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El Aborto


Enviado por   •  12 de Marzo de 2014  •  779 Palabras (4 Páginas)  •  202 Visitas

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Un debate sin discusión

Al abordar un tema como el del aborto, surge una complicación que lo hace actualmente irresoluble. Esta complicación es de índole filosófica, o mejor dicho, epistemológica. Para los que están en contra del aborto el asunto se remite a una cuestión natural evidente: lo que hay en el seno de una mujer embarazada es un ser humano, más aún, es su propio hijo. Esto es obvio y basta con una observación primaria para ratificarlo. De ahí que los grupos pro-vida sustenten sus campañas en enseñar cómo es un feto de doce semanas, por ejemplo, o en mostrar la evolución del embarazo desde el momento de la concepción hasta que llega a término (para visualizar la continuidad de la vida): informan también desde qué semana el corazón late, en qué semana se forman los distintos órganos y, sobre todo, en qué semana «se parece a un bebé». Desde su punto de vista, es evidente (es decir, no discutible) que enseñando un muñequito a un parlamentario, éste no va a tener más remedio que reconocer la verdad. Quedan, pues, perplejos y desanimados al comprobar que todos sus esfuerzos son en vano, pues ni el parlamentario ni la ministra del ramo «reconocen» ahí a un ser humano (aunque tal vez sí a un ser vivo, rizando el rizo de la incongruencia, como bien explicó en un brillante artículo el filósofo Alejandro Llano1).

Por contra, quienes se declaran partidarios del aborto sostienen su punto de vista en la negación. Está claro que eso será un ser humano en un momento dado, pero aún no lo es. Determinar cuál es concretamente ese «momento dado» se convierte entonces en el quid de la cuestión. Algunos afirman que será humano cuando nazca (sería mejor decir, si nace); otros dicen que lo será a partir de la semana 12, otros que a partir de la 24 y, en general, cada cual pone la fecha según su gusto o la costumbre de su país. También se utilizan abundantemente prefijos para remarcar la potencialidad de ese ser: el más conocido es pre-embrión, pero hay ya quien habla de pre-humano. Finalmente, algunos, más osados, manejan también el concepto de viabilidad: un feto es verdaderamente humano sólo cuando es viable. Ello hace que la conversación derive en determinar por qué no es entonces legítimo eliminar a un ser humano ya nacido si de repente deja de ser viable (ancianos, enfermos, etc.). Se concluye entonces con un tajante «no es lo mismo», o se acepta que en realidad la eutanasia es una opción asimismo recomendable, para lo cual se disertará ampliamente acerca del concepto de vivir con dignidad y, por ende, de morir o matar con ella.

En este punto de la discusión, cualquiera puede ver que el acuerdo es imposible. Y lo es porque en realidad no es una discusión. En efecto, entre los dos grupos existe una brecha insalvable: los unos aceptan la observación como modo de conocer; los otros simplemente la niegan. La postura de los pro-vida es científico-racional,

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