En cuanto al cuento

En cuanto al cuento

Hay una cantidad considerable de géneros literarios como lo son la poesía, la novela, la leyenda, el mito, entre otras más, pero para hablar del cuento se debe formular una pregunta: ¿Qué es un cuento? a lo que automáticamente la respuesta que se presenta en la mente hace decir que es un relato y en efecto lo es, sin embargo no solo es eso, es el conjunto de líneas que como en algunos otros géneros, por no decir que en todos, provoca una serie de sentimientos que al adentrarse en la lectura hacen del libro y el lector uno mismo, sintiendo la misma emoción que el protagonista de la historia a pesar de ser un relato escrito de forma breve, pero no por eso  menos intenso y apasionante, ya que dentro de él se puede encontrar el leyente con personajes fantásticos y reales interactuando entre sí, con paisajes que dan a la imaginación un gran lienzo en que cada palabra va siendo una pincelada y de este modo  logra crear el escenario en que se está llevando a cabo la historia.

El cuento La ofrenda más grata de la escritora Angelina Muñiz - Huberman es muy poco extenso comparándolo con muchos otros a los que se está acostumbrado a leer y contiene un tema que aparece en la historia de Caín y Abel, perteneciente a La biblia y que muy probablemente se es familiar o por lo menos alguna vez  ha escuchado a cerca de él cualquier individuo que ha tenido aunque sea un diminuto acercamiento a la religión católica, en la historia se narra que Caín y Abel eran hijos de los mismo padres, pero con la diferencia de que Caín sentía celos, odio y

envidia hacia Abel, debido a que los tributos que ambos le ofrecían a Dios eran buenos, sin embargo al ser supremo le eran más gratos los de Abel, lo que llevó a Caín a asesinar a su hermano. Era necesario mencionar dicha crónica para notar la similitud con el cuento La ofrenda más grata en el cual los celos son una parte fundamental y la más sobresaliente dentro del breve relato, para llegar a comprender el porque del sentir de una niña hacia su hermano recién nacido, por quien siente un gran desprecio, a causa de ser quien hurtó toda la atención que ella poseía desde su nacimiento y que en un instante la sintió arrebatada por el nuevo integrante de la familia sintiéndose abandonada, desplazada, arrumbada cual mueble antiguo que se deja en el ático al arribo de un nuevo artefacto sustituto del mismo, ésa es la manera como se siente la niña, y transcurrido el tiempo el odio se iba acrecentando más, todo esto ocasionado por los celos, que inician por medio de emociones presentes en cada persona al percibir circunstancias o personas que las provocan, haciendo que se experimenten impulsos o reacciones que estimulan en la conducta actitudes producto de un aborrecimiento tan excesivo, causante de inmensa avidez por ocasionar dolor o daño a la persona a quien tanto rencor se le tiene, y en el momento en que esto sucede se disfruta de una agradable e inexplicable satisfacción al ver a ésa persona tan odiada llorar y sufrir por el daño que uno mismo le suscita, porque he de decir que no es lo mismo el daño que alguien más le provoca, no, el daño que uno mismo le propicia es el que causa más regocijo, con el que se puede saborear la infelicidad del individuo en cuestión y

con la  adrenalina transpirando por los poros, haciendo que se sienta como galopa en los oídos el bombeo de la propia sangre. Aunque hay que aceptar que se siente excelente, también es algo distorsionado, porque en el caso de la niña la situación llegaba a tal grado en que a pesar de tener lazos de sangre que la unían con su hermano no había una sola de las virtudes del varón que en ella ocasionaran una reacción de admiración, sin embargo, aceptaba que era hermoso, que irradiaba amor, gentileza, honestidad, armonía y un sinfín de virtudes que ocasionaban aún más un repudio hacia la persona del niño que después se volvió un joven que no tenía la más remota idea del odio de su hermana y que al cometer incesto con ella murió en cierta manera inocente de saber el porque del acto tan aberrante que tanto placer originó a la mujer que ahora se sentía de nuevo la única en su hogar, quien anhelaba de nueva cuenta toda la atención centrada en ella, sin importar el costo, sin importar si la causa era ser la única hija a quien tantos juguetes se le obsequiaban y que su lugar en la casa era el más importante para sus padres y familiares o si era porque en su casa únicamente se hablaría del crimen que cometió y que tardaría mucho tiempo o quizá nunca se olvidara el tema, en que ella sería señalada como una asesina.

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