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EGO, EL PEOR DE TODOS LOS ENEMIGOS


Enviado por   •  16 de Agosto de 2014  •  Informe  •  1.800 Palabras (8 Páginas)  •  186 Visitas

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EGO, EL PEOR DE TODOS LOS ENEMIGOS

on abril 3 | in Sin categoría | by Jose Fernandez | with No Comments

Muchos confunden tener una buena autoestima con poseer un gran ego. Pero no es lo mismo, y para los ejecutivos se trata de una confusión tremendamente peligrosa.

Cuando tenemos un ego desmedido centramos todo lo que sucede a nuestro alrededor, vemos y entendemos al mundo en relación a nosotros mismos. Quienes llevan esto al extremo son medicamente descritos como narcisistas, personas que convierten esta conducta en una verdadera manía, en la que son absolutamente intolerantes a las críticas, carecen de reflexión sobre sí mismos, y desdeñan los sentimientos de los demás.

El egocentrismo abunda en el mundo ejecutivo y conlleva muchas dificultades para quienes lo padecen. Distorsiona la forma en que los profesionales ven y se relacionan con el medio ambiente, impide escuchar a los demás, entender que pueden existir otras formas de hacer las cosas, y cierra a los ejecutivos en una burbuja limitada de posibilidades que puede perjudicar seriamente sus resultados.

Cuando el ego es tan exacerbado disminuye también la capacidad de adaptación. Y me atrevería a decir que aquí es donde radica su mayor grado de peligrosidad, porque vivimos en un mundo en el que los cambios se producen de manera acelerada y constante. La mejor forma de lograr resultados varía de una industria a la otra, en los diferentes ámbitos de una empresa, e incluso en un solo cargo. Porque así como el mundo evoluciona, lo hacen también las compañías que entienden la necesidad de innovar para no quedar obsoletas. Por ello necesitamos ser personas flexibles.

Cuando tenemos un ego muy grande nos volvemos todo lo contrario, creemos que las cosas funcionan de una sola manera (la que conocemos) y nos cerramos a aceptar e instaurar mejoras o nuevas formas de hacer las cosas. Esto no es una teoría abstracta, lo veo constantemente.

En la realidad se traduce en ejecutivos que son durante un periodo de tiempo muy exitosos, pero que luego, al ser cambiados de espacio de trabajo o de empresa, se cierran en la forma que ya conocen de hacer las cosas y no funcionan ni logran repetir los buenos resultados que tuvieron en un momento anterior. Sucede mucho también cuando los golpea una crisis y se ven obligados a salir de su zona de confort, entonces se dan cuenta de que todo lo que sabían ya no es válido, y no saben qué hacer.

Un ego sobredimensionado limita la creatividad y la posibilidad de innovar, nos va atrapando en ideas preconcebidas del mundo y de nosotros mismos que nos impiden mejorar. Todos tenemos defectos y nadie puede tener todas las respuestas. Aceptar que somos seres humanos imperfectos y que siempre podemos seguir aprendiendo nos permite generar el espacio necesario para salir de la trampa del ego, y descubrir y potenciar nuestros talentos. Esa es una de las claves para tener éxito en nuestra carrera.

EL CEREBRO EMOCIONAL

El cerebro humano está formado por varias zonas diferentes que evolucionaron en distintas épocas. Cuando en el cerebro de nuestros antepasados crecía una nueva zona, generalmente la naturaleza no desechaba las antiguas; en vez de ello, las retenía, formándose la sección más reciente encima de ellas.

Esas primitivas partes del cerebro humano siguen operando en concordancia con un estereotipado e instintivo conjunto de programas que proceden tanto de los mamíferos que habitaban en el suelo del bosque como, más atrás aún en el tiempo, de los toscos reptiles que dieron origen a los mamíferos.

La parte más primitiva de nuestro cerebro, el llamado'cerebro reptil', se encarga de los instintos básicos de la supervivencia -el deseo sexual, la búsqueda de comida y las respuestas agresivas tipo 'pelea-o-huye'.

En los reptiles, las respuestas al objeto sexual, a la comida o al predador peligroso eran automáticas y programadas; la corteza cerebral, con sus circuitos para sopesar opciones y seleccionar una línea de acción, obviamente no existe en estos animales.

Sin embargo, muchos experimentos han demostrado quegran parte del comportamiento humano se origina en zonas profundamente enterradas del cerebro, las mismas que en un tiempo dirigieron los actos vitales de nuestros antepasados.

'Aun tenemos en nuestras cabezas estructuras cerebrales muy parecidas a las del caballo y el cocodrilo', dice el neurofisiólogo Paul MacLean, del Instituto Nacional de Salud Mental de los EE.UU.

Nuestro cerebro primitivo de reptil, que se remonta a más de doscientos millones de años de evolución, nos guste o no nos guste reconocerlo, aún dirige parte de nuestros mecanismos para cortejar, casarse, buscar hogar y seleccionar dirigentes. Es responsable de muchos de nuestros ritos y costumbres (y es mejor que no derramemos lágrimas de cocodrilo por esto).

EL SISTEMA LÍMBICO O CEREBRO

EMOCIONAL

El sistema límbico, también llamado cerebro medio, es la porción del cerebro situada inmediatamente debajo de la corteza cerebral, y que comprende centros importantes como el tálamo, hipotálamo, el hipocampo, la amígdala cerebral (no debemos confundirlas con las de la garganta).

Estos centros ya funcionan en los mamíferos, siendo elasiento de movimientos emocionales como el temor o la agresión.

En el ser humano, estos son los centros de la afectividad, es aquí donde se procesan las distintas emociones y el hombre experimenta penas, angustias y alegrías intensas

El papel de la amígdala como centro de procesamiento de las emociones es hoy incuestionable. Pacientes con la amígdala lesionada ya no son capaces de reconocer la expresión de un rostro o si una persona está contenta o triste. Los monos a las que fue extirpada la amígdala manifestaron un comportamiento social en extremo alterado: perdieron la sensibilidad

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