El Principe
Enviado por albertbu • 29 de Octubre de 2013 • 451 Palabras (2 Páginas) • 238 Visitas
1. La decoracion y las circunstacias
Nicolás Maquiavelo, aquel nombre conocido universalmente, aportó a las lenguas modernas: el sustantivo maquiavelismo (doctrina política emanada del libro El Príncipe) y el adjetivo maquiavélico (acción o actitud que ha sido maquinada con astucia, hipocresía y engaños).
Usualmente, la palabra maquiavélico se utiliza como sinónimo de ausencia de ética, de indiferencia moral, o de creencia en la premisa de que el fin justifica los medios (premisa que caracteriza a la metaética consecuencialista). Para MARITAIN, “el maquiavelismo es una filosofía de la política, que pretende establecer que la buena política es una política supramoral o inmoral y que por esencia debe hacer uso del mal”. El maquiavelismo, para este autor, “consiste en alcanzar el éxito y el poder por medio del mal; es irracional, revolucionario, salvaje, demoníaco y antidemocrático; y ante él debe responder la conciencia moral”. En la misma línea, dice STRAUSS que “Maquiavelo es un maestro del mal, un inmoral, un irreligioso, un blasfemo y un diablo”
El mismo nos evoca una época: el Renacimiento, una nación: Italia y una ciudad: Florencia
Época de transformaciones numerosas. El Renacimiento, periodo de la historia europea, caracterizado por un renovado interés por el pasado grecorromano clásico y especialmente por su arte. Pero lo más característico de esta época es la separación entre lo cívico y lo religioso. En él, se afirman los grandes estados monárquicos unificados: Francia, Inglaterra, y España; el factor más importante que permitió la difusión de la cultura y el pensamiento fue la invención de la imprenta, y como este hecho coincidió con el movimiento reformista, una corriente renovadora recorrió Europa.
“El complejo movimiento renacentista da lugar a una crisis ideológica que se detecta en el ambiente intelectual de la secularizada Europa posterior a las guerras de religión”. “La era de las técnicas, al servicio del hombre y de sus acciones, sustituye la era medieval de la contemplación, orientada y dominada por Dios, alejándose así de la disciplina católica para buscar su camino solo en una fecunda soledad”.
Tiempos de cambio en que el individuo decide utilizar todas sus facultades para obtener el control absoluto de un reino terrenal y gozar de todos los placeres que este ofrece. Aparecen a lo lejos leves rasgos de lo que describiría Nietzsche como el “superhombre”, en sí, una denominación que oculta verdaderamente un hombre puramente inhumano. La situación política italiana dual (llevada por la iglesia y el Estado) y establecida en torno a cuatro ejes fijos (Roma, Venecia, Milán y Florencia) es propicia para la gestación de esta nueva súper raza cuya expansión está por encima de los límites del bien y el mal. Para finales del siglo XV, inmersa en los crímenes resultados de esta naturaleza humana. Italia
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