EL PROBLEMA DEL HOMBRE

Los hijos y la superación de la muerte.

La paternidad y la maternidad pueden ser vistas como un modo de perduración, vista esta perduración como continuidad del hombre. Este problema de la perduración mediante los hijos es especialmente visible en las personas solitarias, como monjas o curas, los cuales no pueden dejar su huella con un hijo de su sangre.

Otro modo de perduración es el de los “hijos espirituales” estos son personas, que sin tener un lazo de parentesco, se acercan de un modo espiritual a personas de mayor edad de las que obtienen conocimientos sobre la vida. Imparten una doctrina, una teoría sobre la vida y dejan conocimientos, enseñan modos de actuar, e incluso influyen en su personalidad.

También pueden ser hijos carnales y espirituales al mismo tiempo, esto no es otra cosa que cuando un hijo carnal hereda rasgos de personalidad, formas de pensar, de actuar, de sus padres biológicos, que harán todo lo posible para que esto sea así.

La persistencia en el recuerdo de los demás.

Otro modo diferente de perdurar en el mundo es el de vivir en el recuerdo de los demás. Es en el recuerdo de los más próximos, en estos el recuerdo se encuentra eternamente por lo que influye sobre sus actos.

En un largo plazo, la historicidad también hace perdurar al hombre, para ello sus obras deben dejar huella en la humanidad para alcanzar así la gloria. Aunque tratase de conseguir la gloria con sus obras, estaba en contra de la idea de la gloria efímera, pasajera. Unamuno siempre trato de intentar que su obra perdurase para así poder quedar reflejado y así poder perdurar a lo largo de la historia. Para ello refleja su yo más íntimo en los personajes de sus obras. Todas estas ideas las recoge Unamuno del quijotismo que siempre le acompaño, ya que veía en Don Quijote un reflejo de su propia vida y de su yo, un arquetipo que encarna al espíritu del pueblo y una alegoría para esbozar su pensamiento filosófico.

Unamuno cree que el exceso de la búsqueda de la gloria que buscan algunos es un problema que proviene del hecho del miedo a la nada, a esto le da el nombre de erostratismo.

A pesar de todo esto, Unamuno acaba dudando sobre la idea de la pervivencia mediante su obra, ya que lo que perdura no es su “yo” sino su nombre.

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