La paradoja de la letra con sangre roja ¿entra?

[pic 1][pic 2]UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

Colegio de Ciencias y Humanidades

Plantel Naucalpan

Taller de lectura y redacción e iniciación a la investigación documental IV

Ensayo

La paradoja de la letra con sangre roja ¿entra?

Nombre: Carrizal Martínez Alejandro

No. de cuenta: 319124327

Profesor: Raymundo Huitrón Torres

Grupo: 427

Fecha: 3 de junio de 2020

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La paradoja de la letra con sangre roja ¿entra?

El método de evaluación llevado a cabo por el maestro ejerce un tipo de violencia simbólica en la educación mexicana, lo que conduce a una reducción de la autoestima y el rendimiento académico. Los estudiantes tienen diferentes habilidades y destrezas, por lo que no pueden generalizarse. Las evaluaciones de los docentes que usan marcadores rojos y marcan "errores" conducen a un bajo rendimiento académico y, por lo tanto, crean una la adjetivación negativa del alumno. Por otro lado, es importante mostrar que los maestros no consideran el factor "error" como oportunidades o aprendizaje en el aula, de este modo se empodera el docente y descalifica a el alumno.

Demostrar cómo el sistema educativo nacional genera violencia simbólica contra los estudiantes a través de la evaluación. La importancia de esta investigación se refleja en los métodos de enseñanza de los maestros que afectan directamente a los alumnos, también es importante tener en cuenta su impacto negativo en los estudiantes. Ya que se daña aprendizaje y rendimiento académico.

La violencia simbólica es una apuesta conceptual, es omnipresente, pero se copia en el sistema educativo de manera especial, se reproduce de manera invisible e implacable. Este problema no es solo académico, sino también político, moral y estético; la violencia simbólica se ejerce en el país y se manifiesta objetivamente bajo formas específicas de estructuras y mecanismos.

Todo poder de violencia simbólica, es decir, todas las autoridades que intentan imponer distintos significados como legítimos, enmascaran su propia supremacía y fortalecen su autoridad sobre los individuos. A través de la transformación simbólica, tal violencia puede ser resistida. Las escuelas no pueden verse como una burbuja que desconecta a los estudiantes de la realidad, sino como un campo complejo e interconectado que nos permite

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expandir nuestros horizontes y desarrollar minas en campos irregulares. Un ejemplo de esto es que algunos maestros imponen su propia forma de hacer las cosas a los demás, deben obedecer y nadie puede cambiarla.

La teoría crítica de Gramsci muestra que cada sistema de enseñanza institucionaliza las características específicas de su estructura y función; porque es producido y reproducido por los propios medios de la institución, y sus condiciones a menudo son ejercidas por sujetos intercambiables para ejercer el poder absoluto. Asegurar la arbitrariedad de la cultura extenderá su tiempo de supervivencia (Gramsci: 2009, p.3).

Debemos desarrollar nuevas formas de lucha para resistir completamente los actos violentos de opresión simbólica gradualmente establecidos por las democracias occidentales, y confiar en las nuevas tecnologías que a menudo prevalecen en nombre de la autoridad intelectual. Un ejemplo de resistencia adecuada a la violencia simbólica es la creación de un nuevo método de enseñanza que demuestre interés científico a los estudiantes sin discriminar las diferentes formas de pensar.

La violencia simbólica es la forma de intimidación que se ejerce sobre un agente social con su complicidad. Estrictamente hablando en la comunicación del lenguaje afecta esta subjetividad, porque el lenguaje es una práctica humana y social. Los actores sociales son actores conscientes, y aunque son deterministas, son estructuralmente útiles para determinar su efectividad. Nunca actuará por sí mismo y para sí mismo, sino que se integrará con el estado social, la historia, las necesidades sociales y personales del sujeto.

El error ha sido tan discriminado y estigmatizado, que, en las prácticas evaluativas reconocidas por las políticas de educación, no se evidencia la consideración de la diversidad, para que, a partir de allí, existan oportunidades para los estudiantes evaluados y docentes que evalúan, brindando mejores

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logros educativos y por supuesto humanos. Los maestros, comienzan a errar por evaluar sobre un sistema conductista más que sobre un propósito cognitivo. Aceptar el error y no negarlo es una herramienta para que los estudiantes, por experiencia propia no repitan los eventos y mejoren su aprendizaje.

El castigo por el error se encarnizó desde muy temprana edad de las actuales generaciones de educadores. Por lo general, los estudiantes se preocuparán por las posibles consecuencias de sus errores, asimismo los maestros agregarán algunas notas o comentarios a la tarea, pero se puede decir que no hay más tiempo de aprendizaje inútil para el aprendizaje de los alumnos que el que se dedica a la valoración de sus trabajos, al menos tal como se hace habitualmente.

Lo último que absorberán los estudiantes es como se debe superar el estigma en su desempeño educativo erróneo, y este estigma se ha convertido en una experiencia que debe incorporarse en el concepto de oportunidades de desarrollo. En otras palabras, cometer errores le dará una mayor oportunidad de lograr sus objetivos y lograr excelentes resultados.

El error es humano. Es un instinto humano cometer errores, pero es más culpar a otros (Guerrero, J: 2013, p.8). El sujeto es propenso a cometer errores, porque incluso se aprende de las equivocaciones, continuará tomando decisiones y debido a sus requisitos generales de desarrollo. Cabe señalar que los estudiantes que adoptan métodos apropiados en situaciones relevantes pueden reconocer constructivamente sus errores, tomar posiciones importantes sobre los errores y aprender más. Una forma de hacer que los estudiantes se den cuenta de sus errores es usarlos como referencia para obtener la respuesta correcta.

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