El comportamiento del jurista
Enviado por Flor De Liz Carrasco Chipa • 25 de Abril de 2024 • Documentos de Investigación • 1.885 Palabras (8 Páginas) • 87 Visitas
El comportamiento del jurista en este cuento plantea una reflexión profunda sobre la moralidad y la ética en relación con el sistema legal. El jurista, al aceptar la apuesta propuesta por el banquero, demuestra una actitud ambivalente frente a la reclusión perpetua y la pena de muerte. Su decisión de elegir la reclusión como la opción "menos mala" refleja su desdén por ambas formas de castigo, considerándolas igualmente inmorales. Sin embargo, su elección de aceptar la apuesta puede interpretarse como un acto impulsivo motivado por la avidez por el dinero, como sugiere el banquero en su discurso durante la cena. Esta situación plantea la pregunta crucial de si el jurista debería haber actuado de manera diferente, en línea con los principios éticos y constitucionales.
Desde la perspectiva del artículo 1 de la Constitución Política del Perú, que establece que la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y el Estado, el comportamiento del jurista podría considerarse contradictorio. Si bien su elección de la reclusión puede interpretarse como un intento de preservar su vida y su libertad en comparación con la pena de muerte, la aceptación de la apuesta muestra una falta de coherencia en la defensa de su propia dignidad y sus valores éticos. Al decidir entrar en un acuerdo que lo privaría de su libertad durante quince años, el jurista pareciera haber cedido ante un desafío que socava su propia integridad y libertad. Esta acción puede ser vista como una transgresión a su propia dignidad y, en última instancia, una contradicción con los valores constitucionales que buscan proteger la vida y la dignidad de cada individuo.
En retrospectiva, el jurista podría haber actuado de manera diferente al no aceptar la apuesta, defendiendo su dignidad y su derecho a la libertad y la vida. Al hacerlo, habría reafirmado su compromiso con los principios constitucionales que buscan proteger a cada individuo de tratamientos inhumanos o degradantes. Su decisión de renunciar a los dos millones y violar el acuerdo al salir antes del plazo establecido puede interpretarse como un acto de protesta contra el juego cruel del banquero y una afirmación de su propia autonomía y dignidad. En última instancia, el cuento plantea preguntas profundas sobre los límites de la moralidad, la ética jurídica y la defensa de la dignidad humana en situaciones extremas.
El comportamiento del jurista en este cuento plantea una reflexión profunda sobre la moralidad de las decisiones y el valor de la libertad. Desde el punto de vista del artículo 1 de la Constitución Política del Perú, que establece que la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado, el jurista podría ser visto como un defensor de estos principios al elegir la reclusión voluntaria sobre la ejecución. Al expresar que tanto la pena de muerte como la reclusión perpetua son igualmente inmorales, pero que preferiría vivir de alguna manera, muestra un apego a la vida y una valoración de la existencia por encima de la pena capital.
La apuesta del banquero, sin embargo, lleva esta reflexión a un extremo absurdo. Al desafiar al jurista y apostar dos millones a que no aguantaría en prisión, el banquero revela una actitud frívola hacia la vida y la libertad humana. Su comportamiento no solo es irresponsable sino también inmoral, pues pone en juego la vida y la integridad de otro ser humano por una apuesta caprichosa. La reclusión del jurista, aunque voluntaria, se vuelve una especie de experimento inhumano, en el que el banquero busca demostrar un punto sin considerar las consecuencias para el individuo.
En cuanto a si debería actuar diferente, el jurista tomó una decisión que, si bien fue producto de una apuesta, demostró una valentía y una resistencia ante la adversidad que pueden ser admirables. Su estudio y dedicación durante los quince años de reclusión muestran un esfuerzo por encontrar significado y sabiduría en su situación, incluso en condiciones extremadamente limitadas. Sin embargo, el banquero, al final, al reconocer su error y sentir un profundo desprecio por sí mismo, muestra una redención posible a través del arrepentimiento y la comprensión de la importancia de la dignidad humana y la libertad. En ese sentido, el comportamiento del banquero al renunciar a cobrar los dos millones y guardar la carta del jurista en la caja fuerte puede ser interpretado como un acto de reconocimiento de su error y un intento de reparación simbólica.
En conclusión, tanto el jurista como el banquero plantean cuestiones éticas y morales importantes en relación con el valor de la vida, la libertad y la dignidad humana. El jurista, al elegir la reclusión voluntaria sobre la ejecución, muestra una apreciación por la vida y una resistencia ante la adversidad. Por otro lado, el banquero, al reconocer su error y sentir desprecio por sí mismo al final, sugiere una redención posible a través del arrepentimiento y la comprensión de los valores fundamentales de la humanidad.
El comportamiento del jurista en este cuento plantea un desafío ético y moral desde una perspectiva jurídica. Al aceptar la apuesta propuesta por el banquero, el jurista muestra una actitud que puede considerarse inapropiada desde el punto de vista de un profesional del derecho. La apuesta, basada en privarse de su libertad durante quince años, desafía los principios fundamentales del derecho a la libertad individual y la dignidad humana, consagrados en el artículo 1 de la Constitución Política del Perú. Si bien el jurista argumenta que elegir la reclusión perpetua es preferible a la pena de muerte, su decisión de participar en la apuesta podría interpretarse como una trivialización de la gravedad de la privación de libertad y una falta de consideración hacia su propia dignidad como ser humano.
La reflexión sobre esta situación lleva a cuestionar si el jurista debería haber actuado de manera diferente. En lugar de aceptar la apuesta, podría haber defendido firmemente los principios constitucionales que protegen los derechos fundamentales de los individuos, rechazando cualquier propuesta que implicara poner en juego su libertad de esta manera. En lugar de buscar una solución personal a través del dinero ofrecido por el banquero, podría haber abogado por medios legales y éticos para promover el respeto a los derechos humanos y la abolición de castigos crueles, inhumanos o degradantes. En última instancia, la participación del jurista en la apuesta plantea interrogantes sobre su integridad profesional y su compromiso con los principios éticos que rigen su profesión.
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