Causa Y Efecto
Enviado por juguzman01 • 20 de Mayo de 2013 • 523 Palabras (3 Páginas) • 674 Visitas
En esta actividad leerá el ensayo "El hombre rutinario". Luego de leerlo deberán:
1. Subrayar las ideas principales en el texto
2. Subir un archivo con un cuadro comparando el hombre rutinario con el hombre original.
Ideas principales:
Los hábitos adquiridos por los hombres originales son genuinamente suyos, le son
Intrínsecos: constituyen su criterio cuando piensan y su carácter cuando actúan; son individuales
e inconfundibles. Difieren substancialmente de la Rutina, que es colectiva y siempre perniciosa,
Extrínseca al individuo, común al rebaño: consiste en contagiarse los prejuicios que infestan la
cabeza de los demás
Los rutinarios razonan con la lógica de los demás. Disciplinados por el deseo ajeno, entalónense
en su casillero social y se catalogan como reclutas en las filas de un regimiento. Son dóciles a la
Presión del conjunto, maleables bajo el peso de la opinión pública que los achata como un
Inflexible laminador.
El resol de la originalidad ciega al hombre rutinario. Huye de los pensadores alados, albino ante
su luminosa reverberación. Teme embriagarse con el perfume de su estilo. Si estuviese en su
poder los proscribiría en masa, restaurando la Inquisición o el Terror: aspectos equivalentes de
un mismo celo dogmatista.
Hombre rutinario Hombre original
• Todo es menor esfuerzo; la acidia aherrumbra su inteligencia. Cada hábito es un riesgo, Porque la familiaridad aviene a las cosas detestables y a las personas indignas. Los actos que al principio provocaban pudor, acaban por parecer naturales: el ojo percibe los tonos violentos como simples matices, el oído escucha las mentiras con igual respeto que las verdades, el corazón aprende a no agitarse por torpes acciones
• Razonan con la lógica de los demás. Disciplinados por el deseo ajeno, entalónense en su casillero social y se catalogan como reclutas en las filas de un regimiento. Son dóciles a la presión del conjunto, maleables bajo el peso de la opinión pública que los achata como un inflexible laminador. Reducidos a vanas sombras, viven del juicio ajeno; se ignoran a sí mismos, limitándose a creerse como los creen los demás. Los hombres excelentes, en cambio, desdeñan la opinión ajena en la justa proporción en que respetan la propia, siempre más severa, o la de sus iguales.
• Huye de los pensadores alados, albino ante su luminosa reverberación. Teme embriagarse con el perfume de su estilo. Si estuviese en su poder los proscribiría en masa, restaurando la Inquisición o el Terror: aspectos equivalentes de un mismo celo dogmatista.
• Todos los rutinarios son intolerantes; su exigua cultura los condena a serlo. Defienden lo anacrónico y lo absurdo; no permiten que
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