El Diosero
Enviado por david220497 • 30 de Octubre de 2012 • 910 Palabras (4 Páginas) • 748 Visitas
Autor: Francisco Rojas González, cuentista, Premio Nacional de literatura 1944; 1904-1951.
Otras obras: Historia de un frac, Y otros cuentos, El pajareados, Sed, Chirría y la, celda 18, La negra Angustias, Cuentos de ayer y de hoy, Lola Casanova (cuentos); numerosos artículos de crítica literaria, y estudios antropológicos.
Género y corriente: Cuentos indigenistas. Estructura: Está compuesto por 13 relatos.
Sinopsis: Pese a que todos los cuentos de El diosero están dentro de la línea indigenista, es decir, son relato o pintura de ritos, creencias, formas de vida de ciertas comunidades, y de la psicología y comportamiento peculiarmente indígenas, pocos son los que se quedan en lo pintoresco; son más los que trascienden ese aspecto menos profundo.
Dada su variedad temática, podemos clasificarlos en: 1. Cuentos de personaje: "La parábola del joven tuerto" y "El diosero"; 2. Cuentos de situación: "Las vacas de Quiviquinta", "El cenzontle y la vereda", "Nuestra Señora de Nequetejé", "La cabra en dos patas", "Los diez responsos", "La plaza de Xoxocotla", y 3. Cuentos de costumbres: "La Tona", "Los novios", "Hículi hualula", "La venganza de Carlos Mango", "La triste historia del pascola Cenobio".
Nos apoyaremos en esta división para comentar los más representativos de cada grupo:
1. Cuentos de personaje. El más impactante es "El diosero", cuento que da nombre al volumen completo y literariamente uno de los mejores de éste.
El protagonista es Kai-Lan, "señor del caribal de Puná", gran sacerdote y cacique de los lacandones, personaje cuya misión y poder consiste en moldear "deidades doblegadoras de las pasiones, moderadoras de los fenómenos naturales que en la selva se desencadenan con furia diabólica, domadoras de bestias, amparo contra serpientes y sabandijas y resguardo opuesto a los hombres malos del más allá de los bosques". .
Un día se desencadena una terrible tormenta en plena selva lacandona. Kai-Lan fabrica un dios especial, pero éste es impotente para domeñarla. El agua todo lo invade y la tormenta sigue. El diosero, iracundo, rompe la obra de sus manos. Entonces elabora otro, un cuadrúpedo fabuloso con airosa cola de quetzal. Éste sí es poderoso y la tormenta cede.
El diosero lleno de orgullo, sale del templo y lanza alaridos de júbilo. "No hay en toda la selva uno como Kai-Lan para hacer dioses... Mató a la tormenta", dice el propio sacerdote.
El cuento termina con una visión poética, pues "prendido a la copa de un ramón, el arco iris esplende."
Pertenece también a este grupo, aunque con características más terrenas y con una indeleble carga de dolor, tristeza y ternura, "La parábola del joven tuerto`*.
Este relato, está lleno de ironía y de humor negro. Como
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