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El Modernismo, Ruben Dario.


Enviado por   •  16 de Enero de 2014  •  2.025 Palabras (9 Páginas)  •  511 Visitas

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El Modernismo Rubén Darío.

Materia: Español.

Maestra.

Nombres:

Fecha:

Grado: Grupo:

N.L:

Índice.

Prologo…………………………………

Biografía……………………………….

Poemas………………………………..

E

Sta antología de poemas sobre Rubén Darío busca dar importancia al trabajo de este artista hispanoamericano que vivió en la segunda mirad del siglo XlX.

Este escritor nicaragüense nació en el año 1867, su nombre completo es Félix Rubén García Sarmiento, cuando era empleado de la biblioteca municipal de Managua publicó su primera obra llamada ‘Epístolas’ y ‘Poemas’ viviendo en chile, publicó ‘Abrojos’ ‘Rimas’ y ‘Azul’ su importante obra dio lugar al movimiento poético del modernismo que significó una revolución en el lenguaje y el estilo poético. Al final de su vida se retiró de un monasterio.

Autor de ‘Cantos de vida y esperanza’ y muchas obras más.

Es importante preservar en nuestra cultura obras maestras como estas, tenemos que pasarla de generación en generación para que no se pierdan ni sean olvidadas, como Rubén Darío ha habido pocos.

Los invitamos a leer esta selección de poemas de Rubén Darío para que se deleiten con ellos.

De otoño.

Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué no canta ahora

con aquella locura armoniosa de antaño?

Ésos no ven la obra profunda de la hora,

la labor del minuto y el prodigio del año.

Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa,

cuando empecé a crecer, un vago y dulce son.

Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa:

¡dejad al huracán mover mi corazón!

Mía.

Mía: así te llamas.

¿Qué más harmonía?

Mía: luz del día;

mía: rosas, llamas.

¡Qué aroma derramas

en el alma mía

si sé que me amas!

¡Oh Mía! ¡Oh Mía!

Tu sexo fundiste

con mi sexo fuerte,

fundiendo dos bronces.

Yo triste, tú triste...

¿No has de ser entonces

mía hasta la muerte?

Margarita.

¿Recuerdas que querías ser una Margarita

Gautier? Fijo en mi mente tu extraño rostro está,

cuando cenamos juntos, en la primera cita,

en una noche alegre que nunca volverá.

Tus labios escarlatas de púrpura maldita

sorbían el champaña del fino baccarat;

tus dedos deshojaban la blanca margarita,

«Sí... no... sí... no...» ¡y sabías que te adoraba ya!

Después, ¡oh flor de Histeria! llorabas y reías;

tus besos y tus lágrimas tuve en mi boca yo;

tus risas, tus fragancias, tus quejas, eran mías.

Y en una tarde triste de los más dulces días,

la Muerte, la celosa, por ver si me querías,

¡como a una margarita de amor, te deshojó!

España.

Dejad que siga y bogue la galera

bajo la tempestad, sobre las olas:

va con rumbo a una Atlántida española,

en donde el porvenir calla y espera.

No se apague el rencor ni el odio muera

ante el pendón que el bárbaro enarbola:

si un día la justicia estuvo sola,

lo sentirá la humanidad entera.

Y bogue entre las olas espumeantes,

y bogue la galera que ya ha visto

cómo son las tormentas de inconstantes.

Que la raza está en pie y el brazo listo,

que va en el barco el capitán Cervantes,

y arriba flota el pabellón de Cristo.

LOS TRES REYES MAGOS

––Yo soy Gaspar. Aquí traigo el incienso.

Vengo a decir: La vida es pura y bella.

Existe Dios. El amor es inmenso.

¡Todo lo sé por la divina Estrella!

––Yo soy Melchor. Mi mirra aroma todo.

Existe Dios. El es la luz del día.

¡La blanca flor tiene sus pies en lodo

y en el placer hay la melancolía!

––Soy Baltasar. Traigo el oro. Aseguro

que existe Dios. El es el grande y fuerte.

Todo lo sé por el lucero puro

que brilla en la diadema de la Muerte.

––Gaspar, Melchor y Baltasar, callaos.

Triunfa el amor, ya su fiesta os convida.

¡Cristo resurge, hace la luz del caos

y tiene la corona de la Vida!

PEGASO

Cuando iba yo a montar ese caballo rudo

y tembloroso, dije: «La vida es pura y bella.»

Entre sus cejas vivas vi brillar una estrella.

El cielo estaba azul, y yo estaba desnudo.

Sobre mi frente Apolo hizo brillar su escudo

y de Belerofonte logré seguir la huella.

Toda cima es ilustre si Pegas o la sella,

y yo, fuerte, he subido donde Pegaso pudo.

Yo soy el caballero de la humana energía,

yo soy el que presenta su cabeza triunfante

coronada con el laurel del Rey del día;

domador del corcel de cascos de diamante,

voy en un gran volar, con la aurora por guía,

adelante en el vasto azur, ¡siempre adelante!

«SPES»

Jesús, incomparable perdonador de injurias,

óyeme; Sembrador de trigo, dame el tierno

pan de tus hostias; dame, contra el sañudo infierno

una gracia lustral de iras y lujurias.

Dime que este espantoso horror de la agonía

que me obsede, es no más de mi culpa nefanda;

que al morir hallará la luz de un nuevo día,

y que entonces oiré mi «¡Levántate y anda!»

TARDE DEL TROPICO

Es la tarde gris y triste.

Viste el mar de terciopelo

y el cielo profundo viste

de duelo.

Del abismo se levanta

la queja amarga y sonora.

La onda, cuando el viento canta,

llora.

Los violines de la bruma

saludan al sol que muere.

Salmodia la blanca espuma:

¡Miserere!

La armonía el cielo inunda,

y la brisa va a llevar

la canción triste y profunda

del mar.

Del clarín del horizonte

brota sinfonía rara,

como si la voz del monte

vibrara.

Cual si fuese lo invisible...

Cual si fuese el rudo son

que diese al viento un terrible

...

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