El desarrollo del lenguaje en la infancia

El desarrollo del lenguaje en la infancia es fundamental para el crecimiento cognitivo y emocional de los niños, similar a cómo el pensamiento lógico-matemático se introduce mediante la exploración de conceptos básicos.

Desde muy pequeños, los niños interactúan con su entorno a través del lenguaje, lo cual es esencial para su desarrollo cognitivo y para el aprendizaje de habilidades como la memoria y el razonamiento.

El  lenguaje tiene varias dimensiones entre ellas están la estructural, formada por fonología, morfología, y sintaxis, la funcional, que sería el medio de comunicación y la comportamental, que involucra la interacción entre hablantes y oyentes, las cuales ayudan a los niños a expresarse, organizar sus pensamientos y participar en interacciones sociales.

Algunos componentes del lenguaje serían el fonológico, para que se pueda emitir sonidos, hasta poder reproducir palabras completas, la semántica, para asociar palabras con objetos o personas y, posteriormente, desarrollar un vocabulario más complejo, la morfosintaxis, que nos lleva a evolucionar la formación de frases desde una palabra hasta estructuras gramaticalmente completas y la pragmática, donde se aprende a utilizar el lenguaje en diferentes contextos, adaptando su comunicación al oyente y situación.

Existen algunas teorías que ayudan a comprender el lenguaje y su adquisición como lo serían:

• Conductismo: Ve el lenguaje como un comportamiento aprendido mediante la repetición y refuerzos.

• Innatismo: Propuesto por Chomsky, sugiere que los humanos nacen con una capacidad genética para aprender el lenguaje.
• Cognitivismo: Piaget propone que el desarrollo cognitivo precede al aprendizaje del lenguaje.

• Interaccionismo: Enfatiza la importancia de la interacción social en la adquisición del lenguaje, destacando a autores como Vygotski y Bruner.

 A través de estrategias didácticas adecuadas y una interacción constante con el lenguaje, los docentes y el entorno escolar crean un espacio en el que los niños pueden mejorar sus habilidades lingüísticas, estimular su pensamiento y fomentar la comunicación efectiva. Este proceso, al igual que en el aprendizaje del pensamiento lógico-matemático, implica la adaptación de las actividades a las capacidades, intereses y ritmos individuales de cada niño, facilitando una progresión coherente en su desarrollo lingüístico.

Un ambiente de aprendizaje activo y lúdico, significa poder crear actividades divertidas, como juegos de palabras y canciones, ayuda a que los niños se sientan motivados a aprender y usar el lenguaje.

Los docentes y cuidadores pueden mostrar ejemplos de lenguaje adecuado en conversaciones diarias, ampliando las expresiones de los niños para que aprendan nuevas formas de expresarse.

Se deben usar actividades para desarrollar la fonología, el vocabulario, la gramática y la comunicación práctica del niño, adaptándolas a cada nivel de aprendizaje, así como reconocer que cada niño tiene su propio ritmo y estilo de aprendizaje, ajustando las actividades a sus necesidades.

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