Reseña Crítica del libro "El amor en tiempos de contaminación" de Tessy López

Reseña Crítica del libro de “El amor en tiempos de contaminación” de Tessy López

La tóxica contemporaneidad

Alessandra Filomeno

Con los problemas actuales, problemas de tipo político, económico, social y hasta deportivos, se deja de lado uno con el que se tiene contacto más cercano; el problema de la contaminación, un problema que se ha acentuado e incrementado de forma gradual todos los días por la actividad humana.  Se sabe que es fácil caer en la interminable enumeración de problemas y catástrofes ambientales que soporta el planeta, lo cual es alarmante, es por ello que Tessy López y Aurelí Guerra se interesaron por trabajar en investigaciones relacionadas con la contaminación y exponerlas en su libro titulado “El amor en tiempos de contaminación” (FCE, 2004).

La doctora Tessy  López  es egresada de la Preparatoria Universidad de Guanajuato como técnica laboratorista en 1979, obtuvo nivel de licenciada en  la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Iztapalapa en Química con orientación a Fisicoquímica en 1983, cuenta con una Maestría en la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Iztapalapa en Ciencias (especialidad: Estado Sólido) en 1986, realizó un Doctorado en la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Iztapalapa en Ciencias, entre sus obras de divulgación científica destacan: “Psst, psst, tú, ¿sabes qué son los cristales? Cuentos infantiles” ​(2000). “El amor en tiempos de contaminación” (FCE, 2004), “El despertar de la epilepsia” (UAM, 2006)

Aurelí Guerra tiene un diplomado en ecología por la UAM  Iztapalapa, institución en la que estudió química, y fue una alumna distinguida de la doctora Tessy López.

         La autoras, además de dedicar de su  trabajo y tiempo para escribir este libro sobre los graves problemas ambientales que afectan al planeta desde hace tiempo y es hasta  finales del siglo XX y principios del XXI que se le ha prestado más atención. Ellas quisieron que este tema fuera accesible a todos los lectores, dándole la forma de una novela -de ahí su nombre- en la que los personajes intercambian, aparte de sus sentimientos, reflexiones y problemas existenciales, los datos más actuales con respecto a la contaminación en sus múltiples aspectos: del aire, del agua, de la vida vegetal y animal.

Desde el primer capítulo logra captar la atención inmediatamente, esta historia comienza un 22 de Mayo con María, una joven muy inteligente y simpática que estudia ciencias en la universidad,  quien tras escuchar una conferencia sobre la contaminación queda impactada y comparte de sus conocimientos a su novio Patricio, quien no está tan informado acerca del tema, y es gracias a esta situación que permite a las autoras introducir los temas sin que estos sean pesados o incluso aburridos de leer para algunos. Se menciona que la tierra está dividida en seis partes: biosfera, troposfera, estratosfera, mesosfera, termosfera y por último la exosfera y que  gracias a ellas es posible la vida en la Tierra, ya que protegen de los rayos del sol y además de regular la temperatura del planeta.

En la estratosfera abunda el ozono que se ocupa de  absorber la luz ultravioleta, evitando que llegue directo a los seres vivos y cause daño, es por ello que  la vida como se conoce ahora sólo pudo evolucionar desde que se formó  la capa de ozono.

El efecto invernadero es otro tema del que se habla. El aumento de bióxido de carbono a partir de la revolución industrial está cambiando las condiciones climáticas de la Tierra. Debido a que la Tierra se calienta y el equilibrio en las temperaturas se pierde, lo que ocasiona desastres naturales que ya comienzan a manifestarse, como la erupción de volcanes que estaban inactivos, inundaciones, etcétera.

Mientras se van abordando estos temas, nunca se deja de lado la historia ficticia, esta sigue teniendo presencia a lo largo  del libro  y conserva una secuencia cronológica. Existe una ruptura entre María y Patricio debido a que sus planes de vida son totalmente diferentes, María conoce a alguien afín a ella, que le apoya para continuar con sus investigaciones en el campo de la ciencia. Cabe destacar que hay un buen equilibrio entre la narración de la historia de los personajes con la exposición de conocimientos, ya que no satura de tanta información al lector y deja descansar relatando un poco acerca de los personajes.

Sin duda, la ecología es una ciencia nueva y más reciente es su trascendencia social. Las raíces de esta ciencia surgen desde el siglo XIX con investigaciones realizadas por diversos autores en el mundo. El término ecología fue utilizado por primera vez por el zoólogo alemán Ernst Haeckel (1869), sin embargo, esta ciencia tiene sus orígenes en otras ciencias como son la biología, la geología y la evolución entre otras.

Considerando que este libro aborda diferentes temas de biología, química, física e incluso medicina, logra que cada uno de ellos se relacione entre sí y no se pierda la secuencia de la lectura.

Cierto que los capítulos del libro no cuentan con títulos, lo cual le da la libertad al lector de poder identificar los tópicos más relevantes por su cuenta, esto es favorable para desarrollar aún más la habilidad deseada.

La contaminación, como ya se ha mencionado al comienzo, es un problemática global, que necesariamente debe de importar a todos, sin excepción, ya que es un problema que desde hace más de 20 años afecta a la Ciudad de México. Es un fenómeno que ha ido creciendo geográficamente –cada vez abarca más zonas aledañas a la capital del país e incluso ciudades de otros estados, como Monterrey y Guadalajara– y que, sin duda alguna, no ha sido resuelto.

La contaminación del aire forma parte de la vida moderna, es consecuencia de la manera en cómo se construyen las ciudades. El principal foco de atención es la densidad demográfica con tan elevados porcentajes. Por un lado están las fuentes móviles (medios de transporte) y las fuentes fijas (industrias) que emiten al aire una gran cantidad de componentes tóxicos. Las industrias con mayores problemas de emisiones de contaminantes son la petroquímica, papel, jabón, acero, cemento, vidrio y fertilizantes. A pesar de que la contaminación industrial es muy grande, el 75% de la contaminación de la CDMX se debe a los vehículos.

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