Víctima del amor.

“Amar al Hombre que no nos Ama”

“Caminas por la cuerda floja

Del dolor y el deseo,

Buscando el amor.”

Víctima del amor.

Era la primera sesión de Jill, se veía indecisa, estaba sentada, muy tiesa, al borde de la silla, frente a mí. Hizo algunas preguntas sobre mis estudios universitarios y mi título de consejera al verlo colgados en las paredes de mi consultorio, luego mencionó, con visible orgullo, que estudiaba Derecho.

Hubo un breve silencio y dijo con rapidez estoy haciendo esto, de consultar con un terapeuta porque soy realmente desdichada, es por los hombres, todo empieza bien… cuando llegan a conocerme… todo se arruina. Solo que no sé porque me sucede esto, tengo miedo de involucrarme en otra relación, cada vez que lo hago no hay nada más que dolor.

Hace dos meses conocí a Randy en una noche que mis amigos me llevaron a bailar a San Diego, nos hicimos amigos ya que había tanto de que hablar, bueno creo que fui yo quien más habló, parecía realmente atraído hacia mí.

Yo podía imaginar cómo debió notarse el entusiasmo de Jill mientras conversaba alegremente sobre Randy, cuando el hizo un viaje por trabajo a Los Ángeles, Jill le ofreció dejarlo dormir en su apartamento, Randy aceptó la invitación y el romance se inició esa noche, resultó evidente que casi de inmediato se había obsesionado por completo de Randy.

Jill empezó a llamarlo casi todas las noches y Randy empezó a tener miedo de acercarse a ella y ella solo quería ayudarlo a aclarar cuáles eran las cosas importantes para él y es así como ella adoptó el papel de psiquiatra con Randy, tratando de ayudarlo a estar más presente emocionalmente para ella.

Las actitudes, los sentimientos, la conducta y las experiencias de vida de Jill eran típicas de una mujer para quien estar enamorada significa sufrir. Amar demasiado no significa amar a demasiados hombres, ni enamorarse con demasiada frecuencia, ni sentir un amor genuino demasiado profundo por otro ser. En verdad, significa obsesionarse por un hombre y llamar a esa obsesión “amor”, permitiendo que ésta controle nuestras emociones y gran parte de nuestra conducta y, si bien comprendemos que ejerce una influencia negativa sobre nuestra salud y vuestro bienestar, nos sentimos incapaces de librarnos de ella. Significa medir nuestro amor por la profundidad de nuestro tormento.

Todos tenemos fuertes reacciones emocionales ante palabras como alcoholismo, incesto, violencia y adicción, y a veces no podemos mirar nuestra vida con realismo porque tememos que nos apliquen esos rótulos a nosotros o a los que amamos. Esos temidos rótulos pueden no ser aplicables en su vida. Es probable que su niñez haya tenido problemas de naturaleza más sutil. Tal vez su padre, al tiempo que proporcionaba un hogar económicamente seguro, sentía un profundo rechazo y desconfianza hacia las mujeres, y su incapacidad de amarla evitó que usted se amara a sí misma. O quizá la actitud de su madre hacia usted haya sido celosa y competitiva en privado aun cuando en público se enorgulleciera de usted, de modo que usted terminó por necesitar un buen desempeño para ganar su aprobación y, al mismo tiempo, temer la hostilidad que su éxito generaba en ella.

Una familia disfuncional tiene en común la incapacidad de discutir problemas de raíz. Y es aquella en que los miembros juegan roles rígidos y en la cual la comunicación está severamente restringida a las declaraciones que se adecuan a esos roles. Los miembros no tienen libertad para expresar todo un espectro de experiencias, deseos, necesidades y sentimientos, sino que deben limitarse a jugar el papel que se adapte al de los demás miembros de la familia.

Cuando nadie puede hablar sobre lo que afecta a cada miembro de la familia individualmente y a la familia como grupo aprendemos a creer en nuestras propias percepciones o sentimientos. Como nuestra familia niega la realidad, nosotros también comenzamos a negarla. Y eso deteriora severamente el desarrollo de nuestras herramientas básicas

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