Prácticas de normalización en contextos educativo

Tema 2. Prácticas de normalización en contextos educativo

En los contextos educativos las prácticas de normalización funcionan con la lógica de abordar la formación de los niños y niñas con diversidad funcional con el sentido de rehabilitarlos para lograr el máximo de normalización y promediarlos en los ámbitos del aprendizaje, comprensiones, emociones y acciones. 

En este mismo orden de ideas, lo planteado por Villa (2019) sobre la discapacidad, indica que:

Es una categoría enraizada en la normalización (…) la comprensión que se tiene de la categoría discapacidad, producto de la modernidad, transita por las conceptualizaciones las cuales la mirada sobre los niños, niñas y jóvenes con discapacidad entreteje un lugar específico de representación social de sus subjetividades, perteneciente a la lógica de normal-anormal naturalizada en el pensamiento pedagógico (pp 117-118).  

De acuerdo a las líneas anteriores, se identifica que en los contextos educativos hay una matriz hegemónica de asumir la discapacidad, como una condición de deficiencia, falta,  insuficiencia de los niños y niñas, equiparando a la discapacidad a condición de patología, enfermedad y su abordaje e intervención se hace desde la medicina, para ser curado y lograr la menor diferencia y la mayor normalidad, considerando que dicha condición (discapacidad) está en la persona sin comprender que (la discapacidad) es una construcción histórica, social, política, económica y en estas circunstancias el maestro como sujeto reflexivo y desde su intervención pedagógica puede posibilitar y/o obstaculizar a  quienes presentan diversidad funcional se constituyan en sujetos político en la sociedad.   

Continuando con la reflexión, se identifica que el panorama de la educación con persona con diversidad funcional (discapacidad) en Colombia es desalentador, en la medida que no se busca desarrollar sus potenciales, capacidades, habilidades, sino por el contrario, lo que se pretende es estandarizar, promediar su desarrollo, es decir, normalizarlos. 

Con relación a lo descrito en el párrafo anterior, la Fundación Saldarriaga Concha (2018), publicó datos estadísticos de la población con discapacidad matriculados en el sistema educativo del mismo año. Donde muestra e ilustra que:

Según datos del Sistema de Matrícula Estudiantil de Educación Básica y Media [SIMAT], en 2018 se tenían registrados 180.743 estudiantes con discapacidad en todo el país, de los cuales sólo el 5.4% alcanza el nivel de educación superior. El 53% tienen discapacidad intelectual lo que les dificulta aún más el tránsito por el sistema educativo regular y más aún su inserción al mundo laboral.

Con lo antes citado, se puede reconocer que la diversidad funcional (discapacidad) con mayor presencia entre la población matriculada, es de orden intelectual, siendo con esto, una necesidad imperante de cambiar el enfoque de normalización en educación, por aquellos enfoques que parten del sustento de la diversidad y promueven el desarrollo de la singularidad en las personas para afianzar sus talentos.

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