Vías Alternativas Para Salir De La Pobreza Rural En México

Ricardo Arellano Gutiérrez

Vías Alternativas para salir de la pobreza rural en México

Resumen: Este artículo analiza críticamente las tres vías para salir de la pobreza rural propuesto por el Banco Mundial en su informe de 2008 sobre el Desarrollo Mundial (agricultura, trabajo y migración), con las siguientes preguntas en mente.

¿Si el gobierno mexicano (y socios) deberían aplicar políticas que harían de la agricultura una alternativa más viable para la población rural pobre?

Con respecto a estas dos últimas preguntas, en este documento se destacan las propuestas de las organizaciones campesinas independientes, en particular los relacionados con el movimiento “Sin Maíz No Hay País”. Se argumenta que estas propuestas apuntan hacia una vía alternativa para salir de la pobreza rural, que crea condiciones favorables para la agricultura de pequeña escala en México.

Se distingue entre tres tipos de países en vías de desarrollo basados en la agricultura, la transformación y urbanizados y describe las políticas diseñadas para ayudar a facilitar tres vías para salir de la pobreza: la agricultura, el trabajo y la migración.

Durante la segunda mitad del siglo XX se experimentó un rápido proceso de urbanización, impulsado por las políticas de sustitución de importaciones-que favorecieron la industrialización del sector urbano y agricultura a gran escala comercial.

Luego, a finales de 1980 y principios de 1990, las reformas neoliberales se aplicaron al sector rural, acompañado de una serie de programas compensatorios destinados a ayudar a los agricultores a adaptarse a las nuevas condiciones estructurales.

En consecuencia, las políticas en casi todas partes rurales son mencionadas en el IDM 2008, se mencionan de manera positiva y como un modelo para otros países en vías de desarrollo a imitar.

Si bien los elementos reformistas de este programa están dirigidas a crear mayores oportunidades para la población rural pobre, la esencia del informe es muy coherente con la política previa del Banco Mundial, varios críticos han señalado (por ejemplo: Akram-Lodhi 2008, Devereux et al. 2009, Kay 2009, Veltmeyer 2009).

Dice lo siguiente: la creciente escasez de recursos, la producción alimentaria en el futuro depende más que nunca de aumentar los rendimientos de los cultivos y el ganado con esto en mente, se hace hincapié en la necesidad de aumentar la producción mundial de alimentos a través de la innovación tecnológica, la asignación de un papel central a la agroindustria.

Él y muchos otros investigadores han sugerido que, en la medida en que la producción agrícola debe incrementarse con el fin de mantenerse al día con el crecimiento demográfico, los pequeños agricultores pueden tomar un papel de liderazgo mediante la adopción de tecnología agroecológica, que tiende a ser más accesible, socialmente apropiada y ecológicamente sostenible.

Administraciones posteriores han consolidado las reformas introducidas y programas contra la pobreza dirigida a los hogares rurales que viven en condiciones de pobreza extrema. Durante el mandato presidencial, todos ellos fueron eliminados, con excepción del maíz y el frijol.

Como resultado, los precios de producción cayeron a lo largo de la década de 1990, como granos baratos inundaron desde Estados Unidos a niveles muy por encima de las cuotas establecidas por el TLCAN. Al mismo tiempo, los agricultores se enfrentan a crecientes costos de los insumos.

Al igual que con los insumos agrícolas, el mercado de México se ha convertido en grano nacional dominado por un puñado de internacional y (en este caso) las empresas nacionales, entre ellas Cargill, Archer Daniels, Minsa y Maseca.

El último elemento de la estrategia neoliberal era hacer cambios en el artículo 27 de la Constitución y de la Ley Agraria con el fin de poner fin oficial a la redistribución de la tierra y con el fin de allanar el camino hacia la privatización del ejido.

Como parte de esta reforma, el Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de parcelas urbanas (PROCEDE) fue creado en 1993 como un mecanismo para fortalecer la seguridad de la tenencia de la tierra y facilitar el alquiler y la venta de tierras ejidales.

Al principio hubo resistencia generalizada, no al programa en sí, sino más bien como una expresión de una resistencia más amplia de las reformas neoliberales en su totalidad. La entrada en el PROCEDE se suponía que debía ser voluntaria.

Sin embargo, durante el mandato presidencial de Ernesto (1994-2000), los funcionarios del gobierno comenzaron a ejercer presión sobre los que no cumplan los ejidos y comunidades indígenas, entre otras cosas, con la amenaza de excluirlos de los programas de subsidios exiguos, lo más importante del Programa de Apoyos Directos para la Agricultura (PROCAMPO).

Mientras que los agricultores estadounidenses reciben en promedio 21 mil dólares de subsidios anuales, los agricultores mexicanos sólo reciben 700 dólares (Quintana 2007).

Los agricultores y trabajadores agrícolas en los EE.UU. y Canadá tienen en tractores promedio de 1,6 y 1,8, respectivamente, en México sólo hay 2 tractores por cada 100 personas empleadas en el sector agrícola.

Los agricultores

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