El erotismo en veinte poemas para ser leídos en el tranvía
Enviado por Trabajos Académicos Logos • 16 de Abril de 2017 • Ensayo • 2.862 Palabras (12 Páginas) • 502 Visitas
El erotismo en veinte poemas para ser leídos en el tranvía
El poeta argentino Oliverio Girondo (1891 - 1967) en su obra perenne Veinte poemas para ser leídos en el tranvía (1922) transgrede los temas cotidianos, aborda el tópico del erotismo y marca de forma relevante la vanguardia. Silvio Valderrama en su artículo académico titulado “Poesía de vanguardia frente a la modernidad”, expone referente al primer poemario de Oliverio Girondo lo siguiente: “Trazando todo el poemario, el erotismo funciona como un aspecto universal que conecta lo más sensible del ser humano con la avanzada del contexto moderno.” (Valderrama, p. 8) De manera relevante el erotismo permea cada uno de los poemas y genera una perspectiva sensitiva frente a procesos deshumanizadores que se llevan a cabo, funciona como acto violento que no hiere, sino que transforma al posicionarse sobre la forma convencional mediante un uso del lenguaje sutil. De esta manera Mónica Bueno en su trabajo “La escritura de Oliverio Girondo: la utopía de la vanguardia”, se pronuncia concerniente al lenguaje que Oliverio Girondo asume en su poemario: “El lenguaje poético (…) tiene esa posibilidad de excedencia que lo hace transponer el límite en el sentido Willgensteniano, logrando así "hablar de lo que no puede decirse" y aboliendo de este modo el silencio.” (Bueno, p. 3) En este proceso de expresar algo nuevo el poeta se actualiza frente a la realidad y conceptualiza su poesía mediante el tópico del erotismo en la mujer, con cautela y con precisión en medio de lo habitual utiliza la palabra en el momento justo. Sobre esta re-conceptualización de la mujer, Nélida Jeanette Sánchez en el capítulo cinco titulado “Tres iconos femeninos” de su tesis de maestría expresa que: “En el discurso poético de Oliverio Girondo, en todas las situaciones hay una “ridiculización del misterio femenino (…) dirigida a revalorar a la mujer como figura humana y no como una construcción cultural que debe ser sometida por el peso de esa misma tradición.” (Sánchez. p, 57)
Estos elementos eróticos se desplazan constantemente como se divisan en el poema “Rio de Janeiro” (1920): “El sol ablanda el asfalto y las nalgas de las mujeres” (Girondo, p, 36), la relación entre piezas opuestas, una industrial y otra natural, la mujer, en la cual se resalta un atributo carnal de esta, las nalgas. También se nota en este pasaje del poema “Apunte Callejero” (s.f.) ese erotismo concreto: “Pasan unos senos bizcos buscando una sonrisa sobre las mesas” (Girondo, p, 36), aquí no se sugiere, sino que se expresa puntualmente cuál es la respuesta que se aguarda frente a la presencia de los senos, unos senos que se les asignan la facultad de vista, la capacidad sensitiva, un órgano que es reconocido culturalmente como erótico, con una configuración sexual se personifican de manera netamente autónoma, de esta forma el sujeto portador de estos senos está incapacitado para ejercer control sobre sus acciones. Retomamos la idea de que el erotismo en un momento no tuvo la aceptación cultural, no obstante labores como la de Oliverio Girondo aprobaron que se hablara sobre ello, sobre esto en el libro titulado El Erotismo de Georges Bataille (1897 - 1962) se hace referencia de la siguiente manera: “Ya hace bastante tiempo que los hombres hablan sin temor, y por extenso, del erotismo.” (Bataille, p, 5)
En este poemario el erotismo se manifiesta como un zarpazo de felino y no como expresión vulgar, ni mucho menos con un lenguaje inculto, todo lo contrario, de forma sutil y tenue se filtra por los tuétanos de la cotidianidad y la sacude. A partir de lo expuesto anteriormente afirmamos que en Veinte poemas para ser leídos en el tranvía el erotismo se presenta constantemente en la cotidianidad y se nos muestra por medio de ella. En primer lugar, es indispensable que presentemos la definición de erotismo desde la panorámica de algunos académicos. En segundo lugar, expondremos cómo se exhibe el erotismo en varios poemas del primer poemario de Oliverio Girondo y cómo tiene una denotación notable en este. Para desarrollar lo propuesto anteriormente serán necesarios el uso de los poemas: “Paisaje bretón” (1920), “Café concierto” (1920), “Croquis en la arena” (1920), “Exvoto” (1920), “Sevillano” (1920) y “Biarritz” (1920). Con este trabajo procuramos sugerir una mirada crítica del erotismo como eje transgresor y propositivo en el poemario inicial de Oliverio Girondo.
Inicialmente, a modo de definición, encontramos a Georges Bataille y a su teoría del erotismo como elemento fundamental, el escritor francés alude a un componente sustancial para que el concepto erotismo se constituya plenamente: “Creo que el erotismo tiene para los hombres un sentido que la manera científica de proceder no puede proporcionar. El erotismo no puede ser estudiado sin, al hacerlo, tomar en consideración al hombre mismo” (Bataille, p, 6). El hombre prepondera, puesto que es quien contempla a la fémina como silueta destacada en su entorno, es quien permite y consiente la existencia de la mujer a través de la contemplación, de la cual emana lo erótico distintivamente a partir de sus atributos naturales que funda lo bello femenino, un criterio relativo a partir de cada criatura masculina, pero aquello que ha sido entregado por naturaleza es censurado por los adversarios de lo nato, y con un manto oculta a la vista lo bello y lo natural de la mujer, en el santiamén en el que se revela lo anhelado para el hombre, la carga sensitiva es tan hercúlea que fractura el juicio mesurado y conforma la contemplación soberbia y carnal, de modo que la observación es un sui generis imprescindible en el erotismo. Para Georges Bataille la mujer es consciente de todo lo reseñado anteriormente y se vale de ello para ultimar el ritual erótico a partir de la provocación: “Al ser los hombres quienes toman la iniciativa, las mujeres tienen poder para provocar el deseo de los hombres” (Bataille, p, 99), la provocación quiebra de a poco el cristal que se interpone entre el ser natural y el sujeto coaccionado. Gaston Bachelard (1884 - 1962) en La poética de la ensoñación sintetiza lo puntualizado precedentemente del siguiente modo: “Desde el momento en que una imagen poética se renueva en uno de sus rasgos, manifiesta su inocencia primera.” (Bachelard, p,13) La inocencia primera apunta a aquel rasgo natural que no ha sido estropeado por el hombre reciente, la renovación de lo erótico se da a partir de la insinuación de rasgos, ello concede que se restaure esa representación de modo íntegro. Octavio Paz (1914 - 1998) en su texto llamado La llama doble expresa lo siguiente sobre el erotismo y la poesía: “El erotismo no es mera sexualidad animal: es ceremonia, es representación (…) El agente que mueve lo mismo al acto erótico que al poético es la imaginación” (Paz, p, 10) En este sentido, lo carnal se presenta con ínfulas sosegadas, se desliga lo sexual de lo erótico, y se transmuta al panorama contemplativo, un culto matizado libidinosamente. Aquella imaginación a la que se hace alusión en los dos elementos se ve en la poética de Oliverio Girondo en la medida que el erotismo brota ligeramente de la lobreguez a la incandescencia del lenguaje, pero meramente concede unas briznas que sugieren un bosquejo, de allí parte la provocación por medio de la imaginación esto relacionado con lo que nos explanaba Georges Bataille anteriormente.
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