El Telar De El Escritura
Enviado por danielsuarezrive • 5 de Septiembre de 2013 • 1.707 Palabras (7 Páginas) • 357 Visitas
EL LIMPIA VIDRIOS
UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA (UNAD)
CEAD PALMIRA
2012
EL LIMPIA VIDRIOS
TUTOR:
LUIS ALFONSO NIETO
UNIVERSIDAD NACIONAL A DISTANCIA (UNAD)
CEAD PALMIRA
SEPTIEMBRE 2012
TABLA DE CONTENIDO Pág.
INTRODUCCION………………………………………………………...4
OBJETIVOS……………………………………………………………….5
PREGUNTA y R// #1………………………………………………...6,7 y8
PREGUNTA y R// #2………………………………………………….8 y 9
PREGUNTA y R// #3……………………………………………………...9
CONCLUSION……………………………………………………………10
BIBLIOGRAFIA………………………………………………………......11
INTRODUCCIÓN
A partir del trabajo se dan a conocer las partes y elementos de una crónica “el limpia vidrios” se aprende a conocer los personajes, lugares, acontecimientos, la idea principal, inicio, desarrollo y cierre de una crónica.
OBJETIVOS
Establecer los parámetros esenciales para la realización de una crónica.
1. lea la crónica el limpiavidrios e identifique la introducción el desarrollo y el cierre.
EL LIMPIA VIDRIOS
Por: Miguel Mejía Vallejo
Cuántas cosas esconden las personas que trabajan en la calle, cómo es su vida, su “horario de trabajo” y sobre todo, que sienten cuando trabajan, cuando hay una moneda o cuando no. Ésta es la suerte de los que no han sido escuchados aún.
Más conocido como “Marquitos”, este pequeño se levanta muy temprano y alista todos sus útiles. Baja hacia la séptima y camina muchas cuadras hacia el norte, y en la calle 72 frente a un CADI, deja todos sus útiles de trabajo, cierra los ojos, ora y le pide a Dios que le vaya bien, pues no quiere quedarse sin un peso esta noche.
Sin saber matemáticas, pues no recibió educación alguna, sabe que tiene menos de un minuto (lo que dura el semáforo de la 72 de rojo a verde) para lavar los vidrios de los carros que pasan por esa calle. A él no le gusta mendigar, pues pedir limosna, “es como robar, pero decentemente” tal como afirma él.
El agua la tiene que sacar de una manguera donde riegan las plantas que adornan la Av. Chile, e inmediatamente la vierte en el balde que le tiene que durar hasta la noche. Es la primera vez que veo una persona, más aún, un niño que trabaja de 8:00 AM a 8:00 PM casi sin descanso, siempre solo, sin tener ni siquiera 15 minutos para almorzar, y con qué plata, si la gente lo desprecia.
La esperanza de este niño se enciende como el semáforo que ahora está en rojo, pero le dura tan poco, como el tiempo que dura el semáforo cuando está en verde. En pocos minutos, empieza a limpiar los vidrios de los carros, muchas veces le pitan o le echan el carro atrás (casi a punto de atropellarlo) para que no lo limpie, le suben la ventana y los conductores le miran su tristeza y su agonía al rogarle que le dé una moneda para que pueda comer por la noche. A cada rato, Marquitos se planta firmemente en la ventana del conductor y sin murmurar palabra, no alcanza a decir ni siquiera “por favor”, y los conductores lo niegan, lo ignoran; por eso, a veces toca lanzarse al limpia brisas de adelante, a veces al de atrás para que a los conductores les toque dar aunque Sea una simple moneda. Me pongo a pensar si Marquitos serviría para ser psicólogo.
Su tristeza queda por siempre impregnada en la ventana del conductor que a veces no tiene la conciencia de los niños de la calle, no tiene noción de lo que le sucede a Marquitos; entonces el pequeño se resigna, le agradece y con las manos vacías intenta con otro carro.
La suerte es la que gobierna ahora y el “no” abunda en las respuestas. Otro turno en el que no gana nada, otro turno en el que se irán las manos negras de trabajo, mientras los carros Mercedes, BMW y Volkswagen arrancan directo a Rosales, uno de los barrios más “playa” de la capital, o simplemente siguen la trayectoria por la séptima.
Y a la típica escena de película, empieza a hacer bastante frío, y aunque el pequeño limpiavidrios tirita por la noche helada, no es excusa para que huya de su misión y persiste en trabajar; espera que nuevamente el semáforo cambie a rojo para seguir trabajando, un nuevo trabajo, una nueva esperanza, y esta vez, muchos carros. De nuevo el balde, el limpiavidrios y su sonrisa. De nuevo la negación, el vidrio, los carros y la tristeza.
Ya se acerca la noche, y “Marquitos” solo recibió $500 pesos, seguramente es muy poco para los lectores de esta crónica, pero quinientos pesos le sirve para un Chocoreamos o unas papas de paquete.
Han pasado dos días y Marquitos no aparece en la calle, pareciera que se hubiera
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