Ensayo Azul De Ruben Dario
Enviado por marlonnn • 8 de Agosto de 2011 • 2.374 Palabras (10 Páginas) • 2.310 Visitas
Azul de Darío
Cuento. Prosa
El Rey Burgués. (Prosa)
Había una vez un rey muy poderoso. Éste vivía en un gran palacio en una ciudad inmensa. Un día llegó al palacio un poeta pidiéndole comida; el rey le contestó que si hablaba comería. El poeta entonces comenzó a hablar del arte y de la poesía, de una forma rítmica, de tal forma que a la vez hacía poesía. Entonces, el rey preguntó a los que estaban allí qué hacer, y un filósofo le dijo que el poeta podía ganarse el pan tocando un instrumento en el Jardín de los Cisnes; y el rey así lo hizo. Cada vez que el rey se paseaba le daba un trozo de pan. Al llegar el invierno, una noche, en el palacio se preparó un festín, y el poeta, debido al frío murió, y nadie hasta el siguiente día se enteró.
Rey burgués: Este es un personaje lleno de glamour y acostumbrado a la buena vida que te da el dinero. Está acostumbrado a obtener lo que sea mediante su riqueza y se rodea de personajes que lo idolatran, para poder sentirse como un verdadero rey de las viejas monarquías. Tenía la cultura de la refinancia y no conocía las cosas verdaderamente cultas, por ello sólo encontraba diversiones y no el valor de las cosas.
El Poeta: Era una persona flaca y desdeñada a causa de lo que pareciera un largo viaje. Una persona muy inteligente y culta; llegando a entender suponemos que, aunque sea pobre, es una persona pura, limpia.
El Sátiro Sordo. (Prosa)
Un sátiro, rey de su selva, fue a “espiar” a Apolo que estaba tañendo su lira. Al ver la osadía del sátiro, Apolo le castigó dejándole sordo, de tal forma que no podía escuchar nada de lo que ocurría en su selva. El sátiro tenía dos consejeros áulicos: la alondra y el asno, que le ayudaban a entender las cosas que ocurrían en la selva. Orfeo, un poeta (que tañía su lira haciendo sonreír a todos los animales) espantado de la miseria de los hombres, quiso huir de los bosques, yendo a la selva del sátiro. Llegó allí con su lira, se colocó enfrente del sátiro y empezó a cantar. Cuando terminó su repertorio, le preguntó al sátiro si podía quedarse en su selva. Éste les pidió ayuda a sus consejeros. Finalmente, el sátiro le negó su estancia allí y Orfeo quiso ahorcarse, pero en lugar de quitarse la vida, se casó con Eurípides.
La Ninfa. (Prosa)
En el castillo de Lesbia, en la hora del chartreuse, en la mesa se encontraban seis amigos actores, la mesa estaba presidida por Aspasia. Lesbia comentó que le gustaban los sátiros, los seres mitológicos y las ninfas. Un sabio que allí se encontraba, habiéndose basado en hechos históricos pasados, les dijo que ya bastaba de tanta sabiduría, pues al él lo que le gustaban eran las ninfas, pero que no existían. Pero Lesbia decía que él sí las veía. Un día de primavera, mientras un amigo de Lesbia que vagaba por el laberinto del castillo, oyó un ruido, se acercó al lugar donde se había producido, y vio a una ninfa dentro de un estanque, salió de éste y se marchó corriendo por los rosales.
Después se reunió con los demás actores y Lesbia les dijo el amigo había visto una ninfa y que ella le estaba mirando. Todos quedaron asombrados, observando cómo se miraban.
El Fardo. (Prosa)
Cuenta que el tío Lucas, un viejo pescador, iba todos los días con su hijo de pesca. Vendían los fardos que pescaban, y si había buena venta, por la tarde también iban a pescar. Pero un sábado, por el reumatismo, el tío Lucas no pudo ir, y mandó a su hijo ir solo a la tarea diaria. Pescó muchos fardos, y en uno, el más grande, se colocó encima de él para poder acabar su tarea, atando una cuerda a éste, para así poder subir las redes y coger los últimos peces (estaba ya acercándose a la playa), cuando, de pronto, la cuerda se soltó del fardo, haciendo que éste cayera sobre el hijo del tío Lucas y éste, con el fardo encima, sobre el filo de la lancha, rompiéndole los riñones, desencajándole el espinazo y echando por la boca sangre negra. El tío Lucas lloraba abrazado al cuerpo de su hijo.
El velo de la Reina Mab. (Prosa)
Las hadas habían repartido todos sus dones; La reina Mab se coló por la ventana de su buhardilla y vio cuatro hombres, a uno le había tocado una cantera, a otro el iris, al tercero el ritmo y al último el cielo azul. El primero con Grecia en la cabeza, alababa a las venus y los dioses de ésta. El segundo protestaba, diciendo que para qué quería el iris, si después sus cuadros no se ponían en ningún sitio y tenía que cobrarlos más baratos. El tercero decía que pondría su alma en la gran ilusión de sus sinfonías, temiendo todas sus decepciones, y el último alababa las epopeyas y todos los elementos que la componían. Entonces, la reina Mab cogió su Velo de los Sueños y envolvió a los cuatro hombres, y desde entonces se piensa en el porvenir de los brillantes infelices y se oyen risas que quitan la tristeza.
La canción del oro. (Prosa)
Cuenta la historia de un harapiento que va vagabundeando por las calles hasta llegar a la “gran calle de los palacios”. En ésta, comienza a observar por las vidrieras, viendo todo lo que tienen dentro los hoteles. La noche se va echando encima, y el mendigo come un poco de pan para poder combatir mejor el frío. Comienza a cantar una canción, en la que siempre, al principio de cada oración dice: “¡Cantemos el oro!”. Es como un himno para él. En medio de la noche, el vagabundo y esta canción van haciendo eco, mezclando gemidos, ditirambos y carcajadas. Más tarde, cuando la canción terminó, pasó una vieja y él pidió limosna. Ésta le dio un mendrugo de pan duro, y el mendigo se fue por las sombras y las tinieblas, castañeando los dientes.
El Rubí. (Prosa)
Un gnomo está dando vueltas por el palacio diciendo q los hombres pueden hacer rubíes y zafiros. El cuerpo del delito estaba allí en el centro de la gruta, entonces, el gnomo cogió su cinturón y llamó a todos los gnomos, entre ellos el más viejo y maléfico: Puck. Tras las miradas de todos asombrados, Puck comenzó a contar la historia de cómo después de recorrerse las calles parisinas, vio cómo se hacía el rubí. También dijo que había cumplido una promesa: traer un rubí, y les contó la historia que le sucedió. Salió disparado de un volcán, al caer, vio a una bella mujer, la cogió, dio un golpe a la tierra y se la llevó. Mientras estaba dormida, Puck empezó a picar los rubíes; ya agotado, decidió irse a dormir, pero al rato despertó por un ruido, eran los gritos de la hermosa mujer; había intentado salir para buscar a su amado, porque entre ellos se comunicaban y había caído en los rubíes y
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