Cuento. La Enseñanza Que Me Dejo Mi Padre.

La Enseñanza Que Me Dejo Mi Padre.

Había una vez un niño en un hermoso y próspero municipio del sur de córdoba. Su padre era rico (político poderoso). Su padre un hombre (40) años le había enseñado a ser muy amable y responsables, y antes de partir al otro mundo, le había dicho:

Hijo, para empezar cualquiera puede, por destino o por azar, puede tenerlo todo, pero; lo importante no es tenerlo, sino saberlo aprovechar y compartir. No hay peor cosa el de no compartir con nuestro semejante además debes tener:

- Un buen corazón con los demás.

- Llevar siempre en primer lugar, mis enseñanzas para que nunca deje de ser un buen ser humano.

Desde ese día el niño ha comprendido que hay que ayudar a las personas, pero que también hay enseñarlos a compartir para tener familias que igualmente como él le ayuden a los demás como lo enseño su padre. Pero una mañana se sentó a meditar como; cualquier persona adulta y para resumir, la vida que tuvo al lado de su padre ante de morir, ya que recordaba muchos esos momentos al que disfruto con su padre, pero sin embargo el niño juan como se llamaba y a pesar de tenerlo todo no era feliz desde el día que su padre falleció, en pocas palabras, se sentía solo. Pero no se daba por vencido, por lo cual y se dijo entre sí por ejemplo mi padre decía que en momentos de soledad que le aclamara a Dios así lo hizo por tanto juan seguía siendo ese niño de buenos valores que muchas personas decían yo creo que- juan va ser un buen ejemplo cuando grande para muchos de nosotros- pedrito también dijo para mi juan es mi mejor ejemplo a seguir, a lo mejor juan quiere dar lo mejor de sí, tal vez se siente feliz con compartir lo que tiene con nosotros decía doña maría una vieja amiga de su difunto padre en cuanto al padre de juan decía doña maría yo doy testimonio acerca de don Ricardo, de modo que yo nunca olvidare mi viejo amigo siempre “fue un ángel para mi” en los tiempo que más necesite de su ayuda por lo cual siempre hare una oración por el todas las noches de mi vida ese gran hombre, en otras palabras siempre voy a a estar agradecida con don Ricardo en efecto en honor a el cuidare también de mi juan ese gran muchacho.

En definitiva juan siguió su vida y cada vez crecía y ayudaba siempre a la gente de su comunidad siguiendo siempre la enseñanza de don Ricardo, y “sus agüeros” de la antigüedad a pesar de tener buen dinero seguía estudiando y era responsable con sus tareas, doña maría la vieja amiga de su padre le daba buenos concejos, aunque de vez en cuando se sentía solo y le entraba esa nostalgia de esos momentos, inolvidable que disfruto con su padre ,en resumen la vida de juan fue como la de otros niños, el dice que desde el cielo su padre lo cuida y siempre por las noches y por las mañana hace una oración por el, para que papa Dios cuide de el y de su padre también se pregunta

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