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El viaje de Ernesto


Enviado por   •  13 de Agosto de 2013  •  Ensayo  •  1.502 Palabras (7 Páginas)  •  398 Visitas

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El viaje de Ernesto, el protagonista de la novela, pasa por tres etapas. La corta estancia en Cuzco conforma la primera etapa del viaje iniciático de Ernesto; Cuzco es ciudad sagrada y centro del mundo en el que se unen cielo y tierra. La segunda etapa es el largo peregrinar del protagonista siguiendo los pasos de su padre por toda la geografía del Perú. La estancia en Abancay constituye la tercera parte del viaje del protagonista; Abancay romperá la idea del orden natural que Ernesto había aprendido con los indios, porque en esa ciudad aparecerá materializado el mal. La última etapa del viaje de Ernesto consiste en la vuelta a emprender el camino que lo integra con las sierras, los ríos y el pasado, pues ese será, paradójicamente, su futuro. Son dos los narradores que relatan los diferentes capítulos de la novela. Uno es el mismo protagonista que narra su historia interior, y el otro es el narrador que narra la historia global. Pero se trata de un narrador no del todo omnisciente, de una omnisciencia restringida que no cuenta más allá de lo que podría saber Ernesto.

Se ha vuelto común en la bibliografía señalar deficiencias en la organización de Los ríos profundos, inclusive entre aquellos que enaltecen su esplendor estético y la consideran la mejor novela de Arguedas. Pero lo cierto es que lo que menos le falta a esta novela es una estructura definida, ya que no sólo dispone de una, sino de dos. Paralelo al deambular por el Perú y al proceso de formación de Ernesto, se halla un sistema de planos que, a veces interpuestos entre ellos, dan la clave al verdadero significado de la novela.

En el primer plano se asemeja la biografía del autor con la vida de Ernesto, su alter ego en muchas de sus otras obras. Hijo de Víctor Manuel Arguedas Arellano (natural de Cusco) y de Victoria Altamirano Navarro, quedó huérfano de madre cuando contaba tan sólo con tres años de edad. Sin embargo esta orfandad le facilitó que estuviera al cuidado de los sirvientes indígenas, cuidado que se acrecentó al casarse su padre con Gimanesa Arangoitia, con la cual jamás congenió. Su padre, abogado errante, concedió la educación de su hijo a su madrastra. Pero Arguedas logró escapar del martirio que significaba vivir en la hacienda de ésta, refugiándose durante dos años en la hacienda de Viseca de su tío José Manuel Perea. En la cercana comunidad indígena de Utek', Arguedas viviría la época que recuerda como la más feliz de su vida. Esta etapa nutrió toda su existencia con imágenes idealizadas de integración con la naturaleza y una gran conciencia solidaridaria. Confirió al mundo andino rasgos de hogar, de vientre materno y protección paterna. Las figuras patriarcales de don Felipe Maywa y Victo Pusa condensarían en su memoria la plenitud humana y humanizante de Viseca y Utek' conforme se ve a lo largo de Los ríos profundos. Esta visión mágica, unitaria y animista del universo absorbida desde la niñez la integró en su obra como tema y materia de la narración así como también elemento estilístico del lenguaje narrativo.

El plano del pasado inca se halla en el reino de la memoria y está estrictamente atado al plano mágico-mítico, hasta el punto de confundirse. El escritor Clastro Klaren dice así: “La magia es el medio gracias al cual el ser humano puede intentar comunicarse y comprender el mundo que lo rodea y que apenas entiende”. En Los ríos profundos Arguedas presenta una visión del universo como un todo interrelacionado y el acercamiento mágico a ese mundo consiste en intentar descubrir los caminos subterráneos que se mueven entre los seres, las cosas y los valores espirituales. Sin embargo esta percepción integradora y panteísta no es compartida por todos los personajes de la novela, tan sólo por el pueblo indígena y por Ernesto, el protagonista “introducido” por una infancia pasada en el ayllu y en su quebrada madre. Esta magia es para Ernesto su guía vital y la encuentra en la memoria de las piedras vírgenes del muro inca, de donde capta al palparlas con sus manos la ternura y solidaridad de sus antepasados; la magia se encuentra de igual modo en los ríos, a los que otorga el papel de divinidad purificadora ya que es sangre que desciende de la sierra y trae consigo recuerdos de un pasado feliz. Esta magia también se apodera de su voz convirtiéndola en canto y de este modo pasa a formar parte del

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