Autorreflexiones
Enviado por n3tw4r3 • 23 de Febrero de 2015 • 355 Palabras (2 Páginas) • 187 Visitas
Dos horas después de haber dejado atrás el crucifijo de madera más grande del mundo, Hassan volvió a sacar el tema.
—¿Sabías que el crucifijo de madera más grande del mundo estaba en Kentucky? —gritó sacando la mano izquierda por la ventanilla y agitándola en el aire.
—Hasta hoy no —le contestó Colin—. Pero sí sabía que la iglesia de madera más grande del mundo está en Finlandia.
—No me interesa —le dijo Hassan.
Los «no me interesa» de Hassan habían ayudado a Colin a descubrir lo que a los demás les divertía y no les divertía escuchar. Colin nunca había tenido algo así antes
de Hassan, porque todos los demás le seguían la corriente o no le hacían caso. O en el caso de las Katherines, primero le seguían la corriente y luego no le hacían caso.
Gracias a la lista que había ido reuniendo de cosas que no eran interesantes,13 podía mantener una conversación medio normal.
Trescientos kilómetros y una parada después dejaron atrás Kentucky y se encontraron a medio camino entre Nashville y Memphis. El aire que entraba por las
ventanillas les secaba el sudor, pero en realidad no les refrescaba demasiado, y Colin se preguntaba cómo podrían llegar a un sitio con aire acondicionado cuando vio un
cartel pintado a mano en medio de un campo de algodón o maíz o soja o lo que fuera.14 SALIDA 212 – VEAN LA TUMBA DEL ARCHIDUQUE FRANCISCO
FERNANDO – EL CADÁVER QUE DESENCADENÓ LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.
—No parece plausible —comentó Colin en voz baja.
—Solo estoy diciendo que creo que deberíamos ir a algún sitio —le contestó Hassan sin prestarle atención—. Bueno, me gusta esta autopista como al que más, pero
cuanto más al sur vamos, más calor hace, y ya estoy sudando como una puta en una iglesia.
Colin se frotó el cuello dolorido pensando que cuando tuviera bastante dinero para pagar hoteles, no volvería a pasar otra noche en el coche.
—¿Has visto el letrero? —preguntó.
—¿Qué letrero?
—El de la tumba del archiduque Francisco Fernando.
Hassan, con poca consideración con la carretera, se giró hacia Colin, sonrió de oreja a oreja y le dio un golpecito en el hombro.
—Genial. Genial. De todas formas, es hora de comer.
...