El amante

Esta novela escogida, gira en torno a dos temas de suma importancia de los que solemos alejarnos, pero, sin embargo, Duras lo expone el uno al otro: el amor y la muerte. Estos dos conceptos, originalmente con una connotación casi divina, están subordinados a las pasiones mundanas que tienden a romper las reglas humanas: el miedo, la violencia, la humillación, la aceptación, la diversión y el disfrute, sentimientos que a menudo son contradictorios. El miedo es el primer elemento que muestra la relación del amor con la muerte. El segundo depende del primero. El personaje principal, interpretado por la joven Marguerite Duras, a menudo se describe dudando de sus propios sentimientos: no sabe si ama a los chinos o qué siente por Helena. El miedo, sin embargo, es lo que reconoce en sí mismo, en su hermano y en su madre: “Mi niño, de la vida llena de vida de ese hermano mayor plantada encima de la suya, [...]de ese hermano menor que sembraba el miedo en esa vida, miedo que una vez alcanzó su corazón y lo mató”.(Duras, 1984, p. 8)Humillación y aceptación. Dos puntos en uno: la familia de la niña se ve obligada a tratar con un chino rico. Según la novela, los dos hermanos se sintieron oprimidos por los chinos por dinero y estatus, y humillados por ser europeos pobres frente a un hombre rico y étnicamente inferior. Debe estar en contra de las leyes de la naturaleza. Sin embargo, no dudaron en comer de su mesa sin ni siquiera hablar con él. Esta escena es como un libro entero. Te hace pensar para qué seguir abogando por la construcción social si no funciona. La discriminación se basaba en la superioridad racial y, como los privilegios de clase, los poderosos detentaban el poder hasta ser decapitados, o en este caso, sin posesiones, pero la servidumbre y la dignidad volvían a Francia. Finalmente, el placer y la alegría se complementan, quedan vacíos el uno sin el otro. En su adultez la autora relata su aventura con el chino como una relación erótica, placentera y deseable sí, pero que no la repercutió gran felicidad (a la larga) más que un plato caliente y un chófer particular. Por otro lado, la alegría la encarna el hermano pequeño. No hay muchos momentos felices en la novela, casi todo está supeditado a elementos ya comentados.

No obstante, la alegría, la risa está en la niñez, a menudo cruel, por la pobreza, pero inocente: “[...]grita y ríe a voz en cuello. Tiene una risa dorada capaz de despertar a los muertos, capaz de despertar a cualquiera que preste oídos a la risa de los niños”(Duras, 1984, p. 23).La niña no es feliz porque ha perdido su risa pueril. Ha ganado el placer de la adultez, pero la pérdida de la alegría que supone el conocer los problemas del mundo son devastadores para todos los intrépidos aventureros que se embarcan en la vida adulta. En un momento dado la escritora admite que su

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