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Compendio De Mitos De Mexico


Enviado por   •  22 de Enero de 2014  •  2.804 Palabras (12 Páginas)  •  463 Visitas

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El origen de la lluvia. Mito yaqui.

En tiempos antiguos, la región yaqui se quedó sin agua. Los indios sufrían una tremenda sed que los devastaba. Los ojos de agua estaban secos, se excavaron pozos sin resultado. Espantados, los chamanes decidieron enviar un mensaje a Yuku, el dios de la lluvia, por medio de Gorrión. El ave fue directo a ver a Yuku; después de saludarlo de parte de los ocho pueblos indios le dijo: - Me ordenaron que te pidiera el favor de la lluvia. Yuku respondió: -Con gusto. Vete sin preocupación y dile a los chamanes que habrá lluvia.

Gorrión descendió a la Tierra apresuradamente, pero antes de llegar vio que el mundo estaba lleno de nubes y los rayos caían inclementes. La lluvia mató a Gorrión y el agua nunca llegó a la Tierra. Viendo que Gorrión no regresaba, los yaquis ordenaron a Golondrina realizar la misma misión. Golondrina voló hacia el dios de la lluvia, suplicándole de parte de los chamanes que les enviara un poco de agua. Yuku le respondió de buen humor: -Ve sin preocupación con tus jefes. Atrás de ti llegará la lluvia. Golondrina voló de regreso, pero al igual que Gorrión, fue destruida por el rayo y la lluvia. Ni ella ni una sola gota de agua llegaron a la tierra yaqui.

Los líderes de la tribu, desesperados, no sabían a quién enviar hasta que se acordaron de Bobok, el Sapo, que se encontraba en la laguna llamada Bahkwam. Le dijeron que fuera a una junta a un lugar cercano a reunirse con los líderes principales de los ocho pueblos. Bobok se presentó y le dijeron: -Debes ir con el dios de la lluvia y rogar porque nos envíe el agua. -Muy bien, dijo el sapo, mañana salgo de viaje para conseguir el agua. Regresó a Bahkwam y visitó a un amigo mago que le proporcionó unas alas de murciélago.

Al día siguiente, Bobok voló hacia las nubes, encontró a Yuku y le dijo: -Señor, no trate tan mal a los yaquis. Envíeles un poco de agua para beber porque mueren de sed. El dios aceptó: -No te preocupes, la lluvia te seguirá de aprisa.

Bobok fingió partir, pero se metió bajo la puerta de la casa del dios. El cielo se nubló, se vieron rayos, se oyeron truenos y comenzó a llover. Sapo, ahora con alas, subió más arriba que la lluvia que lo quería matar. -¡Kowak, kowak, kowak! Croó Bobok. La lluvia, al escuchar a Sapo, volvió a caer. Sapo dejó de cantar y la lluvia, pensando que Bobok estaba muerto, cesó otra vez. Entonces, Bobok empezó a croar de nuevo, yendo desde la lluvia hacia la Tierra. Al fin, la lluvia llegó hasta la región yaqui en su búsqueda por matar a Sapo. Bobok, satisfecho de su obra, regresó a la laguna Bahkwam y devolvió las alas a su dueño.

La conquista española según los yaquis.

Hace muchas centurias, en el antiguo territorio yaqui llamado Suré, vivían los indios surem, hijos de la Mujer Grande, Yomumuli, diosa que había creado también a los pimas, los ópatas y los seris aparte de los surem. Ninguna de estas tribus conocía la agricultura y se alimentaban de los dones que les enviaba el Dios Supremo, Itom Achai. En el centro de Suré crecía un árbol, muy grande y muy delgado, que tenía la capacidad de hablar. Pero hablaba de manera muy particular, ya que de su tronco salía un ruido parecido al zumbido de las abejas. Aunque entre los surem había gente muy sabia, nadie entendía lo que el Árbol decía. La única que comprendía su habla era Yomumuli.

Un día el árbol habló más fuerte y la diosa tradujo el mensaje que indicaba a los surem la manera adecuada y recta de vivir. A los animales el Árbol Sagrado les dijo cuáles se alimentarían cazando a otros animales y cuáles debían alimentarse con hierbas. La Mujer Grande tembló cuando tradujo el final del mensaje, pues el Árbol anunciaba a los indios que pronto llegarían a sus tierras hombres conquistadores y un dios llamado Jesucristo que los bautizaría y sometería a su religión. Yomumuli no estaba de acuerdo ni creía lo dicho por el Árbol Sagrado, ni tampoco los surem, quienes pensaban que todo era un invento de la diosa, pues era increíble que llegaran capitanes extranjeros, los conquistaran, y recibieran eso que el Árbol llamaba bautizo.

Muy enojada, la Mujer Grande decidió que ya nunca más escucharía al Árbol, pues no le creía ni estaba de acuerdo con lo que decía. Así pues, tomó al río, lo enrolló, se lo colocó bajo el brazo, y se fue hacía las nubes del norte. Antes de partir, Yomumuli dejó un jefe indio para que vigilara lo que pasaba en cada una de las colinas que formaban el territorio Suré. Casi nadie en la comunidad estaba de contento con las noticias enviadas por el dios supremo, ni las personas ni los jefes, por eso muchos espantados indios huyeron hacia las montañas y hacia el mar. Pero como siempre sucede a algunos surem si les agradó la perspectiva de conocer extranjeros conquistadores y a un nuevo dios, y se quedaron en sus tierras a esperar. En su espera se multiplicaron y devinieron lo que hoy conocemos como los yaquis. Cuando los españoles conquistadores llegaron ¡muy cara les costó su curiosidad a los indios!

La Mujer Pintada. Mito Seri.

En un tiempo muy lejano, sólo existía el mar, el Cielo y los animales marinos. Un día los animales se reunieron y decidieron ir hasta el fondo del mar, para traer un poco de arena y formar la tierra. Cada uno de ellos lo intentó, pero el mar era tan profundo que ninguno pudo llegar hasta el fondo. Le llegó el turno a la Caguama, que es la tortuga más grande que nunca haya existido. Se sumergió en el mar y tardó muchos días en regresar. Todos los animales le esperaban con creciente ansiedad. Pasado un mes, Caguama regresó. Había podido llegar hasta el fondo del océano y había cogido bastante tierra, pero en el camino se le había caído y sólo le quedó la tierra que se le metió en las uñas. Con esa tierra arenosa se formó la Tierra.

El primer ser que existió fue una mujer que se llamó Koo-Mahimm Hahay’tahm, Mujer Pintada, pues su cara y cuerpo estaban decorados de color azul. Como era bonita la llamaban La Mujer que es Bella. La diosa había surgido del carrizo que salía de la Tierra desde el principio de los tiempos. Un día, decidió irse de donde se encontraba y llegó hasta un lugar en el cual encontró a un hombre, se casó con él y al año tuvo un hijo; al que siguió una niña, que tuvo como padre al Sol, pues un día la Mujer Pintada se acostó en un hueco que cavó en la arena.

El Sol la vio, fue hacia ella y la preñó con sus rayos luminosos. La cría se llamó Ahnt Kai’, quien fue la diosa de las mujeres y de los niños. Le gusta volar de noche y mora en una casa blanca situada en la punta de la Isla Tiburón.

De la pareja inicial de la Mujer Pintada y el hombre que encontró nacieron hombres y mujeres. A lo largo de seis generaciones,

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