Código Penal

De un tema puntual abordado por el profesor Dr. Roberto Gargarella, cito textualmente: "?art. 213 bis del Código Penal, que refiere al delito denominado de ´prepotencia ideológica´ y que se dirige contra quien ´comete, organiza o toma parte en agrupaciones que tengan por objeto principal o accesorio imponer sus ideas o combatir las ajenas por la fuerza o el temor´".

Vana suerte de conocer que existiría el modo de terminar con gobernantes que continúan utilizando tales mecanismos (entre otros) para asegurar su erosiva permanencia en el poder.

¿O acaso presionar a los empleados provinciales de planta temporaria, contratados, practicantes, becarios y desempleados no es manejar voluntades por la fuerza del temor? ¿O no es incluso bastante más que eso?

Actualmente -como en la última década- se comenta el incesante desfile de empleados públicos neuquinos llamados a los despachos de obsecuentes funcionarios que imponen la colecta de avales, la asistencia a actos, la concurrencia a las urnas y (obviamente) por quién votar. Lamentable postal preelectoral que -a la vista de todo el mundo y con el descaro que exhiben los vulgares sinvergüenzas- implica el uso de sueldos oficiales, oficinas públicas, teléfonos, equipamiento informático, vehículos, combustible, etcétera, lo cual añade a la prepotencia ideológica -por lo menos- el uso indebido de dineros públicos y el incumplimiento de deberes de funcionarios y empleados del Estado.

Pero ¿ante quién denunciaríamos ésos u otros delitos de códigos devenidos en insólitos catálogos? Con inversa pedagogía, funcionarios partidarios, fiscales y jueces neuquinos han grabado en la memoria colectiva imágenes escandalosas y "aleccionadoras". Y así, más que el nombre de figuras penales, quedan claras la noción de un "Estado de bienestar" hecho inviable y atacado por quienes debieran garantizarlo y la medida en la que el acostumbramiento a los delitos cometidos desde el Estado va corrompiendo el sustrato moral de nuestra sociedad.

Andrea Lopetegui

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