El cuento del trece.
Enviado por arii03 • 26 de Julio de 2016 • Práctica o problema • 2.238 Palabras (9 Páginas) • 253 Visitas
El cuento del trece
Érase una vez, una anciana, la cual tenía una “melliza” llamada
Emily cuya cara estaba quemada.
Un día una psicóloga cuyo nombre era Lucía, había decidido
visitarla porque la señora quería contar la historia de su infancia en
una casa muy grande, era el número trece, y se decía que estaba
encantada.
- ¿Señora, quiere empezar ya?- Preguntó Lucía a la señora.
- Si por favor, lo antes posible, el lobo esta a punto de llegar.-
dijo la señora
Era la casa más grande del pueblo, y en ella habían nacido
mellizas, pelirrojas pero muy crueles.
Los padres de aquellas niñas no se sabía donde estaban, así que
Adelain y Emily, que así era como se llamaban las niñas, tuvieron
que crecer junto con el tío Luís y la sirvienta Emma.
Crecían sin ningún tipo de educación, por lo tanto hacían lo que les
daba la gana.
Tenían la casa hecha un desastre, robaban comida de la despensa
y hacían muchas travesuras….
Una vez, cogieron el carrito del bebe de la vecina, con el bebe
dentro, y lo tiraron colina abajo.
Y como la vecina era una chismosa, decidió ir a decirles a los
padres de las niñas, lo que había sucedido.
Vio a las niñas en la entrada:
-¿Sabéis donde puedo encontrar a vuestros padres?-Le preguntó la
vecina a las niñas, las cuales estaban estiradas en las escaleras,
pintándose los labios.
Las niñas no le dijeron nada, permanecieron en silencio con la
mirada asesina.
-Mejor iré por la puerta trasera-observó la vecina
Cuando dio la vuelta y entró, estaba todo desordenado y no había
nadie, bajo al salón y una chica con un vestido blanco le golpeo en
la cabeza.
El médico, el cual era esposo de la vecina, la vecina, Emma, Luís y
por sorpresa Isabelle que iba de blanco (era la madre de las niñas)
y José (el padre) se reunieron para debatir lo que acababa de
suceder:
- ¿Y no serían las niñas?- preguntó el médico
- Ya te dije que estaban en la entrada- dijo la vecina
- ¿Iba de blanco? – preguntó Luís
- Sí, de blanco- contestó la vecina
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- ¿No será Isabelle? –preguntó el médico- ¿Fue ella quien te
atacó?
- Sí- mintió la vecina, con el fin de encerrar a la madre de las
niñas tan crueles.
Y el médico se encargó de que se llevaran a Isabelle al psicólogo y
traer a la casa una institutriz para enseñar a las criaturas.
José se deprimió al ver marchar a su esposa y no salió desde
entonces.
Al día siguiente, una muchacha llegó a su casa, la cual se llamaba
Granger, acompañada del médico.
- ¿Quiere descansar por hoy, señora? Le preguntó Lucía
- Sí, quiero pasar el mayor tiempo con mi hermana Emily, está
muy enferma-observó la señora.
- Está bien, seguimos mañana entonces-finalizó Lucía, y se fue,
pero se fue a la casa grande, la casa donde habían sucedido
todos los hechos.
Cuando entró, la casa seguía igual de desordenada, subió las
escaleras y justo cuando iba a abrir la puerta, el pomo estaba
girando solo.
Empezó a correr, y detrás había alguien persiguiéndola.
Tropezó con un mueble, se levantó y salió por donde había entrado.
Al día siguiente volvió donde vivían Emily y la señora para que
continuara con la historia.
- ¿Esta lista señora?- preguntó Lucía
- No, primero me tengo que tomar la medicación para mi lobo-
contestó la señora, la cual se bebió un jarabe y después,
empezó a hablar, sin previo aviso
Granger era la única persona que se había enfrentado a ellas, el
primer día puso candados en todas las puertas para que no
pudiésemos hacer lo que nos daba la gana.
Fueron a la despensa a por comida, pero no pudieron acceder
porque había un candado en la puerta.
Probaron a encontrar la llave, pero era inútil, fueron a la puerta
principal para salir a jugar, pero también estaba cerrada, probaron a
puñetazos y patadas, pero tampoco.
Y entonces con aquel ruido, llamó la atención a Granger, que aún
no había visto a las niñas y fue en busca de ellas, orientada por el
ruido.
-¿Niñas?- preguntó Granger.
Adelain se escondió rápidamente detrás de una columna mientras
que Emily permaneció quieta hasta que vino la institutriz.
- ¿Tú quien eres de las dos, Emily o Adelain?-preguntó Granger
- Emily-contestó la niña.
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- Tendrás hambre, ¿no pequeña?- observó Granger
Emily asintió con la cabeza
- ¿Por casualidad no sabrás donde esta tu hermana?- preguntó
Granger
Emily no dijo nada.
- Bueno, no pasa nada, tú y yo nos vamos a la cocina-dijo
Granger mostrando una llave.
Y se fueron.
Yo era más difícil de dominar, así que no fui a la cocina, y a la
mañana siguiente, cuando teníamos que acudir a clase de Granger,
me contuve.
Pero Luís me cogió y me llevo a la habitación donde Emily
esperaba, dibujando nuestra casa.
- Que bien que hayas venido, hemos empezado la clase
dibujando vuestra casa.- dijo Granger.
Y le ofreció un papel y un lápiz que cogí de mala gana.
- Te puedes quedar en el suelo si así te sientes más cómoda-
observó Granger.
Y cuando se dio media vuelta para escribir algo en la pizarra le
clavé el lápiz en la pierna a Emily.
-¿Por qué hiciste eso? preguntó Lucía.
-No lo sé-contestó
...