Cuenta la leyenda que Gee Seen fue uno de los pocos monjes del templo de Shaolin del Norte que consiguió huir cuando las tropas del emperador Ching quemaron el gran templo. Gee Seen junto con otros monjes
Enviado por Emanuel Carriqueo • 7 de Mayo de 2017 • Documentos de Investigación • 392 Palabras (2 Páginas) • 286 Visitas
Cuenta la leyenda que Gee Seen fue uno de los pocos monjes del templo de Shaolin del Norte que consiguió huir cuando las tropas del emperador Ching quemaron el gran templo. Gee Seen junto con otros monjes viajaron a la provincia de Fujian, donde se dice que con el tiempo se convirtió en el abad del templo Shaolin del Sur, enseñando el arte del Kung Fu a todo aquel que la determinación y paciencia. Aunque en esa época estaba muy mal visto que los que no fueran monjes practicasen Gee Seen se opuso a todo tabu, creando los primeros discípulos laicos del Kung Fu Shaolin.
Uno de esos discípulos fue uno rebeldes más buscados de su tiempo por las tropas del imperio Ching y más respetado por las triadas a favor de los Ming, su nombre era Jyu Hei Goon. Aunque todo el mundo lo conoce por otro apellido, ya que era un fugitivo no se podía dar el lujo de estar por ahí luciendo su apellido, tras pensarlo un poco decidio ponerse el del primer emperador de la dinastía Ming, desde ahí se dirigirían a él como Hung Hei Goon, el mejor discípulo del Gee Seen y fundador del Hung Gar.
Esa fue la raíz de un gran árbol de artistas marciales herederos del Hung Gar, que combino los feroces y contundentes ataques de los tigres con los gráciles y veloces de la grulla, enseñados por su gran amor Fong Wing Chun. Cada guerrero fue más bárbaro que el anterior, el último de ellos es Wong Fei Hung, el famoso guerrero defensor del Kung Fu médico, el más peligroso de los 10 tigres de Catón. Que entrena grandes guerreros y que con su mano derecha y mejor estudiante, un panda llamado Bo Chen combaten todo tipo de…
—¡Po Despierta! El maestro llegara en cualquier momento
—Un momento, un momento…— respondió Chen, quien hace un segundo casi le da un ataque al corazón, de manera adormilada.
Este panda a pesar de vivir en una gran mansión dormía en un pequeño espacio de dos por tres, que era más bodega de alimentos que una habitación a pesar de no ser parte de la servidumbre. Aunque entrara ahí era se notaba por los posters y su poste de entrenamiento, que era perchero ocasional, que ya se había adaptado bastante bien.
—Es mi día libre
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