Aportaciones De La Mujer Puertorriqueña En El Campo Educativo

“Soy eco del pasado que viene a despertar a la mujer del porvenir.”

~ Ana Roque de Duprey

La mujer puertorriqueña ha sido parte de un papel fundamental para el desarrollo educativo de Puerto Rico. Sin embargo, en años anteriores existían muchas excusas y justificaciones que no permitían que la mujer tuviese acceso a la educación. Factores como 'la tradición', en el cual situaban al hombre como la cabeza o lo principal de todo, ubicaban a la mujer puertorriqueña en un segundo plano donde nada de lo que hacía o decía era tomado en consideración. La mujer era asignada el rol de encargarse únicamente de las tareas del hogar, las cuales implicaban la limpieza del hogar, el cuidado de los niños, etc. En la sociedad suponían que a la mujer no le hacía falta la educación, ya que si alguna tarea que hacía requería lectura (o algo similar), se le podía encargar al hombre para que la hiciera. No obstante, las cosas cambiaron a lo largo de los años, y mujeres con una visión más amplia se fueron desarrollando.

Al decir ‘mujeres con una visión más amplia’ me refiero a mujeres que no solo anhelaban un cambio, sino que formaron parte de él. Un ejemplo de una mujer puertorriqueña que formó parte de una gran etapa para la educación fue la señora Celestina Cordero Molina (1787-1862). Cordero Molina es considerada una pionera en el campo educativo social. Fue de las primeras mujeres negras libres que solicitó una licencia de maestra. Aprendió a leer y escribir en su hogar junto con su padre y su madre. Esto le inspiró a seguir aprendiendo y pronto le comenzó a enseñar a niñas a leer y escribir sin importar su color ni su condición social. Para el año 1820, fundó una de las primeras escuelas para niñas de Puerto Rico en el pueblo de San Juan. Años más tarde, cuando tenía más edad y madurez, comenzó a hacer presentaciones en escenarios públicos para comenzar el proceso oficial de formar una escuela que estuviese a la disposición de las niñas de San Juan.

Carmen Gómez Tejera (1890-1973) fue otra puertorriqueña relacionada directamente con la educación. Ocupó los roles que usualmente podría ocupar una mujer puertorriqueña en la actualidad. Gómez Tejera fue maestra rural (es decir, áreas del campo), maestra urbana (áreas de la ciudad) de escuela elemental, maestra de escuela superior, maestra de inglés y profesora de universidad. Además, fue directora y supervisora escolar. También aconsejó y dirigió al Departamento de Instrucción Pública (actual Departamento de Educación) para que aprobaran los primeros programas educativos del español en las escuelas tanto elementales, como secundarias. Sus colaboraciones fueron esenciales para el desarrollo educativo de Puerto Rico, especialmente para la mujer y su rol en la educación.

Otra mujer puertorriqueña, digna de mencionar es Ana Roque de Duprey (1853-1933).

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