbol y Olofi venía y se tomaba la sangre. Un día su mujer le preguntó por qué él traía los animales sin sangre, y él le contestó que eso no le importaba.
Ella se quedó callada, pero un día tomó el saco donde Odé echaba la cacería y le echó ceniza, y en el fondo del saco hizo 3 agujeros para que la ceniza se fuera regando y así poder seguir el rastro, ya que quería averiguar cómo y por qué los animales venían sin sangre.
Odé tomó su saco de caza y su arma, y salió como de costumbre, sin darse cuenta que lo perseguían. Cuando llegó a donde estaba Olofi, este le preguntó que con quien había ido, y él le contestó que con nadie. Olofi le preguntó quién era esa mujer que estaba escondida detrás de unos arbustos, y Odé le dijo que no sabía. Entonces Olofi dijo: ¨ Curiosa, si sangre quieres ver, sangre tendrás para siempre.¨ Ahí nace el periodo de la mujer.
3 .- OGGUNDÁ
Refrán: discusión, tragedia, la cuchilla.
Patakí: Cierta vez todos en un pueblo se reunieron para hacerle la guerra a Olofi, entonces este mandó a hacer juntas de todo el pueblo y buscó a Oggún para que le arrancara la cabeza a todos. Oggún fue arrancándolas y amontonándolas, hasta que llegó Orula que fue el ultimo en llegar. Oggun le preguntó por qué llegaba tan tarde, y Orula le contestó que él no quería pelear con su padre Olofi. Entonces Olofi le dijo a Orula: ¨ Ya que has llegado tarde, porque no querías pelear conmigo, siempre llegarás tarde y serás el último en hablar, pero serás el Rey del pueblo.
4 .- EYIROSUN
Refrán: Nadie sabe lo que hay en el fondo del mar.
Patakí: Había una madre que estaba muy triste porque su hijo iba de gobernador a otra tierra, pero el hijo le dijo que no temiera, pues el iba con sus mejores amigos, ya que los había escogido el mismo. Salieron rumbo a la tierra que los esperaba para tomar el puesto de gobernador, pero llegaron a un lugar en el cual había que pasar por unas cuevas, y el fue el primero en entrar, pero sus amigos le taparon la salida porque le tenían mala voluntad, ya que iba a desempeñar un cargo que ellos no habían podido conseguir, pero no llegaron a matarle porque el mar rugió de tal manera, que sus aguas llegaron hasta las cuevas y lo sacaron, saliendo ileso y llegando con vida a su destino.
5 .- OCHÉ
Refrán: Sangre que corre por las venas.
Patakí: Un comerciante que venía de lejos, cansado y fatigado. Con tanta sed que apenas podía ver bien, se encontró en el camino con un grupo de personas que estaban sentadas a la orilla de un charco de agua infestada y fue a hablar con ellas. Estos por maldad le dijeron que tomara agua si tenía sed, y como no veía bien por la fatiga y el cansancio, tomó de ella. Después de calmar su sed, siguió su rumbo, y con el aquellas personas, que no paraban de hacerle burlas, al poco rato cada cual tomó su derrotero, y el comerciante siguió por su lado, pero para su mayor sorpresa, el agua infestada comenzó a surtirle efecto y la sangre se le descompuso, al tiempo que le salieron llagas en la piel y quedó muy enfermo.
6 .- OBBARA
Refrán: de la leyenda nace la verdad.
Patakí: Obbara salió a cazar al monte y trajo un carnero.
Lo preparó para comer y empezó a asarlo, y el olor del asado llegó tan lejos, que unos comerciantes que pasaban por allí lo sintieron, les gustó tanto el olor y además tenían tanta hambre, que buscaron de dónde salía tan rico olor. Al llegar a casa de Obbara, le dijeron que los dejara comer allí porque ellos iban muy lejos y tenían hambre, no sabían cazar y querían comer con él, pero como el carnero no era tan grande, Obbara dejó que se lo comieran ellos solos.
Cuando acabaron de comer estaban tan llenos que las alforjas y hortalizas que llevaban les resultaban muy pesadas y dejaron la mitad allí. Cuando se fueron Obbara abrió las alforjas y de las
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