Comentario Literario

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Soy James Collins…       El Último Sephyro

Estoy totalmente solo…en la oscuridad de una fría noche de noviembre, no sé ni porque estoy aquí, más bien, ni siquiera sé donde estoy o quién soy.

Lo único que mis ojos logran captar es oscuridad, pero escucho varios y horribles ruidos afuera.

Trato de levantarme, pero no tengo fuerzas, me apoye en una superficie de metal frio, y cuando finalmente me puse de pie me dio un tremendo dolor de cabeza, el dolor fue tan grande que me volví a derrumbar, pero esta vez mi cabeza choco con una pared de madera.

Cansado ya de estar tirado, me levante de golpe, y una pequeña luz se encendió detrás de mí, mis ojos se enceguecieron por el cambio radical de oscuridad a luz.

Después de unos cuantos segundos alcance a notar una sombra  que estaba parada justo delante de mí, cuando mis ojos se adaptaron a la luz me di cuenta que mis manos estaban ensangrentadas y a lo lejos pude notar una gran puerta de metal con calaveras de adorno y una manija de oro.

Trate de caminar hacia aquella puerta, pero mis piernas no me respondían, trate de que mis piernas respondieran dándole golpes en los muslos, pero ni siquiera sentía los golpes, levante la mirada y observe que el techo estaba hecho de madera podrida, luego volví a bajar mi vista hacia mis piernas, pero no estaban, ¡Mis piernas ya no estaban!, estaba tirado junto a un escritorio de metal sangrando sin parar.

Sentí una lagrima que recorría mi mejilla izquierda, después de limpiarla, escuche un gran y desgarrador grito de auxilio, me volví hacia atrás pero no vi nada, gire mi cabeza hacia la puerta y vi que detrás de ella estaba mi hermano pequeño, no recordaba cómo se llamaba, pero algo en mi corazón me decía que era mi hermano y que debía llamarlo Angus…

Grite lo más fuerte que pude, pero de mi boca no salía ni un aullido, seguí tratando pero cada que gritaba con más fuerza, salía de mi un chorro de sangre y un pequeño humo negro.

Angus empezó a correr hacia la puerta, pero  a medio camino cayó al suelo y no se levanto.

Estaba tan asustado que mis brazos empezaban a temblar cual gelatinas…

De repente sentí un dolor horrible en mi cabeza, inmediatamente caí sin fuerzas hacia el frio piso de cobre, o por lo menos eso parecía.

Empecé a tener visiones acerca de personas que me abrazaba, uno de ellos era Angus, supuse en ese momento que eran mis padres, pero, donde estaban, estaban bien.

Luego de varios minutos con esas imágenes, un chillido agudo retumbo en mis oídos, ese ruido fue tan agudo que casi revienta mis tímpanos, me volví hacia donde había escuchado el insípido ruido, y para mi sorpresa, la puerta estaba abierta, sentí un sentimiento de alegría, pero no pude demostrarlo, mi boca estaba cocida y sangrando, trate de arrastrarme hacia aquella horrible puerta, pero un gran viento me azoto contra una pared llena de clavos de madera podrida, lo sorprendente fue que no sentí absolutamente nada.

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