De No Creer A Vivir De Sustos

un día los padres de la niñas tenían que ir a hacer unas vueltas y decidieron dejarlas solas pero antes les dijeron que no le abrieran a nadie porque no era seguro, los padres salieron de la casa y enseguida alguien golpeo la puerta. Las niñas creyeron que eran sus padres pues no hace mucho habían salido y ese loco dio a parar en la casa y que cuando las niñas abrieron la puerta el loco sin pensarlo las violo y luego las mato. Los padres al llegar y al ver a sus dos hijas muertas se derrumbaron, y ambos al cabo del tiempo no resistieron y se suicidaron.

La inocente Mercedes estaba aterradora, corrió a la casa y le contó a su esposo lo que la vecina le había dicho y Jose Luis era tan terco que no le paro bolas al asunto, dijo que eran chismes que se había inventado la gente. Llegó la noche y todos se fueron a dormir, a la medianoche empezaron a dar golpes en la puerta, eran fuertes y repitentes y Mercedes asustada le dijo a Jose Luis que bajara y revisará, él bajo y abrió la puerta pero no era nadie, subio y se acostó pero volvieron a golpear, bajo y abrió la puerta y nuevamente no era nadie; a la tercera vez ese golpe saco el malgenio de Jose Luis y desde entonces no se volvieron a presentar.

En el transcurso de la mañana y la tarde no había ocurrido nada, y al llegar la noche empezaron nuevamente los golpes. Jose Luis estaba escandalizado pero no hizo nada, luego en vez de golpes en la puerta se escuchaba como si estuvieran corriendo los muebles y bajo nuevamente pero no había nadie, a la segunda vez estaba convencido de que habían sido sus hijos los que habían estado molestando y fue a los cuartos para asegurarse, pero todos estaban completamente dormidos. A la madrugada, se escuchó su sonido favorito, “ el golpe en la puerta”, afanado bajo para ver quien era el que lo había estado despertando esas dos noches entonces abrió y era una niña.

Jose Luis con una corazonada le pregunto como se llamaba y que porque estaba sola a esas horas, ella solo le dijo que si le podía le podía dar un vaso de agua, Jose Luis no sabía si creerlo, un niña de doce años aproximadamente a altas horas de la noche y sola no era lo más conveniente; la hizo seguir y la niña se sentó en una silla. José Luis iba por el vaso de agua y mientras pensaba sobre la historia que le había contado su esposa y planteó que si la niña cogia el vaso era porque era real, pero que si se lo daba y caía al piso era porque esa niña era el dichoso fantasma de la casa. Le dio el vaso y lo agarró pero aún así no paro esa corazonada en su pecho y decidido le pregunto que si se llamaba Sofia y ella mirándolo a los ojos, le respondió con un fuerte y aterrador ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

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