El Albur
Enviado por • 9 de Abril de 2014 • Informe • 426 Palabras (2 Páginas) • 256 Visitas
El albur es parte de la idiosincracia del mexicano. El arte del revire es un ejercicio mental que involucra las frases en doble o triple sentido y la capacidad para enlazarlas en un discurso o diálogo que tiene coherencia.
Lourdes Ruiz, campeona nacional de albures, que además de vender ropa en Tepito, imparte cursos de albures, dice que "el albur es un ajedrez mental. Voy por la vida intentando joder al mundo, pero sin decir una sola grosería".
En el arte del albur no se valen las malas palabras o las frases en sentido directo. La magia está en vencer al rival con el ingenio. Los dichos se unen; la rima es digna de aplaudirse. No vale alburear al que no sabe, pues es una batalla desigual.
"Si no tienes casa, no te apures yo te invito a mi morada y ¡pásatela de pelos!".
Dice Octavio Paz en el Laberinto de la Soledad que el lenguaje del mexicano "está lleno de reticencias, de figuras y alusiones, de puntos suspensivos; en su silencio hay repliegues, matices, nubarrones, arcoiris súbitos, amenazas indescifrables".
"No te aprietes calcetín que te vas a descoser/ ¡Carne!/ Te arde, pero te va a gustar", se lee en el libro de Armando Ramírez Crónica de los chorrocientos mil días del Barrio de Tepito.
"El lenguaje popular refleja hasta qué punto nos defendemos del exterior: el ideal de la 'hombría' consiste en no 'rajarse' nunca. Los que se 'abren' son cobardes (…) El mexicano puede doblarse, humillarse, 'agacharse', pero no 'rajarse', esto es, permitir que el mundo exterior penetre en su intimidad", detalla Paz.
Alfonso Hernández, cronista de Tepito y director del Centro de Estudios Tepiteños de la Ciudad de México, afirma que el albur es una forma de rebeldía cultural, de desafiar a la imposición de un lenguaje culto (español), hacerlo propio y contraatacar al resto del mundo.
"El albur es la cábula de la poesía erótica, es el sismógrafo más fiel de la experiencia sexual, es la introducción del encabezado a quienes por tener muchos complejos, tienen pocos reflejos para entenderlo y responderlo", agrega.
El hojalatero social explica que "al no encontrarse documentados sus orígenes, se enorgullece de concebirse como una manifestación de carácter marginal, alterna y contracultural. Por lo tanto, el albur es un mordaz y soberano ejercicio de desobediencia frente a la cultura sometida".
"La principal fuente del albur es la picardía, cuya jerga popular se traduce en zancadillas verbales para satirizar el pudor manipulador y hacer un homenaje constante del habla gramatical de la barriada, con lo que también se reivindican los atributos de cada barrio", expresa.
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